Los amantes de los videojuegos decidimos sentarnos frente a la pantalla durante horas por diversas razones. Unos buscan escapar de la rutina diaria y vivir grandes aventuras en lugares exóticos. En cambio, otros optan por ir con el balón en los pies (¡y ninguno los podrá detener!) mientras el estadio vibra con la emoción de ver como juegan. Está claro que la expresión “para gustos, colores” viene que ni pintada cuando hablamos de esta industria.
Sin embargo, aunque decantarse por esta clase de propuestas suele ser lo más generalizado entre la corriente mayoritaria, existen pequeños nichos que curiosamente están destacando de un tiempo a esta parte, especialmente porque atesoran elementos que, por así decirlo, son mucho más terrenales y mundanos. Por ejemplo, la idea de gestionar y trabajar en una tienda de alquimia, puede parecer novedosa, pero no lo es en absoluto. De hecho, tendríamos que remontarnos hasta la saga Atelier, en la primera PlayStation, para dar con uno de los primeros títulos de gestión alquímica que existen.
Si bien, hay más exponentes de este peculiar género que van un poco más allá, pues aparte de trasladar esa esencia alquimista a las tres dimensiones, también trae consigo elementos mucho más centrados en la simulación. Exponentes como Alchemy Garden, una propuesta que nos invita a crear pociones mágicas, cuidar nuestro propio jardín de alquimia y ya sea de paso, decorar nuestra propia tienda, algo así como un life-sim que nos permite desbloquear nuevos espacios para construir, añadir y personalizar la casa de nuestros sueños.
La era de la alquimia
La palabra alquimia ha encendido durante años la imaginación activa de aquellas personas que deseaban dejar su huella en la historia reciente. Considerada como la madre y una de las principales precursoras de la mayoría de las ciencias modernas, esta protociencia filosófica ha sido capaz de transmitir y ayudar a cambiar las emociones de las personas combinando distintas sustancias y materiales para crear nuevos objetos. Este interés inagotable por los misterios de la alquimia es algo que nos presenta la obra que protagoniza estas líneas desde sus primeros compases. Un interés auspiciado por el afán de ayudar a todo aquel que lo necesite.
De esta forma, el deseo de ser la mejor versión de uno mismo, ese afán por progresar, por convertirnos en mejores personas, se aplica en Alchemy Garden. Empero, también hace un ejercicio de retrospectiva que nos muestra todo el camino que hemos recorrido. Un camino que remarca nuevamente la importancia de la alquimia, que sigue una estela mecánica muy similar al de otras propuestas del género, así como la creciente colección de hechos experimentales que vamos llevando a cabo.
Somos alquimistas destinados a combinar ensayo y error, una serie de elementos diversos, a lo largo de nuestra vida con el fin de conquistar los propósitos y anhelos de todas las personas que viven en Rosewood Ville. Durante todo el transcurso del juego, tratamos de identificar el tipo de problema, nos centramos en una solución, generamos alternativas de acción y tomamos una para finalmente resolver el problema. En otras palabras, intentamos ser profesionales dedicando nuestro tiempo y pasión para con la alquimia. Aspiramos a ser felices y alcanzar esta felicidad hacia el resto.
Alquimia, magia y medicamentos
En el paso de la infancia enterramos bajo las obligaciones muchos sueños. La madurez viene acompañada casi siempre del temido “baño de realidad”. El futuro, que para los más pequeños tenía un horizonte casi infinito de posibilidades, se puede estrechar hasta convertirse en una vía de sentido único. Frases como “qué le vas a hacer” o “la vida es así” certifican el fin de las ilusiones para pasar a un mundo de certezas totalmente previsible. Sin embargo, ¿es esa la clase de existencia que queremos vivir?
Desde este punto de vista, Alchemy Garden es una invitación a rescatar los sueños que dejamos atrás, algunos de los cuales están reclamando un sitio en nuestra vida adulta para volver a sentirnos nosotros mismos. Y lo hace por medio de una propuesta muy minimalista y colorida que parece sacada de un cuento. Una propuesta que enfatiza la relajación sin necesidad de recurrir a la tensión, de poder caminar a nuestro propio ritmo sintiendo nuestros propios pies.
Porque al final, la obra que protagoniza estas líneas nos enseña a concretar nuestras aspiraciones para ser una mejor persona y los distintos ámbitos a explorar para dialogar con nuestra realidad, poniendo en nuestro horizonte aquello que un día iluminó nuestro corazón y entregarnos a la tarea de lograrlo.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por JanduSoft.