Da igual el lugar por el que se aborde la importancia de Pokémon, que su influencia en el mundo de los videojuegos es un hecho, especialmente desde que los primeros títulos de la franquicia vieron la luz allá por la década de los 90. Al fin y al cabo, la llegada de Pokémon a Occidente no tuvo precedentes. Las estimaciones de ventas quedaron completamente desarticuladas y el lema de “hacerse con todos” se grabó a fuego en la mente de millones de jugadores.
La clave residió en la capacidad para unir sin entender edad, género, cultura o forma de pensar. Todos esos elementos se dieron de la mano e hicieron del mundo un entorno sin barreras, generando comunidades, torneos, ensayos y programas divulgativos.
El lenguaje Pokémon es rico, es pleno y es universo. Está ahí, observable a simple vista, dispuesto a invitarnos para hacernos con todos. Por ende, es normal que el éxito de esta franquicia haya derivado en una avalancha de juegos que se han ido sumando al carro de los combates con monstruos, aun cuando no fueron los primeros en inventar la mecánica de capturar y entrenar criaturas. Desde aquellos que han intentado innovar y alejarse lo suficiente de la fórmula como para diferenciarse lo justo hasta otros que directamente no se han esforzado en demasía y se limitan a ser copias.
El último santo en sumarse a la fiesta es Adore, un juego de acción de domesticación de monstruos en el que el personaje principal, Lukha, puede invocar y controlar criaturas para que luchen a su lado de una forma sencilla e innovadora. Criaturas con características y habilidades muy diferentes las unas de las otras, lo cual permite que se lleven a cabo estilos de juego más variados si cabe.
¡Hazte con todos!
Como es habitual en este tipo de títulos, la exploración es una de nuestras tareas fundamentales, pudiendo recorrer una vasta cuantía de localizaciones muy diversas. Pero como ya imagináis, una de nuestras labores principales tiene que ver con la caza y cría de multitud de criaturas, una función que en este caso tiene bastante miga. Dichas criaturas tienen habilidades y características muy distintas, y, evidentemente, lo suyo es ir conociendo y haciéndonos con la mayor cantidad de ellos que podamos.
Lejos de ser un paseo, el nivel de dificultad que ostenta esta aventura es bastante exigente por momentos, siendo muy necesario ir siempre lo mejor equipados que nos sea posible y dedicar tiempo adicional llevando a cabo actividades más allá de la historia principal.
Las batallas tienen lugar en tiempo real y dichos enfrentamientos no son un paseo precisamente y de hecho algunos de ellos nos han parecido incluso demasiado desafiantes, algo que puede llegar a chocar un tanto con el supuesto público potencial principal al que va dirigida esta producción. Dejando esto de lado y sin ser especialmente excitantes, resultan bastante tácticas (más de lo normal) y relativamente dinámicas, algo fundamental en este tipo de aventuras.
Y aparte de las batallas también se suma la posibilidad de realizar expediciones en busca de estaturas de Draknar, elementos propios de los RPG como la creación de distintos objetos y otra serie de ingredientes que dotan al título de una gran diversidad.
Y aun cuando está claro que la originalidad de la obra que nos ocupa no es el punto fuerte de la misma, también se esfuerza por hacer las cosas bien. Por ejemplo, la historia de este Adore pone de manifiesto un mundo en el que una maldición está tomando el control de todas las criaturas que lo habitan, por lo que su desarrollo argumental es mucho más crudo y adulto que lo visto en la saga de marras.
En cierto modo, se parece mucho al desarrollo que podemos encontrar en cualquier Shōnen, dado que nuestro protagonista es alguien que promete destacar por sus hazañas abnegadas, fruto de sus propios principios o el producto de las circunstancias sobre él, y con una enorme responsabilidad sobre sus hombros.
Más allá de Pokémon
Son muchos los juegos que intentan aprovechar la estela y el camino marcado por Pokémon, pero son muy pocos aquellos que consiguen destacar. Adore es uno de ellos y se convierte en una de las producciones más estimables de todas las que han ido apareciendo a lo largo de los últimos años dentro de este terreno. Las batallas están bien diseñadas (aunque a veces encontramos algunos picos de dificultad mal ajustados), y el apartado visual se ha cuidado de forma excelente. Quizá falle en algunos aspectos y, por supuesto, algo más de originalidad global, especialmente en la concepción de las criaturas. Pero a pesar de todo esto, insistimos, es un título muy aprovechable dentro de su estilo.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Xbox Series X|S facilitada por PressEngine.