La memoria es la capacidad psíquica para adquirir, almacenar y recuperar información. Se trata de una capacidad esencial para los seres humanos, ya que nos permite percibir, aprender (los aprendizajes no pueden permanecer sin memoria), pensar, expresar nuestras ideas y tener una identidad personal (sin recuerdos sería imposible saber quiénes somos y nuestra vida perdería sentido).
El problema de la memoria es que no siempre se comporta como quisiéramos y, a veces, sigue su propio programa: guarda información que no necesitamos y, como si quisiera incomodarnos, olvida cosas que nos gustaría recordar. La memoria no es una entidad unitaria, no existe un lugar concreto donde se almacenan los recuerdos. Hay distintas estructuras cerebrales asociadas a la memoria que funcionan coordinada y simultáneamente. Esto explica que cuando la memoria falla y aparece la amnesia, se pierde alguna memoria pero otras se mantienen intactas.
La memoria no es una copia fiel de la realidad (no es como una cámara fotográfica o un ordenador). Los recuerdos contienen más que los hechos vividos (al almacenar la información, ésta es estructurada e interpretada según el momento que estamos viviendo o las experiencias previas que tenemos), pero también contienen menos que los hechos vividos (atendemos y almacenemos los elementos que nos resultan más relevantes, seleccionamos los hechos que nos interesan).
Con parte de esa reflexión como inspiración, nace No Case Should Remain Unsolved, una obra que pone una verdad ante nuestros ojos, pero no logramos percibir porque la información se nos da fragmentada, cifrada y como si nosotros tampoco pudiésemos recordar. Una obra en la que tendrás que descubrir y unir distintos fragmentos de información para resolver un caso que había caído en el olvido. Todo un ejercicio que nos invita a reflexionar acerca de las percepciones y los recuerdos.
La dificultad de saber la verdad con mayúsculas en un mundo de engaños
Desde un primer momento, No Case Should Remain Unsolved tiene una atmósfera de misterio e inseguridad, pero en realidad no somos conscientes entonces de lo mucho que puede llegar a jugar con los acontecimientos. Cuando nos pasamos el juego (que es corto, pues en el mejor de los casos no llevará más de 3 horas aproximadamente), no vamos a tener claro qué ha pasado exactamente.
De hecho, esa es parte del encanto de esta aventura de misterio: su propio creador ya aclara que quiere expresar sentimientos, sensaciones, más que un sentido claro de lo que sucede. Tanto es así, que probablemente queramos jugar de nuevo para entender mejor qué pasó «entonces» y volver a experimentar un sistema de deducción original en el que tendrás que conectar los recuerdos como si fuesen piezas de un rompecabezas.
Y hasta aquí os podemos decir, porque sería una pena arruinar cualquier detalle, y el factor sorpresa es una de las claves de No Case Should Remain Unsolved. Porque tanto la historia, como la puesta en escena y el desarrollo de la misma son los pilares de un título que explora con acierto temas tan delicados como la depresión, la pérdida, el duelo y la adicción, entre otros.
La memoria propia como algo frágil que podemos distorsionar
Con todo esto, la desarrolladora ha conseguido su objetivo: impactarnos con lo que hemos jugado. No solo por lo duro de lo que nos cuenta o cómo lo cuenta (hay algunas metáforas muy, muy poderosas, sobre todo en el tramo final), sino también porque no podemos evitar dar vueltas a todo lo acontecido.
No Case Should Remain Unsolved es un juego con claro espíritu indie y con un perfil que seguramente lo aleje de buena parte del público, pero a la vez supone una reflexión necesaria sobre la naturaleza humana y sobre nuestro lado más oscuro. Todos lo tenemos y, quizá, solo hace falta que llegue el detonante adecuado para exponerlo…
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Nintendo Switch facilitada por PLAYISM.