El final es solo el principio. A lo largo de nuestra vida hay muchas cosas que terminan; algunas son enormes nimiedades, como los días, pero hay otras que dejan un profundo pesar, como las relaciones. En este sentido, cualquier tipo de pérdida significativa precisa de un período de adaptación a la nueva situación y, con ello, un nuevo comienzo, con sus pros y sus contras.
Este es un aspecto con el que los videojuegos han jugado mucho, valga la redundancia. Desde los post-game que añaden contenido narrativo hasta los futuros postapocalípticos, es frecuente que haya una gran ruptura, un cataclismo que marque un antes y un después no solo para los protagonistas, sino para la humanidad al completo. Pero si por algo se definen este tipo de aventuras es por la capacidad de resiliencia de los humanos y de cómo, aun con todo perdido, se puede seguir hacia delante.
Con la civilización diezmada y habiendo, incluso, abandonado la Tierra, Chicken Launcher nos propone empezar de cero en Marte con No Place Like Home, un título en el que nos transformamos, poco a poco, en seres autosuficientes al mismo tiempo que cuidamos y somos responsables con el planeta.
Por la preservación del medio ambiente
Tener un motivo para esperar con ciertas ganas el futuro, frecuentemente significa tener a alguien con quien avanzar juntos. Sin embargo, a veces no necesitamos estar físicamente con esa persona, sino tener la esperanza de volverla a ver. En el caso de No Place Like Home, llegamos a la granja de nuestro abuelo esperando el reencuentro, pero allí solo hay un pollo que habla y sabe más que Ellen, la protagonista, unos aparatos que iremos conociendo poco a poco e infinidad de desechos y escombros.
Lo primero de todo será adecentar el lugar. Armada con un potente aspirador, una suerte de lanzallamas de mano y un depósito de agua, Ellen tendrá el poder de convertir el vertedero en el que se encuentra en un hogar. Sin recursos naturales, la supervivencia se ve amenazada, y, aunque sea más sencillo dejarse llevar que actuar, si no damos un paso hacia delante nos vemos abocados a un paisaje sin belleza, sin luz y sin una pizca de vida.
Con esfuerzo y la unidad de aquellas personas que han logrado resistir los vaivenes de la existencia, no solo lograremos mejorar el entorno y la calidad de vida de sus integrantes, sino dar un segundo uso a todas esas montañas de basura y a algún que otro material de utilidad que se esconde entre las toneladas de plástico, cartón y mugre. A partir de este reciclaje, iremos construyendo más y mejor maquinaria con la que crear un ecosistema optimizado, en el que no se malgaste ni el más mínimo recurso.
La importancia de la sensibilización
Para salir victoriosos de este particular periplo que comporta No Place Like Home no estaremos solos. Por una parte, ese reducto de humanos supervivientes nos ofrecerán sus productos y mejoras para los utensilios a cambio de determinados materiales y alguna que otra fruta y verdura. Porque también tendremos que cuidar de nuestro propio huerto si queremos prosperar y hacer que nuestro abuelo esté orgulloso de nuestro trabajo haciendo de su granja un espacio habitable.
Y por otra parte, los animales también evitarán el sentimiento de soledad, sobre todo teniendo en cuenta que han conseguido sobrevivir mejor que nosotros. Además, aparte de lo recogido en el huerto y los desechos, los animales también nos ofrecerán una serie de alimentos, como por ejemplo huevos, esenciales para cocinar y canjear mediante el trueque. Y lo mejor de todo, es que podremos hacernos amigos de todas esas pequeñas criaturas, ponerles nombre e, incluso, acariciarlas.
No obstante, no todo es tan idílico como parece, pues unas máquinas hostiles querrán echarnos del nido que han hecho entre tanta suciedad. Lejos de suponer un mero obstáculo más en la reconstrucción de la granja, acabando con ellas ganamos una pila, necesaria para cargar la batería de una suerte de llamas mecánicas. Así pues, y una vez más, en Chicken Launcher no dan puntada sin hilo y todo lo que encontremos será de utilidad y podremos hacerlo servir durante más tiempo.
Las enseñanzas de un planeta B virtual
De esta manera, en No Place Like Home todo consiste en limpiar, recoger, cultivar e intercambiar, resultando algo similar a lo que podría ser el ciclo de la vida en cuanto a segundas oportunidades. Tomando el principio básico de reducir, reutilizar y reciclar, o lo que es lo mismo, la regla de las tres erres, el título que nos ocupa extiende el activismo medioambiental más allá del planeta Tierra, como fruto del más inerte de los futuros.
Quizá pasemos la mayor parte del tiempo recogiendo chatarra y residuos, pero es el primer paso para cumplir nuestra misión al mismo tiempo que ayudamos a los demás. Priorizar las acciones puede llevarnos un tiempo, pero una vez nos acostumbremos, todo fluirá como la corriente de un río. Al fin y al cabo, lo esencial de esta aventura es disfrutar del entorno y aprender a ser más eficientes en lo energético, siendo conscientes de cómo utilizamos los recursos que tenemos a nuestro alcance. Porque, a fin de cuentas, como en casa en ningún sitio.
Estas impresiones han sido realizadas gracias a una copia digital de PC facilitada por PressEngine.