Será la adrenalina, los nervios en el estómago o los vistosos colores y luces que pueden verse allá donde mires. Sin duda, los parques de atracciones son lugares mágicos en los que divertirse y sentirse como un niño pequeño. Vives en una fantasía durante las horas en las que visitas el lugar y puedes llegar a olvidarte de todos tus problemas. Dicho de otra manera, es un sitio en el que puedes permitirte soñar.
Por ejemplo, La Foire du Rêve es ese pequeño lugar ficticio de Genso Manège donde los sueños se hacen realidad. Sólo hay lugar para la magia, la ilusión y la diversión. Y no es solo un lugar para niños, porque los mayores vuelven a viajar a su infancia, aquella época donde ver dibujos animados era su máxima preocupación.
Así pues, esta novela visual otome tiene lugar en una versión maravillosamente evocadora de Francia en la que seguimos a Emma huérfana desde niña, en su lucha para revelar los recuerdos que había olvidado. Emma es una bruja que había perdido su poder de niña y ahora lleva una vida tranquila. Guiada por el recuerdo que le dejó su padre, se maravilla al descubrir que ha llegado a la ciudad el parque de atracciones ambulante anteriormente mencionado.
Pero aunque se trata de un parque con un espléndido encanto onírico para todos aquellos que lo visitan, también tiene sus propias sombras, ya que sus empleados viven atrapados en el parque de atracciones, y solo la magia de Emma podrá liberarlos. Sin embargo, hace años que Emma no tiene acceso a su magia, por lo que deberemos buscar en su interior y explorar recuerdos reprimidos para recuperarla.
La importancia de luchar por nuestros sueños
¿Qué seríamos sin sueños? Todos tenemos diferentes sueños que nos ayudan a que nuestra vida tenga sentido… llegar a tener y ejercer la profesión que siempre hemos soñado, formar nuestra propia familia, ver crecer a nuestros hijos… ¿Qué seríamos sin sueños? Posiblemente barcos a la deriva sin un rumbo fijo ni definido.
¿Qué seríamos sin sueños? Pues posiblemente no seríamos los mismos. No tendríamos ilusiones por las que vivir, todo nos daría igual. Nuestra vida sería gris y triste porque no tendríamos nada por lo que luchar. Sin sueños no tendríamos ganas de levantarnos por la mañana y empezar un nuevo día porque diríamos… ¿Y para qué? ¿Y por qué?
Genso Manège se ampara en esta máxima, ofreciendo un relato optimista que nos enseña que los sueños son la luz que iluminan nuestras vidas, el motor que nos hace seguir adelante, el ingrediente principal que hace que consigamos o intentemos conseguir nuestros objetivos. ¿Qué seríamos sin sueños?… Un árbol mustio, un día sin sol, un caminante solitario que camina sin rumbo…
En el amor como en los sueños, todo es posible
Creo que es importante dejar claro que a Genso Manège le importan, muy por encima de cualquier otra cosa, los sueños y los sentimientos, pero también el amor. El amor por encima de todo. Es una estructura sencilla y muy visible, formada por varias secuencias repartidas entre diferentes romances que a su vez discurren hacia finales diferentes, precisamente porque sus creadores la necesitan como esqueleto, como un sistema de andamiajes descubiertos que soporte la carga emocional del juego, su mayor activo.
Después de todo, en el juego que nos ocupa, el amor no es ni un premio al final ni un juego que podemos elegir jugar o no con algún NPC. Es una emoción que ya está pasando y toda la obra gira alrededor de eso. Tampoco es que podemos elegir cómo relacionarnos con nuestro/a compañero/a, porque no es que somos un personaje y su pareja. Somos los dos a la vez.
Porque el amor está tremendamente bien escrito. Es un amor ñoño y un poco cursi, como el que se siente con esa primera gran relación en los albores de la veintena. Un amor explosivo, pero también tiernísimo y lleno de descubrimientos, de dos personas a medio conocerse pero que ya son un mundo para la otra. Y nosotros somos espectadores pero también instigadores, ¿cómo no hacerlo avanzar?
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Nintendo Switch facilitada por PressEngine y PQube.