Para que un dibujo animado nos fascine, tiene que tener un punto infantil, de locura creativa llena de imaginación. Tiene que tener personajes divertidos y tramas llenas de aventuras. Pero también necesita un toque ácido y adulto, un humor negro que nos atraviese y nos clave en el sofá. Así es, justamente, Shin Chan.
Es una obra que carga contra todos: las jóvenes que sólo quieren conseguir un marido, el jefe que ningunea a los trabajadores más capacitados que él, el artista que se cree superior a los demás, el jefe de la pandilla de los malotes, la niña rica que quiere codearse con la plebe… El mérito de la serie es convertir a estos individuos en personajes animados muy divertidos y alocados, así, siendo reconocibles, poseen su propio encanto.
Una serie tan pegada a la realidad, al costumbrismo y a la cotidianidad de las familias, ofrece también un despliegue imaginativo fantástico, que ha ido creciendo a lo largo de las temporadas. Una máxima que también se hace especialmente patente en Shin chan: Nevado en Carbónpolis, una aventura interactiva que muestra la vida de Shin chan llena de experiencias diversas con Nevado mientras viaja entre dos mundos: el mundo real y un pueblo misterioso.
Las mejores vacaciones de nuestra infancia
Con los videojuegos hemos salvado el mundo, nos hemos convertido en estrellas del rock, hemos reventado las cabezas de miles de demonios, hemos conseguido marcar goles tras jugadas auténticamente tensas y hemos puesto a imperios bajo nuestros pies tras urdir estrategias planificadas con pelos y señales. Pero a veces, tan solo queremos desconectar, dejar de lado los problemas y ver un bonito paisaje, tener una conversación agradable o pasear por entornos tranquilos que nos transporten a lugares idílicos.
Por suerte, los videojuegos también ofrecen todo eso. Y si no, que se lo digan a la obra que protagoniza estas líneas, puesto que h.a.n.d., Inc. ha creado un entorno atemporal realista, lleno de preciosos elementos naturales que sirven como vehículo para una nostalgia primitiva. Asimismo, la inclusión de una naturaleza «salvaje» que podemos descubrir junto con una realidad extremadamente simple y carente de matices son las bases habituales para despertar un sentimiento nostálgico.
Dicho de otra forma, la idea aquí es presentarnos en Shin chan: Nevado en Carbónpolis un entorno que funcione de forma similar a la manera en la que percibimos la realidad siendo niños para hacer que conectemos el juego con nuestra propia infancia. Intentar remitirnos a unos «tiempos mejores» que solo lo eran porque no entendíamos los conflictos y no nos preocupaba nada más allá de nuestra situación inmediata.
Y aun cuando pesar de no estar exento de algunos problemas, las distintas tramas forman una historia cálida, misteriosa, un tanto absurda, con toques de humor dignos (para lo bueno y para lo malo) de la serie de animación, y con altas dosis de nostalgia que apelan a nuestra infancia, a aquellos veranos sin tareas ni responsabilidades. De la misma forma, las tramas paralelas a esa historia troncal han captado más nuestro interés. Son historietas que se desarrollan a lo largo de varios días y que, de manera más o menos convincente, acaban mezcladas con la principal
Estas narraciones hacen que la obra de h.a.n.d., Inc. no sea solo atractiva para un público infantil. De hecho, parece estar dirigida a adultos que se criaron viendo por la televisión las travesuras de Shinnosuke. Es una aventura muy humana que, a pesar de apelar constantemente a la nostalgia, no se queda en el mensaje improductivo de que todo tiempo pasado fue mejor. Conforma una historia optimista que mira la vida despreocupada de un niño desde los ojos de un adulto, capaz de sacarnos sonrisas de vez en cuando, y que en alguna ocasión nos ha puesto los ojos llorosos.
Una historia «corriente»
Lo cierto es que no es la única cercanía con nuestra realidad, pues la desarrolladora de marras no solo ha hecho hincapié en recrear la infancia en todas sus formas, ambientándola de la forma más certera posible.
Tanto es así que el mensaje de la obra vira rápidamente hacia el ecologismo, hacia cuidar nuestros pequeños paraísos. Preservar la fauna conservando la reserva natural se convierte en una tarea divertida por lo animado de los diálogos, el movimiento de nuestro personaje y la alegría que rezuma todo el ambiente cada vez que suceden cosas buenas.
Los personajes del pueblo, por su parte, son variopintos y podremos conocerlos, ayudarles, comprobando cómo cada uno tiene su función y todo está constituido como un ecosistema en armonía. Todo esto conforma una profunda reflexión ecologista que recorre toda la narración, haciendo que nos acostumbremos y acerquemos tanto a la naturaleza que no podamos concebir la idea de destruirla.
Contando con nuestra complicidad desde el principio por la naturalidad y honestidad con la que se nos presentan tanto todos los personajes sin excepción como el entorno en el que se mueven, es no obstante en la animación donde reside la mayor parte de la grandeza de este Shin chan: Nevado en Carbónpolis por cuanto ella nos acerca, de formas que sólo pueden ser definidas como asombrosas, al entorno natural en la que se desarrolla la acción.
Jugando a crear conciencia ambiental
Tan universal premisa de partida, ligada de forma intrínseca a la sociedad contemporánea y a nuestro rápido modo de vida, se ancla no obstante a la idiosincrasia japonesa mediante un mensaje que no es nada ajeno a la personalidad de fondo que, por ejemplo, marca a mucho del cine Ghibli en general, y a casi la totalidad de la filmografía de Miyazaki en particular: el amor por la naturaleza y la fuerte ligazón que dicho sentimiento guarda para con el sintoísmo, la religión nativa del país del sol naciente.
Pero no solo la naturaleza la convierte en atemporal a Shin chan: Nevado en Carbónpolis, también ese amor por la infancia evocado por aquellos que sabemos que esa época de nuestra vida ha pasado y no va a volver y que nos hace recordar algunos momentos, en su día complicados, con una sonrisa en la cara.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por JF Games PR.
