Cada disciplina artística que se centra en la narración tiene sus géneros favoritos. Los videojuegos no son una excepción, y en los últimos años ha habido muchos juegos sobre cazadores de tesoros, gánsteres, asesinos sigilosos y, por supuesto, guerras ficticias y reales. A pesar del predominio de la ciencia ficción en el entretenimiento electrónico, lo cierto es que hay para todos los gustos.
En los últimos años, las franquicias Battlefield y Call of Duty han dominado el mercado mundial con entregas anuales de mucha calidad y un fuerte componente online y no parece que el panorama vaya a cambiar próximamente. Si bien, aun cuando la temática bélica está protagonizada por los shooters en primera persona, no son pocas las obras pertenecientes a otras formas de juego que, del mismo modo, siempre tienen la guerra y el conflicto armado como telón de fondo.
Y si no, que se lo digan a propuestas como Company of Heroes 3, un juego de estrategia en tiempo real que regresa a los campos de la Segunda Guerra Mundial. Una especie de Close Combat moderno con infinidad de condicionantes que influyen en el desarrollo de cada batalla, que se libra en cada esquina.
Buen momento para una pausa táctica
Company of Heroes es una de las sagas de estrategia más importantes de los últimos años. Entrega a entrega esta licencia creada por Relic Entertainment y distribuida por SEGA ha ido conquistando a los jugadores del género innovando, mejorando y creciendo a pasos agigantados para ganarse un lugar entre los grandes como Age of Empires o Starcraft.
Company of Heroes 3, el retorno del que probablemente es uno de los juegos más queridos de una franquicia que cuenta ya con más de 15 años a sus espaldas y que no ha dejado de crecer iteración tras iteración, no se conforman con dar un pequeño lavado de cara, sino que incluyen unas cuantas mejoras para hacerlo más atractivo a los tiempos que corren.
La más importante es la inclusión de la “pausa táctica”, un sistema que da mucho juego, puesto que, en cualquier momento, podemos pausar la acción y explorar libremente el mapa. Eso por sí solo es bastante útil, ya que te da un respiro y el tiempo necesario para analizar adecuadamente la batalla. Sin embargo, el beneficio real es poder ordenar unidades y poner en cola órdenes mientras se está en pausa, y luego ver todas esas órdenes y hacia dónde van las tropas en la interfaz de usuario. Cualquier cosa que puedas hacer en circunstancias normales, puedes hacerla estando en pausa.
Mover unidades, activar tus habilidades fuera de la pantalla, derribar nuevos edificios, reclutar nuevas tropas, no hay límite. En cualquier batalla, suceden muchas cosas, una lista enorme y creciente de tareas para que trabajes, por lo que tener la opción de detener las cosas y dedicar un tiempo a averiguar qué hacer a continuación es invaluable. Dicho de otra manera, la “pausa táctica” permite que el juego nos brinde una mejor experiencia, ya que, al tener más tiempo para planear las cosas, el movimiento de las tropas se puede organizar mejor y, hasta cierto punto, desplegarse mejor en la batalla.
De la misma manera, el mapa también ha sido mejorado, puesto que ahora permite marcar diferentes rutas de ataque. Esto permite que podamos jugar varias veces la misma misión ya que tiene múltiples maneras de afrontar las batallas. Cada una con distintos resultados, ofreciendo una nueva perspectiva que, hasta el momento, no han abarcado demasiados títulos.
La guerra y la paciencia
Por lo demás, si jugasteis a su segunda parte, más allá de las nuevas unidades y de los cambios en la interfaz, os sentiréis como pez en el agua, ya que las bases de su jugabilidad amparadas en la estrategia en tiempo real se han mantenido intactas. Esto quiere decir que la captura y defensa de los puntos de recursos siguen siendo vitales para hacerse con la victoria, ya que gracias a ellos podremos construir nuevas unidades y mejoras a mayor velocidad.
Por otra parte, la interacción con el escenario sigue siendo muy importante y cada unidad es un mundo en sí misma, por lo que tendremos que conocerlas al dedillo si queremos plantear correctamente nuestras estrategias.
Ahora bien, si esta es vuestra primera interacción con la franquicia que nos ocupa, tenéis que saber que Company of Heroes 3 es un juego donde realizar gestiones es muy importante. No bastará con que seleccionéis todo vuestro ejército y lo mandéis a un punto concreto a pelear. Aquí resulta mucho más productivo dar pequeñas órdenes concretas a cada unidad y planear con mucho cuidado cada uno de sus movimientos. El desarrollo de las partidas es muy ágil, dinámico e intenso, por lo que tendremos que ser muy rápidos elaborando estrategias y ejecutándolas.
Ingenio en tiempos de guerra
En muchos conflictos a lo largo de la historia ha habido momentos en los que la resistencia y la capacidad de recuperarse de las pérdidas manteniendo la posición y provocando pérdidas irreparables al enemigo, ha podido más que la capacidad de ataque. En este tipo de conflictos, llamados guerra de desgaste, gana quien consigue aguantar durante más tiempo.
Un buen ejemplo de guerra de desgaste es Company of Heroes 3, pues para tener éxito en los diferentes conflictos que se nos presentan, hay que paliar las bajas propias con mayor rapidez que las del enemigo, además de tener una economía que pueda sostener el conflicto durante mucho tiempo, así como contar con una moral de guerra de las propias fuerzas y de la población civil que puedan aguantar un pegoteo prolongado de bajas y las penurias económicas derivadas del estado de guerra.
En resumidas cuentas, la obra desarrollada por la gente de Relic Entertainment es mucho más que un relato hecho de batallas decisivas.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por SEGA Cosmocover.