Los juegos de piratas no suelen surcar las aguas del mar del videojuego, pues hasta hace unos años no era sencillo conseguir que se vea y se disfrute acción a bordo de un navío de forma interactiva, pero no todo tiene porqué ser abordar barcos y combatir a punta de espada. Al fin y al cabo, hay algunos videojuegos con esta temática que han dejado una estela que todavía permanece.
Barcos fantasmas, mapas del tesoro, monstruos y una constante presión por mejorar el equipamiento de tu navío con más armamento o características que le permitan sobrevivir a cualquier obstáculo: juegos como Monkey Island, Assassin’s Creed IV: Black Flag o Sea of Thieves, son, sobre el papel la epopeya de cualquiera que soñase con surcar los mares a los mandos.
De no ser por todo esto, no tendríamos propuestas como Cat Quest III, un juego ambientado en el Gatoribe, un archipiélago fantástico de temática pirata repleto de Pirratas que buscan la Estrella Polar, un mítico tesoro que desapareció hace mucho tiempo. Al igual que pasadas entregas de la serie, estas diferentes expediciones que realizamos en busca del tesoro de marras, siguen un arco propio con tramas muy interesantes, a través del cual se nos transmite, gota a gota parte del mensaje troncal del juego: el valor de la amistad.
Surcando los siete mares
La propuesta jugable es la de RPG de acción y mundo abierto, aunque apuesta por unas mecánicas sorprendentemente minimalistas, y que funcionan a la perfección. Por ejemplo, el combate se continúa dando en tiempo real, con enemigos diseminados por el mapa y otros tantos pertenecientes a la misión que tengamos entre manos.
Por supuesto, nuestra aventura no estará únicamente sujeta a la misión principal, y no nos faltarán mazmorras y ruinas donde aumentar nuestra experiencia y encontrar jugosos botines. Asimismo, muchos de los elementos que encontramos en los escenarios tienen una o dos tipos de interacciones como mucho, clic izquierdo o derecho del ratón, y esto en combinación con el inventario, en el que vamos acumulando multitud de objetos con los que equiparnos, es suficiente para crear una intrincada aventura. Una aventura sumamente recomendable.
¿Es muy difícil Cat Quest III? Pues para un veterano del género curtido en mil batallas la verdad es que no lo es. Empero, el desarrollo siempre fluye, con un ritmo perfecto, y con una dificultad muy bien medida, algo que nunca es sencillo en este tipo de juegos.
Sin embargo, en esta aventura pesa más el viaje que el destino. Sí, el objetivo es encontrar la Estrella del Norte, un tesoro que desapareció tiempo atrás, pero lo que se disfruta de verdad es lo que pasa por el camino. El mero hecho de navegar es un ejercicio cooperativo en el que hay que moverse constantemente, estar pendiente del mapa y no perder el rumbo. Simplemente navegar ya es divertido, pero durante nuestras travesías nos encontraremos con numerosos obstáculos que esquivar, otros pi-ratas que evitar (o encarar) e incluso mejoras que realizar en nuestro navío. Es una aventura constante en la que nunca sabemos qué va a pasar. O casi nunca.
Por otra parte, Cat Quest es conocido por su humor y diálogos ingeniosos, una máxima que también podemos aplicar en esta tercera entrega. Tanto es así que las interacciones con personajes extravagantes y las situaciones cómicas te harán reír a carcajadas en cada esquina.
Una aventura que promete ser miauravillosa
Al final, Cat Quest III es una propuesta que, como casi todo lo que publica Cosmocover, es divertido y alocado, una delicia visual y sonora, y notable en su apartado jugable. El juego acierta de pleno en emular la sencilla jugabilidad de los RPG con un remozado apartado visual cuyo pulido acabado solo podría existir hoy. Si el mero concepto de un juego protagonizado por un gato que surca los siete mares no te resulta atractivo, seguramente lo haga su divertido guión y su cuidada jugabilidad.
Estas impresiones han sido realizadas gracias a una clave digital de PC facilitada por Cosmocover.