En los últimos años, no han sido pocas las obras lúdicas que han apelado a la nostalgia para llegarnos directamente al corazón. Al fin y al cabo, como jugadores, sentimos cierto anhelo por un momento, por una situación o por un acontecimiento ya pasado, sobre todo ante cualquier producto cultural. En otras palabras, la nostalgia vende de todo y se ha convertido en un inagotable filón que nos impulsa a gastar todos nuestros ahorros. Si bien, también es un arma de doble filo que, igual que consigue enamorarnos, nos puede hacer detestar una obra.
Por supuesto, las siglas J-RPG no son precisamente ajenas a esta suerte de fenómeno mental que nos dice que cualquier tiempo pasado fue mejor, especialmente si ponemos nuestras miras en una estela de éxito que encontró su continuidad durante varias generaciones. Por desgracia, la decadencia del desarrollo japonés implicó que, hace unos diez años aproximadamente, entrase en una crisis creativa. Desde entonces, muchas compañías han tratado de recuperar el brío que el género había perdido de un tiempo a esta parte, donde se pueden descifrar varias producciones que han allanado el camino hacia la remontada. Ahora, si miramos el catálogo reciente, tenemos muchos motivos para alegrarnos, con varios títulos que nos han vendido la idea de una mirada al pasado del género y otros tantos con la suficiente capacidad de renovación que han incorporado nuevas mecánicas de combate que buscan renovar los pilares del fascinante genio del J-RPG japonés. Llueve a gusto de todos.
Midgar Studios también tiene mucho de lo que enorgullecerse, puesto que Edge of Eternity no solo ha salido hacia adelante con un equipo sumamente reducido, sino que también es un J-RPG muy sólido.
El horror de la tragedia
El desencadenante es una acción que pone en marcha todo el argumento de una historia. Dicho de otra manera, suele ser una acción que le ocurre a un personaje, generalmente el protagonista, y que lo obliga a actuar. Por lo general, imaginamos su vida como una línea recta en movimiento, mientras que el desencadenante representaría un pequeño escollo que hace que esa línea recta que sigue el personaje cambie drásticamente.
En Edge of Eternity, el desencadenante sería el primer hecho que se narra, comenzando una historia en marcha, in media res, dado que el mundo que se nos presenta es el de una humanidad que está sufriendo los estragos de una raza alienígena mucho más avanzada tecnológicamente. Una raza ávida de recursos, hambrienta desde hace tanto tiempo que necesita también lo imposible, y portadora de una extraña enfermedad que se ha extendido rápidamente por toda la población. El conflicto y el drama de la tragedia son inevitables en un mundo que combina elementos de la ciencia ficción y de la fantasía para ofrecer un inclasificable estallido de color en todos sus desfiles. Uno con claras reminiscencias a la saga Xenoblade.
Se necesita un héroe, pero a través de las palabras de Daryon, parte protagónica de esta aventura, vemos que este está muy lejos de serlo. Ignorando las necesidades de las personas de todo el mundo y desertando de sus deberes como soldado, es un personaje que emprende un viaje completamente egoísta junto con su hermana, ya que ponen en peligro la salud y el bienestar de la humanidad con el fin de ayudar a la persona que más quieren en este mundo. El sacrificio es una constante en este Edge of Eternity, dado que cada atisbo de esperanza ante algún cambio positivo a lo largo de la historia es inmediatamente aplastado bajo el poder de la muerte.
Una constante que además queda patente cuando centramos nuestras miradas en los hermanos protagonistas. Aunque no son los únicos miembros del grupo, sí son las estrellas del espectáculo durante la mayor parte de la aventura, en vista de que tienen mucho tiempo para mostrar naturalmente varias partes de sí mismos y encima experimentar una suerte de crecimiento emocional auspiciado por los horrores del mundo. Que su androginia no os lleve a equívocos, habida cuenta de que brillan tanto en el diálogo como en la interacción.
Espaldares de ofensiva eterna
Con un nombre como Midgar Studio, uno podría pensar que Edge of Eternity iba a ser algo parecido a un juego de Final Fantasy, más concretamente una oda a la séptima fantasía de la otrora Squaresoft, pero nada más lejos de la verdad. En términos de escala, ambición y espectáculo puro, es más semejante a Xenoblade Chronicles, pues se trata de una obra hermosa, con paisajes que se extienden hasta perder la vista y que invitan a ser explorados. La fusión de la tecnología y la naturaleza se hace obra de arte en el título desarrollado por el estudio francés, pues es posible ver como la primera se esfuerza por combinarse para fundamentar la simbiosis como relación, poniendo de manifiesto una apariencia sumamente preciosista, luminosa y esotérica.
Allí, en la exploración, hay algo que siempre resulta agradable, ya que en caso de querer volver sobre nuestros pasos para realizar misiones secundarias, esto puede proporcionarnos incentivos traducidos en conocimiento. Y aun cuando no se puede evitar pensar en la creación de Monolith Soft cuando despertamos el afán de aventura salvaje que todos llevamos dentro, el combate sí que es harina de otro costal. De cierta complejidad con respecto a lo que vemos en algunas vacas sagradas del género, este se nos presenta como algo que se sitúa entre Final Fantasy y The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel, debido a que los enfrentamientos transcurren en un área compuesta de casillas hexagonales donde los personajes y enemigos se pueden mover por medio de un conjunto de comandos.
Edge of Eternity reivindica la importancia del posicionamiento y la necesidad de movernos constantemente, además de que nos permite interactuar con diferentes elementos presentes en el campo de batalla que pueden marcar una razonable diferencia de calidad a nuestro favor. A grandes rasgos, es un sistema por turnos que nos fuerza a tomar decisiones con rapidez y que brilla a través de la información táctica.
El doble filo de la esperanza
Siempre es un desafío honrar el pasado de un género con el objetivo de ostentar una posición de liderazgo a la altura de su historia. Empero, cuando la nostalgia fracasa, el pasado nos detiene. Afortunadamente, y a pesar de sus limitaciones, Edge of Eternity sabe cómo honrar el pasado, celebrar el presente y abrazar el futuro por medio de una obra inspirada en la gran tradición del género J-RPG, que atrae al jugador y le permite descubrir un mundo que tiene su propia historia y tradición, pero que también nos invita a reflexionar sobre el significado del sacrificio, el concepto de extremismo y el gigante egoísta.
Al final, es algo más que una carta de amor a los clásicos y tiene el potencial de convertirse en algo más, de alcanzar la eternidad.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital en PC facilitada por Future Friends.