Ion Driver

En muchas ocasiones, hemos notado que nuestro pie está pisando a fondo y entre más rápido vayamos, mayor satisfacción sentimos sentimos. La velocidad, la adrenalina y el estrés que nos impulsan como seres humanos a realizar ciertas actividades. Y cuando estas características se unen en un vehículo, se desencadenan sensaciones que sin darnos cuenta nos producen placer y adicción. Tal es el caso del acelerador.

Sentir como comienza a avanzar el vehículo hasta tener la velocidad que deseamos, nos da un sentimiento de poder. Ya sea porque hayamos visto “Fast and Furious” varias veces y queremos proyectarnos o porque de verdad creamos que tendremos el poder. El poder de alzarnos con la victoria y el título de campeones.

En los videojuegos pasa algo similar, puesto que títulos como el que protagoniza estas líneas, Ion Driver, nos permite experimentar la subida de adrenalina y las velocidades superiores a 1000 km/h. A este respecto, trasladando toda la esencia de sagas como F-Zero y WipeOut en pos de ofrecernos una experiencia exigente desde los primeros compases, con una curva de dificultad tan endiablada como los picos de velocidad que atesoran los bólidos y que obligan al jugador a concentrarse al máximo. 

Una experiencia intergaláctica solo apta para los corredores más feroces de toda la galaxia en la que los diferentes competidores ponen en riesgo sus vidas a velocidades que desafían todas las leyes de la física.

El futurismo y el frenesí de las carreras

Dicho de otra manera, estamos hablando de un título de conducción arcade, muy simple y directo, que intenta emular algunas de las mecánicas y elementos vistos en las franquicias antes nombradas. Recogiendo el guante de lo que funciona en el género y fundiéndose con su propia mitología cuando ponemos nuestras miras en los diferentes personajes, la gente de Moon Whale Studio y Gammera Nest nos presenta con Ion Driver un videojuego rápido, solvente a nivel visual y con una variedad de circuitos y vehículos notable, cada uno con sus propias características.

El desafío es considerable, pero también es tremendamente satisfactorio. Técnica, pura habilidad y reflejos. En la mayor parte de las carreras, ganar estará en nuestra mano y dependerá de que lo hagamos todo bien. Y aun cuando aquí el objetivo es ser el más rápido, el que mejor toma las curvas y el que mejores tiempos hace, importa que al final tomemos las mejores decisiones para marcar el rumbo de la carrera. En este caso, se ha de saber adelantar y cerrar a nuestros rivales, ponernos delante de ese que viene con un turbo para aprovechar su «empujón» y frenarlo para tomar la delantera.

Dinámico y vivo, no hay dos partidas iguales en Ion Driver.

Velocidad, acción, vértigo y espectáculo. 

Pocos géneros en los videojuegos se han apoderado de nuestra imaginación con más fuerza que los juegos de carreras. Desde principios de la década de los 70 en adelante, los juegos de carreras de autos nos han transportado al reino de la fantasía y también nos han puesto en el asiento del conductor de máquinas de Fórmula 1 muy realistas.

No hace falta decir que integral a la experiencia de conducción—en la vida real o en un simulador— es el sonido. Aquellos que han tenido un interés pasajero en los deportes de motor y han visto cualquier carrera pueden dar fe del drama evocado por el rugido del motor. Y aunque en las carreras futuristas de Ion Driver no importa tanto esto último, consigue ofrecer a cambio la vertiginosidad de cada trazado, auténticas montañas rusas galácticas con loopings, trenzas, pendientes. Toda una experiencia que enfatiza el aspecto más arcade de las carreras.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por PlayStation Talents.

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