Riven

Soy un soñador. Voy buscando algo que no sé muy bien que es, pero que existe. Por desgracia, ha pasado tanto tiempo que ese afán por buscar ha terminado por desvanecerse. Debo remontarme a la década de los 90, una época muy diferente, para recordar aquella fábrica de hacer sueños que era la extinta LucasArts, mostrando una generosa proliferación de aventuras que me permitieron vivir toda clase de historias y aventuras. Pero un día comenzó la debacle y solo unos pocos se resistieron a desaparecer.

Aunque de forma intermitente, la gente de Cyan Worlds ha hecho todo lo posible para ofrecernos, desde los años 80, mundos de fantasía que parecían sacados de un sueño. Tal pareciera que la aventura no tuviese límites. Y si no que lo digan a Myst y su afán por soltar la mano del jugador para una mayor inmersión. Con Riven, a cargo del mismo estudio, tengo la oportunidad de embarcarme en una nueva aventura con sensaciones que me han hecho rememorar tiempos pasados, aunque es mucho más que eso, puesto que bajo un diseño sumamente preciosista en lo estético y un diseño por substracción en lo jugable, el estudio que nos ocupa ha conseguido crear la que a buen seguro es una de las mejores experiencia de este 2024.

La soledad tiene muchos misterios que contarnos

Las personas intuitivas suelen ser muy observadoras, se fijan en detalles para que otros pasan desapercibidos. Después de todo, el mundo de Riven es una suerte de rompecabezas en el que cada persona arma las piezas de diferente manera. ¿Y qué papel juega la intuición en todo esto? La resolución de un misterio. Tiempo ha que perdí esa intuición. Tanto que al final me dejé llevar de la mano con el fin de vivir una vida tranquila. Si bien, estaba ávido de aventura y no me conformaba con pasar un día con la tranquilidad que ofrecía mi hogar

Dicha invitación a la aventura que me proporcionó el juego de Cyan Worlds, propició una especie de redescubrimiento para con unas sensaciones que creía haber olvidado. En medio de la nada, en medio de otro mundo que, aunque familiar, resultaba extraño desde el momento en el que un espacio reducido era capaz de conglomerar distintas zonas que hacían muchos esfuerzos por replicar las del planeta Tierra. Mi meta era un periplo en soledad tratando de buscar respuestas e interactuando con mecanismos que no reaccionaban delante de mis narices. Dicho desorden no encontraba su sentido frente a un orden no establecido.

No sabía adónde ir, excepto a todas partes. Las indicaciones eran escasas, pero importantes a la hora de orientarme. Estaba claro que algo había pasado, pero no sabía el que exactamente. Mediante este desconocimiento y una sensación constante de intriga, fui abriéndome paso a través de un extenso tejido de rompecabezas que se prestaban a su resolución mediante el típico método de ensayo y error. La aventura no había hecho más que comenzar. Y es que este juego funciona con un patrón de diseño: Te encuentras con un puzle, lo intentas, fracasas, lo intentas un rato más, te das por vencido. Apagas el juego y te vas a hacer otra cosa. Vuelves al rato al puzle. Antes de tres intentos averiguas la solución. Y desde luego ese sentimiento de haber encontrado la solución correcta, o de haber dado con el patrón adecuado es maravillosa.

El misterio que querrás resolver

La paciencia es una virtud típica de las personas prudentes y sensatas que se construye a lo largo de toda una vida. Y si no que se lo digan a las muchas aventuras que he protagonizado a lo largo de la década de los 90 y que ya se encargaron de hacer énfasis en ello. Por desgracia, otras aventuras posteriores no han crecido con el mismo vigor y había algunas a las que les costaba florecer. Cuando todo parecía perdido y la esperanza desaparece, algo cambió. Porque gracias a Riven, he vivido inmerso en un mundo dentro de otro mundo plagados de rompecabezas que han puesto a prueba mi paciencia así como mi capacidad para orientarme.

Es posible que esta aventura haya llegado a su fin, pero no puedo asegurar que mi persona haya salido indemne de la misma.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Terminals.io

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