La captación de un determinado ambiente, en lo que se refiere a la iluminación, la composición de los diferentes elementos, el estilo de los mismos y la armonía del conjunto, es sin lugar a dudas, el aspecto más importante en la representación pictórica de una escena.
Dicho de otra manera, el ambiente es al espacio lo que el tono a la voz narrativa, y se puede decir que la atmósfera de A Highland Song, una propuesta que mezcla el sentido de la aventura con la necesidad de buscar una nueva vida, representa el clima emocional que sobrevuela una escena y que nos proporciona una descripción del espacio donde se mueve nuestra protagonista. Asimismo, nos proporciona otros aspectos, como las sensaciones que transmite y el estado de ánimo del personaje en ese momento. Así, podemos encontrar distintos tipos de sensaciones a medida que avanzamos en la aventura, desde una atmósfera asfixiante y surrealista, hasta una mucho más distendida y tranquila.
Una aventura que pone de manifiesto el siguiente dicho: El cambio es permanente y cada vez debemos adaptarnos a él con más rapidez. El cambio es elegir, el cambio es comprometerte e involucrarte, el cambio es hacer las cosas de otra manera, adoptar una visión más integral y holística y para llevarlo a cabo de manera efectiva hay que buscar cambios incrementales y descartar los cambios radicales. Dicho de otra forma, la obra que protagoniza estas líneas nos plantea que, en algunos momentos, nuestra rutina se nos hace cuesta arriba y nos planteamos si un cambio de vida radical sería la mejor solución. Ahora bien, ¿es realmente lo que necesitamos?
De ahí el sentido del viaje de A Highland Song, el cual también está compuesto de diferentes historias, mitos y secretos familiares que tendrá que descubrir Moira McKinnon, parte protagónica de esta propuesta.
Vivir sin miedo y hacer un cambio radical
El precio a pagar es que el desarrollo resulta, en ocasiones, muy lineal, ya que no hay demasiado espacio para la exploración, ni tampoco para el descubrimiento de diálogos ocultos o la resolución de rompecabezas, los cuales están centrados sobre todo en el accionamiento de ciertos eventos. Obviamente, tampoco permite la elección de sus posibilidades narrativas, y dentro de estas, el jugador tan sólo posee la libertad de la mirada.
En otro orden de cosas, la obra desarrollada por inkle Ltd nos permite recorrer su detallado y enorme mapa a través de una vista en tercera persona, algo que no es habitual en un Walking Simulator. Normalmente, la cámara, considerada como uno de los pilares de la experiencia de juego, tiene la peculiaridad de influir de forma directa en cómo experimentamos un título, dado que define cómo entendemos el escenario y qué cercanía tenemos con nuestra propia forma de percibir nuestro mundo.
En A Highland Song, nuestro paseo está supeditado a una narrativa progresiva articulada por pequeños rompecabezas u otros resortes consistentes en brincar y saltar por los valles al compás de la música, y que nos permiten avanzar en la trama para actualizar espacios antes prohibidos o imposibles de localizar. No obstante, esto no resta un ápice de importancia a nuestra actividad como paseantes y vagabundos de su universo lúdico. Un universo en el que también existen muchos peligros, desde dolorosas caídas hasta dormir a la intemperie, algo que lo aleja de otros walking simulator, donde no existe el riesgo de morir.
Tras las huellas del gaélico irlandés
En muchos casos, los Walking Simulator han apostado de forma deliberada por una narrativa totalmente enfocada en contar al jugador una sucesión de acontecimientos previamente diseñados, y concernientes a una única historia, y no tanto en ofrecer otras posibilidades narrativas videolúdicas ramificadas mediante decisiones o elecciones por parte del jugador.
Por suerte, por el camino podemos encontrar propuestas donde las historias emergen por sí solas a través de las dinámicas generadas por las interacciones del jugador. Historias como las de este A Highland Song y su afán por conducir al jugador por un camino que va de las hermosas panorámicas a los primeros planos, de un movimiento de cámara preciso, disfrutando de una visión muy amplia, rica y clara del paisaje (con sus verdes, piedras, animales, mar), de las casas… Una forma de expresión que da título A Highland Song.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Emily Morganti.