Videojuegos sobre conducción ha habido cientos a lo largo de varias décadas, ya que el género de simulación de carreras siempre ha sido uno de los más importantes y populares. Tanto es así que hay muchas franquicias que han recibido una gran acogida por parte de los jugadores, y que han conseguido destacar tanto por la emoción de sus competiciones como por la capacidad de inmersión que ofrecen los bólidos, algo que ya se ha vuelto imprescindible en este tipo de propuestas.
Por ejemplo, Need for Speed fue una de las primeras en traer toda esa adrenalina, y mucho más adelante la saga Forza se convirtió en una de las mayorías referencias para con el género que nos ocupa. Si bien, hay una serie que ha logrado mantenerse desde finales de los años 90 y que sigue dando mucha guerra. Estamos hablando, por supuesto, de Gran Turismo, una de las apuestas más fuertes de la primera PlayStation que nos propuso unas carreras interesantísimas y cierta obsesión por la personalización.
Punto de encuentro familiar
El veterano Kazunori Yamauchi, creador de la obra que protagoniza estas líneas y fundador de Polyphony Digital, lleva mucho tiempo cincelando el mismo trabajo, el simulador de conducción «Gran Turismo», un videojuego de fórmula sencilla y técnica compleja que ambiciona capturar la belleza no sólo del entorno, también de la velocidad. De otra forma, no tendría razón de ser sin su querencia por los detalles, su pasión por el motor y su amor por los lugares de varias partes del globo terráqueo.
No cabe duda de que Gran Turismo ha supuesto un aporte enorme para entender el género de carreras deportivas, pues este sería muy distinto sin su presencia. Y Gran Turismo 7 no es solo una increíble aventura sobre cuatro ruedas. También porque en ciertos aspectos, como su sistema de progresión, la adaptabilidad a los gustos de cada jugador de la experiencia en general, la variedad de opciones para el juego en línea, y su espectacular apartado visual, lo convierten en uno de los mejores títulos que han cocinado los japoneses de Polyphony Digital.
Coffee, what else?
La necesidad de estar en calma es la respuesta a la falta de armonía entre mente, corazón y cuerpo. La razón nos exige más, el cuerpo no tiene aguante infinito, pero los sentimientos tampoco. Y avivar el fuego interno está bien, pero de vez en cuando hay que parar, enfocar, relajar y seguir. Por ello, tomar sin prisas nuestro café es como detener el tiempo en el momento exacto.
Gran Turismo 7 es quizá la mejor expresión de esto, puesto que nos ofrece un lugar que sirve como centro de todo, algo así como un “mapa del mundo”. Un lugar en el que además encontramos desde los emblemáticos carnets para sacarnos las licencias pertinentes hasta tiendas de coches y campeonatos de todo tipo. Una suerte de centro neurálgico que se convierte en un medio, que no un fin, para que el desarrollo siga su curso, y que durante los primeros compases forma parte de nuestra cotidianidad.
En eso consiste el Gran Turismo Café, el principal punto del desarrollo de la campaña para un jugador y que visitaremos de forma recurrente para incrementar nuestra colección de vehículos en el garaje.
Realismo en plenitud
Los bellos modelados de los juegos de carreras actuales, con coches licenciados reales y un nivel de atención al detalle sobrecogedor son, simplemente, el fruto de la evolución de uno de los géneros primigenios de los videojuegos. Después de todo, y a diferencia de los modelos humanos, aquí no hay un texturizado complejo o unas animaciones exigentes. No hay ese valle inquietante. Los juegos de carreras muestran escenarios y automóviles de una manera cada vez más realista y es emocionante ver como Gran Turismo 7 continúa con la fórmula de la serie asentada por las anteriores iteraciones existentes.
Concretamente, mejorando los modelos de coches y la fidelidad visual que vimos en el anterior juego de la serie, Gran Turismo Sport, para así dejarnos momentos que a nivel técnico rayan a muy buen nivel. Sí, no es tampoco un salto de calidad que vaya a dejarnos boquiabiertos, sobre todo si hemos jugado a otras propuestas como Forza Motorsport 7, que ya tenían un nivel muy alto.
Empero, los efectos de iluminación, además de ayudar a crear estampas realistas, facilitan también centrar nuestra atención en zonas concretas de la pantalla, optando por ese fotorrealismo con acabados de cine que ayudan a saltar el foso que separa el asiento del jugador de la cabina del piloto y que consigue que nos sintamos de forma efectiva dentro de la carrera.
También se ha puesto especial hincapié en los efectos sonoros, ya no solamente del rugir de los motores; también se ha mejorado la respuesta sonora de los neumáticos, la vibración de las lunas del coche e incluso el ruido del parabrisas funcionando.
¿Te gusta conducir?
Durante más de dos décadas, Gran Turismo se ha mantenido fiel a sus principios, para lo bueno y para lo malo. Si bien, lejos de castigar lo que en esencia se trata del mismo videojuego una y otra vez, lo cierto es que se trata de una auténtica pieza de orfebrería. Una suerte de idioma propio que comparte bases entre sus diferentes entregas a la vez que usa fonemas propios para cada uno de ellos, dándose de la mano con la inmersión.
Porque Gran Turismo 7 es eso y un ejercicio de historia que se hace especialmente manifiesto desde los primeros compases, dado que no hay carrera que no veamos sin que reverbere recuerdos de un glorioso pasado. Y aunque es cierto que no se disfruta tanto de esta propuesta si no se conoce su historia, la grandeza de sus legendarios coches es un más que agradable paseo en forma de claves sencillas mientras disfrutamos de sus vehículos adaptados para la competición.
A este respecto, llevándolos hasta el límite y buscando ese primer puesto. Al final, eso es lo que diferencia el éxito del fracaso a medida que ponemos pies en polvorosa.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Precision Spain.