El papel de la tecnología en nuestra vida es algo sobre lo que nunca se deja de indagar. Desde que se crearon los primeros dispositivos con los que era posible interactuar, nos hemos preguntado hasta dónde se puede estirar un puñado de ceros y unos. Actualmente, nos hacemos estas preguntas con la inteligencia artificial. ¿Qué será lo siguiente?
La ciencia ficción ha propuesto patinetes o coches voladores en más de una ocasión, pero eso se antoja un juego de niños si recordamos otras propuestas como robots o androides con apariencia humana. Por suerte, todavía no han dado con la tecla para emular y sentir a la perfección algunos aspectos puramente humanos, como las emociones. ¿O… tal vez sí?
En esta línea sobre lo que separa lo humano y lo artificial, lo vivo y lo inerte, camina Awaken – Astral Blade, el videojuego de Dark Pigeon Games que nos pone en los nanomateriales de Tania, una biónica con mucho por vivir.
La senda de lo artificial
Sin más introducción que una cinemática y unas pocas líneas de diálogo, Awaken – Astral Blade nos lanza a un extenso mundo a través de su protagonista, un ser biónico con aspecto humano. Formada por una serie de nanomateriales que le confieren una resistencia idónea para el combate y para sobrevivir en lo inexplorado, debemos recorrer un entorno en el que muchos han perecido, con el propósito de seguir con la investigación de nuestro padre y creador, el Dr. Herveus.
A medida que conocemos más sobre el terreno y aquellos que una vez lo habitaron, descubrimos que esconde mucho más de lo que parece. Allí donde ahora caminan una suerte de mutantes, antaño sus protagonistas eran, en esencia, los humanos, con su eterno choque entre egoísmo y altruismo, entre autosuficiencia y cooperación, entre ambición y lealtad. Y todo a causa de una más que patente sensibilidad a la energía de la isla, tal y como se va contando a través de unos documentos desperdigados por los vastos escenarios.
Para evitar que toda esa ambición desmedida de la humanidad se contagie, los biónicos se rigen por una serie de órdenes que guardan una estrecha similitud con las leyes de Asimov. En conjunto, la historia de Awaken – Astral Blade logra compaginar un estilo de metroidvania clásico y con un combate que, aun siendo en dos dimensiones, bien puede asemejarse a un hack and slash.
Por una parte, la vertiente metroidvania insta a recorrer la totalidad del mapa para hallar la ruta a seguir, al mismo tiempo que nos obliga a desandar camino para aplicar un nuevo talento en forma de doble salto, golpe sobre el suelo o salto gravitatorio, entre otros, y poder avanzar. Esta tarea de volver hacia atrás –y el posterior viaje rápido– se ve facilitada gracias a los marcadores que nos ofrece el mapa del juego.
Y por otra parte, lejos de suponer un desafío inquebrantable, el combate de Awaken – Astral Blade es muy disfrutable gracias a su búsqueda de incontables combos. Tanto es así, que no solo estamos ante un estilo de lucha fluido y con un gran número de combinaciones, sino que su encadenamiento pasa por la defensa en forma de parry y en el cambio de armas con el fin de no dejar pensar al enemigo.
En continuo aprendizaje
Para acercar la experiencia a todos los públicos, en Awaken – Astral Blade las escenas están dobladas al inglés, al ruso y al chino simplificado, y todos sus textos son en castellano. Y con el fin de mejorar ese acercamiento a todo tipo de personas, cuenta con tres modos de juego: historia, normal e intenso –que se desbloquea después de una primera partida en modo normal–.
Sin hacer perder el interés de la persona a los mandos ni con el modo más sencillo, Dark Pigeon Games también ofrece algunas pistas visuales sobre por dónde avanzar mediante unos puntitos rojos a modo de éter, que no es más que la materia a canjear tanto para aprender habilidades como para, a la larga, mejorar las armas. Un aprendizaje que se produce en los puntos de guardado y que nos permite personalizar el equipamiento para fomentar el ataque desmesurado, la férrea defensa o la ganancia de éter.
De la misma manera, unos coleccionables en forma de gatos se convierten en catalizador de la partida gracias a su rol de guía en cuanto a señalar puntos clave en el mapa y hacer uso instantáneo del viaje rápido –sin depender de un punto de guardado–, siempre y cuando encontremos los suficientes. Pero si no nos importa invertir tiempo a los mandos, las misiones secundarias se las ingeniarán para presentar cuestiones que complementan y enriquecen la trama principal.
En esencia, Awaken – Astral Blade es un título que en una primera partida puede entretenernos fácilmente entre 8 y 10 horas. De ellas, el primer tercio puede resultar un poco lento, principalmente debido a la poca cantidad de habilidades y talentos que tenemos a nuestra disposición. No obstante, una vez ganamos experiencia tanto en combate como en movimiento por la pantalla, las horas vuelan y la curiosidad por saber más se apodera de nosotros.
Motivaciones unipersonales
Con idas y venidas a lo largo de toda la partida, al final en Awaken – Astral Blade nada es lo que parece. Aunque su hilo conductor se refleje claramente en los primeros cinco minutos de partida, ambiciones encubiertas y un crecimiento personal protagonizan una historia sobre el futuro de la humanidad y el rol de las máquinas en dicho futuro que consigue ser entretenida.
Al mismo tiempo, aporta una visión del futuro de la humanidad de entre un mar de posibilidades. Una que apuesta por una situación comprometida para los seres de carne y hueso en pos de la fortaleza de aquello que es creado con una idea que destaca el poder ante todo.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por PressEngine.