Más allá de las variantes que puedan haber, el empalamiento consiste básicamente en que la víctima es atravesada por una estaca o elemento contundente.
Empalar ha sido desde el siglo XVIII a. C. una de las maneras más crueles y ejemplarizantes que han tenido los estados para asustar a los que subvertían de alguna manera el orden establecido en temas que consideraban principales. El empalamiento, en cualquiera de sus modalidades, ha sido utilizado por culturas muy diferentes en todo el mundo a lo largo de la historia.
Tanto la literatura como el cine y los videojuegos, han utilizado con frecuencia la terrible tortura del empalamiento. De hecho, una de las muestras más conocidas es la película «Holocausto caníbal» de 1980, que fue prohibida en varios países. Ahora bien, juegos como Impaler tampoco se quedan atrás, ofreciéndonos una aventura de acción en primera persona totalmente retro. Una aventura que a pesar de que hace frente a la vida en el clásico prisma por el cual o todo es blanco o todo es negro, también sabe como abordar el concepto de dualidad y su representación gráfica.
Vlad, el empalador
Partiendo de un estilo visual completamente retro e inspirado en los títulos de los años 90, la obra desarrollada por la gente de Apptivus nos da un simple cometido y una mecánica de juego bastante sencilla (la capacidad de invocar pinchos para empalar), pero que tiene más chicha de la que parece, dado que cada vez que superamos una zona en forma de arena, nos brindan una serie de recompensas, desde mejora de armas hasta nuevas habilidades.
Dicho de otra manera, Impaler nos ofrece un sistema de progreso lineal en el que avanzamos y conseguimos cosas, desde una suerte de experiencia personal ganada a base de superar combates hasta el desbloqueo de habilidades pasivas que nos permiten experimentar el juego de formas completamente nuevas. Pero que para que un sistema de progreso funcione, este debe resultar interesante. Afortunadamente, cada una de las habilidades que vamos potenciando es la solución óptima para eliminar a cierto tipo de enemigos.
Además, la técnica de tortura y ejecución que consiste en atravesar a los enemigos con una vara o estaca aguzada en sentido longitudinal, también tiene otras propiedades, pudiendo emplearla para construir barreras e incluso alcanzar terrenos más elevados.
El legado de DOOM
Con unas raíces mucho más antiguas de lo que la mayoría de los jugadores podría siquiera llegar a imaginar, la temática de los First-Person Shooter (FPS) está relacionada con la acción, en concreto, con disparar. Pero para la mayoría de nosotros, conforman un subgénero de videojuegos dentro del género de acción cuyo objetivo básico suele ser matar todo lo que se cruza por el camino y salir vivo.
Cuando echamos la mirada hacia atrás, recordamos los inicios de un género que ofreció una capacidad de diversión inalcanzable para otros géneros. Si bien, desde la década de los 90, este ha vivido una evolución constante que ha servido para escribir varias páginas de historia, al mismo tiempo que ha reinterpretado la manera de jugar a shooters, aportando mecánicas y experiencias nunca antes vistas. Empero, Impaler puede considerarse como un regreso a sus raíces, una monumental exhibición de cómo recuperar lo mejor de los 90 en un FPS que recuerda inevitablemente a DOOM o Quake.
En resumen, da lo que promete ofreciendo un ejercicio de retrospectiva y homenaje extremos, siendo un excelente heredero que nos obliga a estar en movimiento de forma constante para despachar a unas letales hordas salidas del averno.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PressEngine.