Las maquinitas con muchas luces de colores y sonidos pegadizos llevan llamando nuestra atención desde tiempos inmemoriales. Cautivadoras como ellas solas, saben cómo engatusarnos la vista y el oído para echar una partida más tarde tras tarde, día tras día. Muchos géneros se han dado la mano con esa vertiente arcade que tanto nos apasiona, pero hay uno en especial que nos invita particularmente a superarnos: el rítmico.
Apretar los botones apropiados en el momento correcto sin perder la concentración es una tarea que puede llegar a suponer un desafío que aceptamos con gusto. Y es que nos gusta poner a prueba nuestro cerebro y su capacidad para componer la información visual y auditiva en movimientos inmediatos a los mandos. Por eso eastasiasoft y ZOO Corporation nos retan con su particular Beat Souls, un psicodélico juego musical cargado de luces y color.
El más veloz de la pista
Haber empezado hablando de las recreativas no es algo baladí. La naturaleza de los niveles sonoros frenéticos, junto a una combinación de botones a priori sencilla y su llamativa propuesta, ofrece un desafío a la altura de las circunstancias. A lo largo de sus 45 niveles, la dificultad de Beat Souls irá in crescendo, dándonos, por lo general, cierto tiempo para aclimatarnos a todas las mecánicas de las que debemos hacer uso en la pista.
Ahora bien, también existe la alternativa de aventurarse con la versión difícil de cada tema. Más velocidad, más almas que recoger y menos vitalidad será lo que encontremos, hecho que, sumado a la gran cantidad de elementos que encontramos en pantalla, impide que esta vertiente de los niveles sea apta para todo el mundo. Es más, es probable que acabemos con cierta sensación de mareo en las marchas más aceleradas.
Aun con todo, el título que nos ocupa suma hasta un tipo de juego más. Dejando a un lado el modo al que llaman explícitamente “arcade”, si nos quedamos con ganas de más, siempre podemos dejarnos embaucar por el modo infinito. Como su propio nombre indica, aquí no hay presente una línea de meta, sino que más bien supone una carrera de fondo para ver cuánto podemos resistir el ataque de las particulares almas que hemos de recoger. Idóneo para las personas más frenéticas, además, también cuenta con un ránking de puntuación.
Para gustos, colores
Independientemente de cuál sea nuestra forma de jugar, podremos elegir qué personaje controlar y beneficiarnos de sus habilidades. Aparte del personaje inicial que nos otorga ventajas en cuanto a la vitalidad, conseguiremos otros tres personajes una vez hayamos superado 10 de los 15 niveles en los que podemos enfrentarnos. De esta manera, si nuestra prioridad reside en obtener un combo completo o no recibir daños, podemos alternar entre los personajes y seguir poniendo a prueba nuestra fortaleza.
Asimismo, cada personaje al que nos enfrentemos estará relacionado con un género musical distinto, yendo desde un pop relajado para ir entrando en calor, hasta una música más electrónica o un rock desenfrenado. Esto también se refleja en el diseño de los personajes y en su ficha, que nos proporciona una suerte de descripción sobre la personalidad de cada personaje jugable, pero sin mayor relevancia.
Una onda de lo más vertiginosa
Lejos de ser un juego accesible, Beat Souls persigue el riesgo y la precisión a un ritmo trepidante. Concentrarnos totalmente en la melodía y ser uno con los movimientos es requisito indispensable para completar cada nivel y no quedarnos por el camino. Cualquier fallo puede suponer el cambio del éxito al fracaso, dada la pérdida de concentración y orientación que eso conlleva.
En resumen, Beat Souls es psicodelia pura. Nos invita a un ambiente audiovisual del que es más difícil salir cuanto más perfeccionista se sea, pero que, al fin y al cabo, tiene un principio disfrutable.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por EastAsiaSoft Limited.