La infancia se nos presenta como una etapa idealizada (quizás la que más) de la vida, el momento en el que supuestamente debemos ser más felices, en el que conservamos un espíritu puro e inocente, y una conciencia limpia. Los niños son seres necesitados de protección, amor y atención. Sin embargo, a lo largo de la historia, hemos aprendido que no siempre es así.
Es precisamente ese halo de inocencia el que convierte a la figura del niño en uno de los mejores conductores del miedo. ¿Quién esperaría que un dulce niño pequeño forme parte de una historia de terror? Pero en esa trampa donde radica el misterio porque no hay nada más peligroso que la falta de empatía, y si presuponemos que los niños no son capaces de ser víctimas al echar mano de la oscuridad de la noche para ponerle a una los pelos de punta, nos encontramos con uno de los mejores recursos para asustar.
Y si no, que se lo digan a obras como Baby Blues Nightmares – Toddler Horror Game, una aventura de terror en primera persona en la que tomaremos el papel de un bebé, en un principio todo será normal, jugaremos y nos divertiremos con los objetos de nuestro cuarto como cualquier otro infante. Un punto de partida estimulante, atractivo, pero a la vez complicado para construir una gran aventura sobre él, y que como sospechábamos, no da para mucho, estando ante una aventura bastante corta, que se puede completar en poco más de una hora, y que además no resulta demasiado rejugable.
El miedo a estar solo en la oscuridad
Las mecánicas de la aventura son muy sencillas, básicamente exploración, resolver algún sencillo puzzle moviendo objetos en el escenario o recogiéndolos y usándolos en el lugar apropiado, y llegado un momento del juego, también sigilo, teniendo que dar esquinazo a una serie de amenazas sin que nos atrapen. Tanto los puzles como la exploración y el sigilo nos han parecido extremadamente fáciles, y no nos hemos quedado atascados ni un solo minuto, y ni siquiera hemos tenido que continuar una partida porque hayamos muerto.
Dicho esto, sí que ha conseguido en algunos momentos puntuales inquietarnos y mantenernos en tensión, por como decíamos, su gran ambientación tanto sonora como gráfica, con un puñado de situaciones bastante buenas la verdad, con imágenes con mucha fuerza. Pero es una pena que no se aproveche mejor la premisa de ser un niño pequeño y tener una movilidad reducida propia de la edad, y lo cierto es que nos movemos con gran velocidad por los escenarios, y a veces nos olvidamos de quién somos. Solo hay algunos destellos de esto, como cuando corremos, que si lo hacemos durante un rato nos solemos caer al suelo, o el original menú de pausa, que supone taparnos los ojos con las manos.
Un juego de terror diferente…
…aunque menos de lo que nos hubiera gustado. Partiendo de un punto de partida tan interesante, este no se aprovecha demasiado, y finalmente tienes la sensación de estar jugando a una aventura de terror más, sin que el hecho de ser un niño pequeño sea determinante. Lo fácil que resulta, lo poco original y sorprendente, y sobre todo, lo corto que es –hora y media, como mucho-, no lo convierte en la mejor recomendación. Pero si os gusta mucho el género, y os encanta eso de que os inquieten y os mantengan en tensión, Baby Blues Nightmares – Toddler Horror Game lo consigue unas cuantas veces, y merece la pena probarlo.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por PR Hound.