Beacon Pines

El terror cómo género suele reflejar con mayor o menor exactitud, la época de la que procede. Y por ese motivo, con frecuencia, se le atribuye a Stephen King el mérito de haber convertido el terror en una referencia cultural inmediata. Y es la novela “It” con su lóbrega y colosal atmósfera de cuentos de hadas macabro y su variedad de subtextos y análisis sobre lo que el miedo puede ser, el mejor ejemplo de esa intención literaria del escritor de crear una conciencia cultural más amplia.

No sólo se trata del potencial de la historia para ser espeluznante sino también, la búsqueda de King de brindar al miedo una dimensión por completo nueva. Una mirada hacia la naturaleza humana como fuente de todo tipo de horrores y monstruos, pero también, una reflexión sobre el temor como raíz esencial de la identidad del hombre.

Una apuesta arriesgada que también supera con creces Beacon Pines, una suerte de novela visual con elementos point and click que analiza el mundo infantil y el mundo adulto a través de un puente figurativo de dolores y pesares compartidos. Una apuesta en la que Luka y cía, protagonistas antropomorfos, comienzan a investigar los extraños sucesos acontecidos en Beacon Pines, una alegoría sobre la naturaleza “humana” tan o más inquietante que muchos de los misterios que hay arraigados. Una y otra vez, el pueblo se muestra como una percepción sobre esa visión de la luz y la oscuridad originario desde una concepción casi cósmica.

Elige tu propia aventura

Las personas al interactuar toman una serie de decisiones a través de palabras o expresiones que pesan. Los “sí y los “no” son la bitácora de vuelo para llegar a un destino, durante ese viaje llamado vida.

Aunque hay decisiones que se toman sin decir una sola palabra y aun así muestran de forma contundente su peso, el discurso silenciado lo conocemos a través de gestos, miradas, sonrisas y caricias, así como el llanto, los desplantes o berrinches. El silencio es el maestro que puede dejar una gran enseñanza a su paso.

La decisión una vez tomada no revira, lo que sigue es continuar, porque no se puede volver atrás. Dicho de otra manera, una vez que se toma una postura nada la cambiará por una sencilla razón: la fuerza tácita, única e inamovible que denota su poder, por tal motivo es recomendable ser impecable con las palabras, ya que al emitirlas se acerca el futuro al presente casi sin darse cuenta. Y obras como Beacon Pines ya nos aseguran que el peso de una palabra puede dar a la vida un giro inesperado.

A este respecto, usando los amuletos (medallones) que vamos encontrando en momentos clave de la historia para rellenar un espacio en blanco y transformar todo lo que venga después. Las posibilidades son múltiples; algunas elecciones son sencillas, otras sensatas, unas temerarias… y algunas peligrosas. Somos nosotros quienes debemos tomar las decisiones. Algo al estilo de “Elige tu propia aventura” ya que, si tomamos una decisión imprudente, podemos volver al principio y empezar de nuevo. En Beacon Pines no hay opciones acertadas o erróneas, sino muchas elecciones posibles.

Una tierna y tenebrosa fábula

Al final, lo que hace especial a Beacon Pines es la combinación de un mundo único que, a pesar de ser caracterizado por la oscuridad y el misterio, también produce una sensación de confort a través de sus encantadores protagonistas, música y paisajes sumamente coloridos.

Asimismo, hay un balance entre la inocente y cómica apariencia de todos los personajes y la desconcertante situación en la que se encuentran. Es por ello que el horror minimalista que construye Hiding Spot es lo suficientemente cautivador para atraer tanto a los más pequeños como a adultos. Un mundo claramente lleno de nuevas aventuras, pero no por ello falto de posibles peligros.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Xbox Series S|X facilitada por PressEngine.

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