50 años dan para muchas aventuras, grandes momentos y derrotas épicas en los salones recreativos. Después de todo, generaciones enteras han experimentado las ideas más locas y coloridas a cambio de un puñado de monedas. Desde las míticas cabinas de Out Run a las icónicas pistolas de Virtua Cop.
Recreativas que acogían potentes juegos de acción y flamantes cabinas con formas de coche, moto o nave espacial. Muebles que no pasaban desapercibidos, pero que nos conquistaron con lo que se mostraba en pantalla. Y lo mejor de todo: muchas compañías lograron dominar cada género en los que se embarcaron e incluso sentando cátedra con juegos experimentales, experiencias de vanguardia y combinaciones imposibles.
Una manera de disfrutar de los videojuegos que pese a que no atraviesa su mejor momento, se resiste a perder su encanto propio. Y si no, que se lo digan a títulos como Galacticon, un videojuego con el aspecto y las mismas sensaciones que atesoran las máquinas recreativas allá por la década de los 80. Un videojuego que rescata la imbatible jugabilidad y diversión de esos clásicos, además de la necesidad de querer conseguir la máxima puntuación posible para ver nuestro nombre, en tres letras, grabado en la pantalla.
Un videojuego protagonizado por una mortífera y legendaria criatura, mitad Dios, mitad máquina, que ha sido invocada para frenar el poder de la ambición del ser humano. Caracterizada por la mecanización en gran escala, el uso masivo de tecnología y el dominio corporativo, así como por supuesto, transversalmente, la explotación de recursos naturales, la humanidad se ha convertido en una especie de plaga que debe ser parada a toda costa.
Como aquellas recreativas que nos dejaron sin monedas…
Puede que los matamarcianos ya no sean como los que vimos en los años 80, dado que han contado con una transformación y evolución constante del concepto mismo de videojuego, pero hay algo realmente genuino en la obra que nos ocupa, su conservadurismo, ya que mantiene la atmósfera de los productos de antaño y también subraya con mucho acierto el valle de la desesperación, cuando el cambio parece imposible y nuestras posibilidades de victoria brillan por su ausencia. Es una obra que busca de forma desesperada una solución a nuestra soledad interior enfrentándonos a una fuerza prácticamente imparable.
Después de todo, es exigente de una manera muy distinta a la que podemos ver en juegos de acción más desenfrenados, y los desafíos que tanto profesa se basan en lo que se ha hecho antes, a través de una acción con dificultad creciente. De la misma manera, tiene en su haber fundamentos que apenas se han tocado en más de 30 años de historia y que tampoco necesitan ser cambiados, sobre todo en un terreno que a día de hoy se ha vuelto sumamente fértil, por ejemplo, la posibilidad de adquirir una serie de mejoras para hacer que esta suerte de periplo sea un poco más “asequible”.
Por lo demás, Galacticon hace un loable esfuerzo en procurar que se rentabilice un producto por medio de una buena duración. Si bien, tampoco debemos olvidar que el ensayo y error es una de las técnicas de aprendizaje más extendida y natural, una técnica que los shoot’em up tienen como máxima, pues su manera de entender el término “duración” viene auspiciada por una exposición que retrata la muerte como una musa ineludible.
En otras palabras, discutir sobre dificultad extrema es algo que le viene como anillo al dedo cuando hablamos de propuestas como la que protagoniza estas líneas.
Galacticon, un shoot’em up como los de antes
Muchas obras del medio han demostrado a lo largo del tiempo que el infierno, ese lugar de tormento eterno, existe para un puñado de valientes. A partir de una puesta en escena muy conservadora, Galacticon nos acerca a ese infierno gracias a un ejercicio de puro masoquismo, un gran lago de fuego administrado por hordas de naves enemigas que son capaces de someternos hasta convertirnos en cenizas. Asimismo, es la reivindicación de décadas de historia compuesta por un frenesí de disparos.
Una llama que manifiesta su pasión por avivar el género en cuestión y que ha acabado constituyendo la industria del videojuego.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Nintendo Switch facilitada por Flynn’s Arcade Publishing.