Little Lighthouse of Horror

En las islas Hébridas exteriores, frente a la costa oeste de Escocia, hay un faro donde figuran las islas Flannan, un conjunto de siete islotes deshabitados que conforman uno de los espacios menos apacibles del mundo. Se caracterizan por tener un terreno muy accidentado, con acantilados muy pronunciados, donde en invierno se alcanzan temperaturas gélidas y azotadas por un continuo viento. Además, siempre han sido asociadas a brujas y kelpies, figuras malignas típicas del folclore escocés. 

Y todo esto no se consideraría más que superchería sino fuera porque en el año 1900 tuvo lugar una de las desapariciones más misteriosas de la historia. Un hecho trágico sobre el que todavía a día de hoy no se tiene pistas claras y que incluso ha servido de fuente de inspiración para diferentes tipos de obras. Obras como Little Lighthouse of Horror, un juego de terror psicológico atmosférico en el que encarnamos a un farero, debiendo mantener la luz mientras enfrentamos una creciente inquietud y fenómenos inexplicables.

Horas de oscuridad

Desde este punto de partida, comienza un viaje en el que hay puertas que es preferible no volver a abrir. Un viaje que no solo nos envuelve en una atmósfera de misterio y locura, sino que además fluye con velocidad y toca temas profundos. Precisamente, es en la prosa de Little Lighthouse of Horror, más allá de su afán por obligarnos a gestionar y racionar comida, combustible y suministros para mantener el faro en funcionamiento. 

Es una obra que se abre frente a nosotros las mismas bocas del infierno, anormalidades levemente insinuadas por el poder de unas palabras de cuya inocencia apenas dudamos, hasta que las voces quebrantadas y sonoras que forman parte del juego de marras, tensas de emoción, nos revelan las temibles implicaciones; siluetas y presencias adormecidas, que despiertan súbitamente en un instante fóbico acarreando la locura o retumbando en memorables y cataclismos ecos.

La escasa hierba y los afloramientos rocosos, las habitaciones estrechas y las escaleras vertiginosas hablan de la condición existencial del ser humano: la dureza, el confinamiento y la espiral descendente en la degradación de la dignidad, mientras algo amenazante sugiere una amenaza sobrenatural.

Dicho de otra manera, hay una voluntad mística, de incluir elementos de superstición, de fantástico heredero de Hogdson y de Lovecraft, colisionando de esta forma con el aspecto realista, de tal manera, que hay una separación tan clara de lo que es delirio y lo que es real que en ningún momento deja la posibilidad de que la imaginación del farero deje la puerta abierta a la mano de lo enigmático o sobrenatural que invoca tenga influencia sobre los hechos de este Little Lighthouse of Horror.

Luz que agoniza

De todas las imágenes de lo desconocido y lo ominoso, el faro es posiblemente uno de los elementos más recurrentes. Porque aunque su misión sea la de señalar puertos o zonas peligrosas para poder guiar y ayudar en la orientación, también se trata de una imagen que simboliza ese fuego, el poder y el conocimiento que muchas personas desean poseer, algo que las lleva inexorablemente a su propia destrucción.

No es de extrañar que muchos de los maestros del terror hayan tratado de sacar partido de esta faceta terrorífica y estéticamente atrayente del faro, como es el caso de Little Lighthouse of Horror, una obra que brilla entre el oleaje de lo desconocido con una luz hipnotizante que induce tanto a la atracción como al escalofrío, aquello que, como el propio faro, es capaz de despertar tanto el sentimiento de lo bello y lo fascinante como los más arcanos miedos de la mente humana.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por PressEngine.

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