Botany Manor

El auge que está viviendo la vertiente cozy games de un tiempo a esta parte es irrebatible. Propuestas amparadas en la relajación, en las que podemos marcar nuestro propio ritmo, se antojan esenciales entre tanto frenesí, entre tantas tareas que si pueden estar hechas para ayer, mejor. Así, cobran relevancia especialmente los videojuegos que nos dejan marcar nuestro propio ritmo sin ningún tipo de presión.

Parte de su popularidad se centra en una gestión de recursos o de negocios desenfadada, pero otras muchas se basan en el cuidado del reino vegetal en una extensión más o menos grande de terreno. Y en este último ejemplo se adentra Balloon Studios con su ópera prima, Botany Manor, un título en el que nos transformamos en una antigua botánica de primera, Arabella Greene, a lo largo y ancho de una mansión victoriana.

Recoger lo que se siembra

Botany Manor es un juego de puzles en primera persona. Antes que nada, dado que es posible que esta perspectiva pueda echar para atrás a alguna que otra persona, lo cierto es que existen numerosas opciones de accesibilidad para darle esquinazo a la tan temida cinetosis –o mareo por movimiento–. Y no nos guiamos solamente por el menú, puesto que la accesibilidad es uno de los pilares fundamentales de Whitethorn Games, sino por la experiencia propia de una servidora, que rara vez puede completar un juego en primera persona.

Dicho esto, y superado el principal escollo, el propósito de Botany Manor pasa por llenar nuestro libro sobre botánica y culminar una investigación sobre plantas la mar de peculiares.  En total, existen hasta 12 plantas por analizar y cuidar. Aunque sea un número, en cierta manera, elevado, no se puede negar la originalidad que caracteriza a todas y cada una de ellas. En esencia, a pesar de que todas son una invención de Balloon Studios, se relacionan con un sinfín de fenómenos, sobre todo atmosféricos, que confieren exclusividad a los puzles, puesto que no hay dos florecimientos iguales, como tampoco hay dos diseños siquiera similares. 

Pero dar con la tecla que nos explique aspectos de la floración no es tarea fácil. Básicamente, porque el modus operandi que se repite en toda la obra empieza por explorar el entorno para, por una parte, hacernos con las semillas pertinentes y, por otra, hallar las pistas que nos encaminen hacia el conocimiento de las condiciones favorables para el crecimiento de cada una de las plantas.

No obstante, con esto no es suficiente, ya que Botany Manor en ningún momento explicita qué pista corresponde a qué planta, por lo que será el conjunto de estas, sumado a nuestras dotes de observación, lo que propicia la combinación ideal para reunir todos los datos en una de las páginas del diario.

Un envoltorio digno de mención

De un primer vistazo, Botany Manor consigue encandilar a la persona a los mandos gracias a una puesta en escena muy colorida y que invita, como sus mecánicas, a la relajación. Una composición en armonía es la carta de presentación que nos abre las puertas a una sucesión de escenarios, diferenciados entre sí, que induce a un avance gradual por la mansión, descubriendo nuevas instancias al mismo tiempo que completamos el libro sobre botánica.

Asimismo, durante esta exhaustiva exploración también descubrimos el trasfondo de la historia general de la mansión a lo largo de los siglos que lleva construida, además de la trayectoria tanto personal como profesional de la protagonista. En resumidas cuentas, se destaca el rol que debía ocupar una mujer en pleno siglo XIX, sobre todo si pretendía dedicarse a la investigación, y lo muestra de una manera crítica, contraponiendo la opinión típica de la época, a través del escenario y los documentos, a la valía y meticulosidad que emana Arabella con cada puzle superado.

No obstante, este punto fuerte contrasta con un aspecto a mejorar como es el hecho de que en la suerte de menú que supone el libro no hay una descripción con los datos clave de cada pista. Esto es, dicha información solo aparece mediante la interacción con la pista en cuestión en el escenario, obligando a usar la memoria o a coger lápiz y papel. Aun con todo, es un pequeño obstáculo subsanable y que no opaca de ninguna manera la experiencia. Una experiencia que se torna cercana y comprensible de principio a fin gracias a una completa localización al español.

Un jardín de mil amores

Con una belleza sin parangón y buscando acercar la botánica al máximo número de personas posible, Botany Manor se hace un hueco entre los amantes de las plantas y, a la vez, se vale de todas sus instalaciones para mostrar una fotografía de alguien que no se rinde y busca su lugar en el arte de la botánica. Además, sus alrededor de 3 horas de duración en una primera partida le confieren la dosis justa de investigación.

Con su salida en PlayStation 5, y actualmente presente en las principales plataformas de juego, Botany Manor hace fácil cuidar de las plantas, por muy delicadas que sean, independientemente de que seamos más o menos hábiles en nuestro balcón o nuestra terraza. Es, en resumidas cuentas, un oasis en medio de un desierto de asfalto.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PlayStation 5 facilitada por Whitethorn Games.

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