Los seres humanos nos regimos por una serie de ideas preconcebidas que no siempre reflejan fidedignamente la realidad. Está claro que para seleccionar la información relevante entre infinidad de estímulos que nos rodean, uno debe arriesgarse a dar por supuestas cosas cuyo resultado es prácticamente imposible de conocer. La cuestión es que los prejuicios existen en todos los ámbitos de nuestra vida, destacando el laboral y el personal.
Tanto es así, que en los videojuegos también se atisba este tipo de sesgo. No porque aceptemos o rechacemos jugar a un determinado título en función de su género, sino por aquello que damos por supuesto solamente con ver una imagen de ello. En el caso de AK-xolotl, es muy fácil caer en sus encantos debido a la aparente inocencia de un personaje adorable, un animalito –el ajolote– que tiene cara de no haber roto nunca un plato, pero nada más lejos de la realidad.
A través de una oleada de violencia, 2Awesome Studio nos deja muy claro que con la comida no se juega.
El ajolote violencias
Que secuestren a tu familia produce tristeza, pero que te roben la comida y pongan en peligro tu supervivencia trae consigo una ira homicida que solo se puede calmar dando su merecido a los artífices de semejante aberración. Por lo que el motor de la acción es usar el estómago (vacío) para conquistar (es decir, acabar con) los demás.
De esta manera, tomaremos todo tipo de armas para resolver un conflicto que no empezamos nosotros pero que es nuestro deber acabar. Y la mejor opción para ello es armarse hasta los dientes para no perecer en el intento. Así, contamos con un arma principal con munición infinita y una secundaria que varía durante la partida y no durará para siempre. Lo que sí perdura en AK-xolotl es la adaptación a nuestro estilo de juego, con la existencia tanto de armas de fuego como de cuerpo a cuerpo aptas para todos los gustos.
Del mismo modo, los enemigos también cuentan con armas de diversos tipos, lo que provocará que nuestros patrones de ataque muten para ser uno con el medio y atajar sus puntos débiles. Eso sí, en el título de 2Awesome Studio hay que dejar la pena a un lado, porque al igual que nuestro protagonista pertenece al reino animal, los rivales se distribuyen entre aves, reptiles y mamíferos varios sin pelos en el arma.
El avance de AK-xolotl tiene forma de rogue-like, en la que siempre elegimos la sala siguiente entre unas opciones que van desde conseguir nuevas armas secundarias o los distintos tipos de moneda del juego hasta recuperar vitalidad y ganar habilidades temporales, entre otros. Después de varios niveles, hará acto de presencia el jefazo de la zona, con combates encarnizados en los que es fundamental prestar atención a los patrones de ataque si queremos salir con vida. Ya con la victoria bajo el brazo, podremos tener el único –y breve– momento de relax en un pequeño campamento.
El estanque, un pequeño imperio
A pesar de la generación de tu propia partida y de la sensación de cierta dosis de control que confiere el rogue-like, lo cierto es que AK-xolotl consigue tenernos a los mandos en la búsqueda continua por el éxito a causa de otro aspecto más: su deje a bullet-hell. Un deje que se consigue a partir de las hordas de enemigos y del uso de los dos joysticks (en caso de jugar con mando), y que, por consiguiente, precisa de maestría para conseguir una combinación perfecta entre ataque y movimiento.
Aun con todo, se puede aplicar la máxima de que la muerte no es el final. Es cierto que si se consumen todos los corazones volveremos al primer nivel, pero no nos quedaremos con las manos vacías. Esto es, contamos con una base de operaciones que se irá enriqueciendo a medida que pasan las partidas. Por ejemplo, con tiendas en las que gastar las distintas monedas del juego (como galletas, queso o gemas) o con extras como una enciclopedia o un lugar donde cocinar tras haber recogido ingredientes a lo largo y ancho de los escenarios.
Esto último cobra especial relevancia al conseguir huevos de ajolote. De ellos saldrán bebés con distintos diseños, cuyas características y habilidades elegiremos en función del plato que cocinemos y le sirvamos cuando le demos el cariño suficiente –sí, you can pet the ajolote– y se convierta en adolescente. Pero si cambiar de piel no es lo vuestro y el ajolote principal es el “ajolito” derecho, siempre está la opción un tanto sangrienta de sacrificar a los pequeños retoños para conseguir mejoras permanentes y convertirse en el animal más mamadísimo del estanque.
Finalmente, si tanta rabia no va acorde a nuestros principios, AK-xolotl cuenta con dos modos de dificultad, que si bien el fácil nos allana el camino, también hereda una cierta exigencia cuando entra en acción.
La comida que aparezca
No os vamos a mentir: las apariencias a veces engañan. Y detrás de la adorabilidad de un pequeño ajolote se esconde la furia de alguien que no ha comido en varias horas y a quien, seguramente, le falten horas de sueño. Ante semejante descontrol, es normal que las cosas no salgan a la primera, por lo que en AK-xolotl, más que en la habilidad, todo reside en la paciencia que tengamos a los mandos, así como la perseverancia de crecer, especializarse y conseguir nuevos elementos que faciliten nuestra hambrienta tarea.
Si os ha picado el gusanillo de haceros a las armas más físicas, os gustará saber que AK-Xolotl cuenta con una Edición Normal y una Coleccionista de mano de Tesura Games, quien ha hecho tangible la obra de 2Awesome Studio y PlayStack como editora. Ya las tenéis disponibles para las plataformas Nintendo Switch, PlayStation 4 y PlayStation 5.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Tesura Games.