¿Quién no ha jugado a minijuegos en algún momento de su vida? Aparte de las páginas dedicadas exclusivamente a este tipo de “pequeño” entretenimiento, no son pocos los videojuegos que añaden cuantiosas horas de contenido con este aspecto secundario. Jornadas de pesca en las que cazar un pez digno de trofeo es una odisea, juegos de azar que pretenden acabar con nuestra paciencia y nuestro dinero o un rato entre fogones son solo unos ejemplos de en qué podemos volvernos expertos.
No obstante, también existe este tipo de ocio en miniatura en la vida real. Concretamente, si queremos pasar un buen rato con amigos o familia, pero sin hacerle la competencia a Tiger Woods o a Sergio García, las tardes en un minigolf son nuestra mejor opción. Aun con todo, aquí no hemos venido a montar ninguna competición, sino a aunar el arte del golf con el videojuego gracias a Golfie, el título de Triheart Studio que nos invita a echar una partidita al minigolf desde la comodidad de nuestra casa.
Un minigolf muy virtual
El mundo de los videojuegos nos ofrece alternativas que de ninguna otra manera podríamos disfrutar. En el caso de Golfie, se ven representadas, aparte del obvio apartado de golf, dos vertientes imposibles de compaginar con este deporte en la vida real: la del roguelike y la de los mazos de cartas.
Por una parte, el formato del videojuego nos permite obtener numerosas alternativas de niveles en un mismo sitio, sin problemas por el espacio o el esfuerzo que supone, si es posible, remodelar las pistas de golf tras cada ronda. En este sentido, el juego que nos ocupa se distribuye por niveles relativamente cortos y que iremos eligiendo cada vez que metamos la bola en el hoyo.Además, los escenarios, a pesar de distribuirse en varios grupos, varían cada vez que pasamos por ellos. Poniendo el ejemplo del ambiente playero, no nos encontraremos dos orillas del mar iguales, sufriendo sus obstáculos en una amplia variedad de posiciones.
Por otra parte, lo que confiere personalización en lo que a jugabilidad se refiere son las cartas. A modo de habilidades, podremos usar a nuestro favor hasta cinco de estos elementos para facilitarnos el camino hasta el hoyo. Desde conferir más fuerza a nuestro movimiento o saltar, hasta colocar una pared que impida caernos al agua, el abanico de posibilidades se irá ampliando a medida que vayamos superando las fases.
Y todo ello complementado y reflejado en una serie de modos para sumar horas de diversión. Esto es, aparte de la partida típica con vidas en la que hay que calcular al dedillo cada golpe, existe una versión libre, sin posibilidad de game over ni ataduras de ningún tipo, un desafío diario cuyo atractivo reside en una clasificación mundial de todas las personas que han superado dicha ronda y, por último, un futuro modo multijugador que todavía no está implantado.
Pero con tintes cercanos a la realidad
Aun con todo, Golfie no deja de ser una adaptación del minigolf que podemos jugar en la vida real. Al igual que las competiciones, aunque personalizable, sigue una ruta a lo largo de 18 niveles con un origen y un fin únicos. Asimismo, también contamos con un número de golpes que marca los movimientos en los que se debería completar el nivel, y que nos hará ganar unas monedas si hemos logrado una puntuación bajo par.
Unas monedas canjeables en la máquina expendedora situada en algunos niveles y que tendrán la misma función que los cristales: dotarnos de habilidades y mejoras de un solo uso. Ambos son objetos que podremos golpear para recibir rasgos beneficiosos como cartas especiales, modificaciones del números de golpes que marca el par u objetos como un imán para recoger, a su vez, más monedas de las repartidas por el escenario.
Sin embargo, si hay algo en lo que difiere este videojuego de la vida real es que si antes hablábamos de vidas, Golfie nos penaliza con una oportunidad menos por cada golpe sobre par y por cada vez que nuestra bola cae al agua o a la lava, siendo esto lo que pone fin a nuestra partida si agotamos las siete vidas disponibles. Y al mismo tiempo, este minigolf interactivo está todavía en una fase de acceso anticipado, por lo que, como consecuencia, podemos encontrar algún bug que afecte a la jugabilidad e, incluso, al avance de nuestra partida.
Golfie: en busca del hoyo bajo par
Con una particular bolita personalizable con múltiples accesorios y colores, que incluso tiene expresiones en forma de emoticonos, Golfie nos permite ganar experiencia con cada fase superada y ver el resultado en una subida de nivel que nos da acceso a más y mejores cartas y objetos. En resumidas cuentas, brinda infinidad de contenido y diversión para todos los públicos, haciendo posible, así, abordar cada fase de diferentes formas según cuál sea nuestra intención y el rodeo que queramos dar.
Nunca es tarde para aprender la jerga del golf y perseguir tanto el hoyo en uno como las Águilas, Albatros o Cóndores, los pájaros de buen agüero que dan nombre a golpes bajo par. De lo que no cabe duda es de que en Golfie la precisión se convertirá en la mejor compañera en el cálculo del golpe perfecto.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PressEngine.