Broken Sword

El género de las aventuras gráficas, junto con otros como la estrategia en tiempo real o los MMO, es un tipo de juego que siempre ha estado fuertemente relacionado con el mundo de los ordenadores, aunque a lo largo de los años hemos podido disfrutar de unas cuantas aventuras también en consola. Una de las más exitosas fue sin duda Broken Sword: La leyenda de los templarios, que en 1996 llegó a PC y la primera PlayStation, donde tuvo una gran acogida, haciendo ver a las compañías que las aventuras gráficas de corte clásico también podían funcionar en consolas.

Interesante es hablar del último de los nombrados, Broken Sword. El artífice de que a día de hoy hayamos disfrutado de hasta cinco entregas de esta fábula no es otro que Charles Cecil, un antiguo trabajador británico de Activision que decidió abrir su propia empresa de videojuegos llamada Revolution Software. Motivado por los éxitos de las propuestas anteriormente nombradas quiso darle un mayor empaque visual al género creando un revolucionario motor gráfico llamado Virtual Theatre. Este software añadía rutinas de movimiento a los personajes secundarios para que éstos tuvieran una representación en pantalla realizando sus quehaceres diarios y así ofrecer a la aventura un aspecto más realista.

Un regreso soñado

Broken Sword: La Leyenda de los templarios de 1996 no fue el primero en recibir las bondades de este motor, pero sí fue aquél que exprimió al máximo sus cualidades. El videojuego contaba con una historia escrita por el mismo Charles Cecil bajo un aspecto visual cartoon tremendamente potente para la época que se sazonaba con escenas de vídeo animadas. El título no solo entraba por los ojos si no que su trama, ambientada en la icónica leyenda de los templarios, sigue siendo a día de hoy una de las mejores entregas de las cinco lanzadas hasta el momento.

Una entrega que recientemente ha recibido una nueva versión con algunos cambios de importancia como gráficos totalmente remasterizados a resolución 4K, dando al título un aspecto moderno que da todavía más vida a sus personajes, así como a los entornos de la aventura, los cuales han sido también completamente redibujados siguiendo el estilo de Don Bluth. Una entrega en la que el principal protagonista se encuentra en un café de París cuando ve aparecer a un payaso que entra en el café y sale tan rápido como entró.

El café explota pero George se salva y sigue las pistas que va dejando tras de sí. Al poco tiempo conoce a Nicole Collard, una reportera que estaba sacando fotos sobre la explosión y juntos van a intentar llegar hasta el fondo de este asesinato que es el primero de muchos otros, todos relacionados con los caballeros templarios.

Una aventura exquisitamente diseñada

En cuanto a mecánicas jugables Broken Sword: La Leyenda de los templarios es lo mismo que hemos visto en multitud de aventuras de este tipo, sin ninguna novedad en gameplay. Y esto no es una crítica negativa, ya que funciona tan bien como siempre: cuando tenemos control de George o Nico, exploramos las localizaciones a golpe de click -si elegimos teclado y ratón- e interactuamos con los personajes u objetos. Con los primeros solemos tener una variedad de diálogos para elegir que nos informarán más de la historia o quizás alguna pista de cómo continuar, mientras que los objetos clave pasarán a nuestro inventario para utilizarse más adelante.

Cada escenario suele contar con puzles que bloquean el progreso. La dificultad es gradual y la primera hora actúa como un tutorial –además de mostrar la situación de los dos personajes- donde todo resultará sencillo, pero esto se va complicando hasta una recta final mucho más compleja. Para que ningún jugador se quede atrás o lo abandone con el primer obstáculo serio, que es algo que suele asustar al público con poca paciencia en las aventuras gráficas, este Broken Sword: La Leyenda de los templarios incluye un sistema de pistas cuando hay bloqueos en un puzle.

Abusar de él elimina la auténtica gracia, que poco menos se convertiría en una sucesión de cinemáticas, pero tratándose de un sistema opcional que se puede desactivar no vemos problema en su inclusión; vale más una ayuda que te permita terminar el juego a que quede abandonado.

Este diseño hace el mundo de La Leyenda de los templarios más tangible que algunos de sus congéneres y tiene un impacto en el tipo de puzles que vamos a ver, muchos de ellos relacionados con la pulsación de botones. Hay de todo, por supuesto también buscar el objeto concreto para utilizar allí donde se necesita, pero en general los puzles son más de lógica y experimentación, como descubrir el mecanismo secreto que esconde un escritorio.

La forma de ser de George nos dará también muchas pistas para resolver los puzles, y en general la resolución pruebas nos ha gustado bastante; es verdad que había cierto encanto en las aventuras gráficas de la época dorada, pero la nostalgia nos hace olvidar que muchos de sus puzles rozaban lo absurdo y eso no siempre es divertido.

¡Larga vida a las aventuras gráficas!

Por lo demás, Broken Sword: La Leyenda de los templarios ofrece una cercanía con la producción cinematográfica de manera muy considerable, heredando el lenguaje y las formas del cine en un medio basado tanto en lo visual como en lo interactivo a la hora de contar su historia, produciendo una combinación innovadora en el terreno de la narrativa.

Además, la intensidad y matices —ya no sólo a nivel de voz, sino también de lenguaje corporal, y potenciada por un trabajo de planificación que solemos asociar al séptimo arte, en el que escalas, angulaciones, encuadres y ópticas están enteramente al servicio de la historia y, lo más importante, de emocionar al jugador.

En eso consiste la obra que protagoniza estas líneas

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por PressEngine.

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