Regir y organizar la vida en base al dinero es una cualidad característica de los humanos. Darle un significado y, sobre todo, un valor inconmensurable a un pedazo de papel o un pegote de metal es algo que solo haría una especie como la nuestra. Así, llegar a final de mes se convierte en una odisea para un porcentaje nada desdeñable de personas que pasan sus días esforzándose para ganar un dinero que parece evaporarse en cuanto llega a su cuenta corriente.
Necesidades básicas y un techo bajo el que vivir copan nuestras prioridades, unas en las que muchas veces no hay lugar ni para el más nimio de los caprichos. Es entonces cuando pensamos que algo está fallando en el sistema y empezamos a creer que hay alguien que, de forma más literal o menos, nos está robando.
En el caso de Cash Cow DX, sucede algo similar. Este título de pixel games tiene una vaca como protagonista, formando un claro ejemplo de personalización, para llevar al absurdo una situación en la que la cuenta se queda a cero por culpa de un ser avaro.
Directa del campo a tu banco
Vivir en el campo con lo justo dicen que es sencillo. Quizá suceda en el caso de los bípedos más inteligentes el planeta, pero nadie puede ponerse en el lugar de, en este caso, una vaca para confirmarlo. Aun así, Cash Cow DX lo intenta al exponer cuán fácil es que llegue un cerdo discotequero junto a sus secuaces y te roben hasta el último de tus céntimos.
Ante esta nada grata situación inicial, el propósito principal del presente título consiste en recuperar todo el dinero que, a pesar de ser nuestro, ha cambiado de manos. A partir de aquí, emprendemos un viaje con billete arcade a través de cinco variopintos escenarios, que hacen las veces de niveles, entre los cuales encontramos distintas localizaciones, como una vivaracha feria, una travesía en alta mar o una claustrofóbica mina.
Si bien cada lugar tiene su particularidad, lo que no cambia es la presencia de unos enemigos que pretenden quitarnos todas las vidas para apropiarse y heredar la pasta gansa que ahora está en su poder. De esta manera, los secuaces no dejan de ser obstáculos distribuidos por cada nivel con estructura en plataformas que impiden que nos desplacemos a placer.
Ordeñar a golpe de talonario
Para que nos sintamos orgullosos de nuestro camino económico, Cash Cow DX guarda la puntuación obtenida en una clasificación local una vez acaba nuestra partida persiguiendo a los ladrones de guante blanco. A al mismo tiempo, también nos permite enviarla a una tabla global en la que aparecen todas las personas que se han puesto a los mandos del presente título.
Para evitar que el final del camino llegue demasiado pronto, Cash Cow DX cuenta con una serie de variables para modular la experiencia en forma de modos. Por una parte, está el básico y el turbo –que consiste en lo mismo pero a un mayor número de revoluciones–. Y por otra parte, también existe un modulador de dificultad –fácil, normal y difícil–, además de un modo infinito y otro speedrun. Todos los modos que resultan en un cambio de la base se desbloquean una vez hemos superado satisfactoriamente todos los escenarios en el modo fácil.
A pesar de todas estas modalidades, encontramos un aspecto positivo para el público más casual. Obviando el componente contrarreloj de todo juego arcade, este título de pixel games deja de lado la presión temporal en pos de un plataformeo preciso y bien calculado que se va aprendiendo a medida que erramos. Así, por suerte, podemos invertir el tiempo necesario en superar un nivel, puesto que el único limitante que pone fin a la partida son los corazones restantes, aun sin olvidar que la velocidad supone una ventaja al estar relacionada con un mayor combo al recoger el dinero y, por ende, con una mayor puntuación al finalizar el nivel.
La naturaleza más arcade
Aunque existan pocas presiones y un número adecuado de opciones de personalización, lo cierto es que, como todo videojuego arcade, no resulta asequible para todos los públicos. Pero para quienes disfruten con un buen desafío y con la exigencia de un control motor en las manos milimétrico encontrarán en Cash Cow DX horas y horas de entretenimiento en forma de partidas cortas e intensas, mientras abrazan el error en un afán de llegar a lo más alto de la clasificación.
Al final, el noble fin de este juego es parte del motor que nos incita a volverlo a intentar una y otra vez. Porque no es justo que una simpática vaca tenga que renunciar a lo que es suyo por la avaricia de unos cuantos. No mientras sigamos teniendo un dispositivo en el que jugar.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Nintendo Switch facilitada por Flynn’s Arcade Publishing.