Hidetaka Miyazaki ha sido sin duda uno de los mayores revolucionarios del mundo de los videojuegos en los últimos años. Quizá el último director en elevar una saga entera a los altares de la leyenda. Su legado: un mundo de fantasía con el sabor trágico nipón, de inmensa jugabilidad, presentado a través arte del videojuego.
La propuesta no es nada sencilla: un juego de rol de gran dificultad, con una historia intrincada revelada a través de cada objeto, arma o anillo que se encuentra oculto en el bello mundo decadente de Dark Souls. La impresión general es la de un juego preñado de una mitología de tonos medievales, implícita y nada fácil de hacer propia, con decisiones morales constantes y complicadas, con personajes grises y con un final apoteósico.
Dicho de otra manera, el impacto de las experiencias que nos ha brindado FromSoftware es innegable, pues su combinación de características propias y la montaña rusa de emociones transmitidas a sus jugadores fue tal que marcó a toda la comunidad, convirtiéndose así en un título de culto. Sin embargo, dicho éxito tan beneficioso para la economía y la imagen de la compañía nipona parece haberse convertido en un tema recurrente que, como un espectro intangible, revolotea alrededor de todos los videojuegos que utilizan unas características similares a las de Dark Souls.
La sombra de un legado eterno
Un título medianamente difícil se transforma en “El Dark Souls de su género”, mientras que la sutil narrativa cada vez más presente en el ámbito de los videojuegos acaba siendo una ligera copia de lo que ya se vislumbró en el juego de FromSoftware. Si bien, Bleak Sword DX es, a nuestro parecer, una maravilla de experiencia, ya que utiliza esa oscura atmósfera tan arraigada a la saga anteriormente nombrada para combinarla con algo de sangre nueva. De este modo, a través de diferentes arenas de combate con un gran elenco de criaturas tenebrosas que no siguen un orden establecido, el componente que recuerda a Dark Souls se convierte en una bruma.
Una bruma apenas perceptible en una aventura tan culturalmente profunda como Bleak Sword DX. Pero, tras haber vivido la experiencia proporcionada por FromSoftware, esa neblina toma una forma más perceptible y esconde ligeramente las particularidades únicas de la obra de more8Bit. Al final, avanzamos en una obra de acción desenfrenada, pero también se nos permite visualizar tranquilamente los alrededores del personaje para conocer los estragos causados por la maldición de la legendaria Espada Sombría.
Esto, a su vez, no deja de ser una narrativa evocativa, la misma explicación sin palabras que encontramos en Dark Souls. Un tipo de acercamiento distintivo al videojuego que se potencia al máximo con obras como la que protagoniza estas líneas.
Un combate maravillosamente cruel
Y lo mismo ocurre con los combates contra los enemigos. No hay nada claro, ni se puede dar nada por supuesto al enfrentarse a cada enemigo. Evidentemente, tienen una serie de patrones de ataque y defensa, pero todos y cada uno de ellos tienen un comportamiento totalmente diferente, así como unos puntos débiles muy concretos que requieren paciencia para ser descubiertos y aprovechados en nuestro favor. Mención especial a los jefes finales, que para ser derrotados exigen una estrategia exigente y calculada de antemano.
En otras palabras: exige inteligencia al jugador. Y, además, lo hace continuamente, también para el desarrollo y mejora de nuestras habilidades a los mandos; para hacerle reflexionar sobre las decisiones que tiene que tomar, e incluso para evaluar constantemente los riesgos de poder morir. Porque cuando mueres, todo lo que has conseguido puede perderse. Y si después no puedes volver a alzarte victorioso, lo has perdido para siempre. Por eso, lo desafiante no es morir pocas veces, sino mantenerse vivo cuando más lo necesitas.
Es, en definitiva, Bleak Sword DX es un juego sin esperanza. Trágico en el sentido más puro de la palabra, porque no hay posibilidad para nada más. Un juego que se ríe del espíritu engreído (de forma real, no figurativa: hay personajes que se ríen de ti en tu cara), que humilla, que te derrota una y otra vez, y te vuelve a derrotar al final. Pero sin un sentido, sin un fin al que realmente puedas aspirar.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Cosmocover.