Cat Quest III

Furioso, el océano arremete contra el mascarón del barco. La tormenta no arrecia, ¡se vuelve más violenta!, y el navío sufre con la embestida de las olas; se lamenta con un sonoro crujido que te llega al alma. «Nos hundimos», te dices atemorizado. «¡Nos hundimos con todo el botín a bordo!», gritas desesperado. Pero nadie se rinde. La tripulación repara los desperfectos y achica el agua mientras los rayos caen sin cesar; mientras el oleaje sacude el barco de un lado para otro y la brújula… «¡maldita sea ella! ¿Por qué no funciona?»

Y es entonces cuando lo ves. Perdido en el océano, con un timón al que le cuesta responder a tus órdenes, un rayo de luz cruza el horizonte; un cegador resplandor que aleja la lluvia, aplaca los vientos y a ti te hace respirar aliviado. Puede sonar a escena de película pero esta es una de tantas aventuras que ofrece Cat Quest III, un juego de rol y acción de mundo abierto en 2,5D ambientado en el Gatoribe, un archipiélago fantástico de temática pirata repleto de Pirratas (no es fe de erratas) que buscan la Estrella Polar, un mítico tesoro que desapareció hace mucho tiempo.

La X marca el lugar

La base es extraordinaria. Lo nuevo de The Gentlebros es un juego divertido como pocos; una de esas obras que te animan a hacer el tonto sin mayor objeto que pasarlo bien, disfrutar de una experiencia por momentos memorable ¡incluso en compañía de otra persona!, que así todo resulta mejor. Porque es tu propia aventura; la tuya y la de una tripulación pirata compuesta de tu propio barco junto a tu fiel espíritu compañero, y que amarás como a una familia.

Sin embargo y pesar de su constante presencia a lo largo de todo el título para dar contexto a nuestras peripecias, el título que protagoniza estas líneas es, ante todo, un videojuego, algo que abraza sin ningún tipo de tapujos para hacer de su jugabilidad y su desarrollo sus principales fortalezas y atractivos. De esta manera, tendremos que avanzar a lo largo de un miaugnífico mundo nuevo con mazmorras y biomas variados que explorar en los que nos aguardan innumerables sorpresas. Todo eso mientras participamos en feroces batallas y atravesamos la tierra a pata para conseguir el botín en el miaugistral mundo pirata.

Al ponernos a los mandos lo primero que destaca de Cat Quest III es lo finísimos y satisfactorios que son sus controles, consiguiendo que el simple hecho de mover a nuestro personaje y pegar estoques sea una experiencia divertida, precisa y gratificante, algo que nos parece imprescindible en un género como este. Pero si hay algo que de verdad hace brillar a este juego es su desarrollo, todo un derroche de creatividad y buenas ideas que convierten cada uno de nuestros pasos en una sorpresa constante, animándonos a seguir jugando con tal de ver qué nuevas situaciones estrafalarias nos espera tras la siguiente esquina.

Por supuesto, aunque Cat Quest III puede disfrutarse perfectamente en solitario, hay situaciones que tienen el foco puesto en proponer mecánicas cooperativas que nos obligan a trabajar junto a nuestro compañero para avanzar, con secciones y habilidades exclusivas para cada uno de los dos personajes, lo que hace que la experiencia de juego sea ligeramente distinta.

Con todo, es un juego muy simplón y sencillo que no penaliza las muertes y que se nota que está pensado para que pueda ser disfrutado por todo el mundo, algo que nos parece perfecto, aunque es una pena que tantas buenas ideas se queden a veces a medias y sus desarrolladores no hayan sido capaces de retorcerlas para hacer con ellas algo más ingenioso, sorprendente y memorable, lo que no quita que su frenético ritmo impida que nos dé tiempo a aburrirnos lo más mínimo. Simplemente le ha faltado un puntito de genialidad que termine de explotar todo lo que propone.

En busca de la Estrella Polar

Levar anclas, desplegar velas ¡y simplemente navegar! Surcar los mares en busca de aventuras. Hay pocas ideas más emocionantes que esta y, ciertamente, Cat Quest III saca buen provecho de ella, transportándonos a un colorido mundo pirata que de verdad disfrutas explorando. Porque si algo deja claro la obra de marras es que, más importante que las misiones en sí que llevemos a cabo, es el viaje en el que te embarcas. La diversión está en todas esas pequeñas historias que se crean nada más poner pie en este colorido y espectacular mundo de piratas.

Un mundo que conserva toda la personalidad de pasadas entregas: su ternura, su humor fresco, sus gráficos adorables y su jovial banda sonora, donde se aúnan los temas anteriores y los nuevos. La comicidad continúa presente en todos los aspectos: en un lenguaje propio del universo gatuno, lleno de juegos de palabras perfectamente localizados; un diseño de armas y armaduras hilarantes, mazmorras y misiones secundarias con un toque jocoso y una abundancia de referencias a la cultura popular que no satura en ningún momento al jugador.

Al final, es ese tipo de juego que probablemente no desplazará a esos lanzamientos más mediáticos que llegan cada mes, pero si caes en sus redes, volverás a surcar sus mares una y otra vez.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PlayStation facilitada por Cosmocover.

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