Eso de la omnipresencia puede ser algo semejante a la pregunta. ¿Dónde está el límite del universo? ¿Cómo puede el universo no tener un borde? ¿Hay algo al otro lado del borde? Porque todo lo que conocemos tiene un borde, así pensamos nosotros, pero a causa del océano infinito del cosmos siguiendo las corrientes del universo, nos devanamos los sesos preguntándonos sobre cosas que no podemos saber. El infierno tampoco tiene límites, ni queda circunscrito a un solo lugar, porque el infierno es aquí donde estamos.
Terror más allá del espacio y del infierno
Ahora, la gente de Yotsubane y Adventure Planning Service nos aproximan al infierno a través de una obra que no tiene límites. Una obra ambientada a lo largo de varios escenarios que recibe el nombre de Crimzon Clover: World EXplosion y que se ampara en la representación de la multitud en el videojuego, el resultado de tomar la decisión de llevar hasta el extremo los mecanismos que componen un juego de este tipo. Multitud de enemigos, abundancia de explosiones en pantalla y un frenesí epiléptico que eleva el reto hasta la categoría de infernal, pero todavía asumible.
Lo que hay es lo único que importa: el jugador, la nave que pilotamos, el contador de puntos y una tormenta incesante de obstáculos a cada cual más monumental, así como una barrera casi infranqueable. Ahora bien, todo obstáculo es superable si estamos determinados a hacerlo y en Crimzon Clover: World EXplosion siempre hay una salida, un patrón de disparo en medio del caos. Entonces, si por naturaleza, entendemos la forma en la que se establece la tormenta de balas, podremos encontrar la forma de sortear el caos de la realidad para darle un orden establecido.
Y eso es a través de nuestra ira, un sentimiento que cumple una función cuando eliminamos a los suficientes enemigos, pues tiene una razón de ser: defendernos ante otras situaciones de peligro o un ataque. Si sabemos controlarla y valernos de ella cuando la necesitamos, activarla nos puede ayudar a salir victoriosos de situaciones que nos superan.
Un infierno complaciente
En otro orden de cosas, la obra que nos ocupa opera en lo que se conoce como el borde del caos. A este respecto, con el objetivo de dar forma a un mundo donde el mal campa a sus anchas y donde fuerzas progresivas y conservadoras luchan por el control. Si bien, también hace muchos esfuerzos por ir más allá de las amenazas del espacio exterior. Dicho de otra manera, existe un atisbo de esperanza más allá de ese infierno lleno de bolitas de colores. La condescendencia es, en buen sentido, el deseo de complacer, dar gusto y acomodarse a la voluntad del otro, y Crimzon Clover: World EXplosion también quiere ser amable con los principiantes.
Trabaja por un desarrollo comedido y sostenible, un camino que pasa inevitablemente por permitir personalizar también la experiencia mecánica del videojuego con el fin de hacerla más abierta a diversas audiencias.
Arrástrame al infierno
Nosotros, como jugadores, representamos el crecimiento y la esperanza frente al establecimiento de un obstáculo fundamental que tenemos que superar, la cortina de balas, la inmensidad contra nuestra nimiedad. Y a pesar de que resulta imposible no sentirse intimidado ante un panorama tan desolador, también podemos simbolizar eventualmente un peligro contra aquello que ha jurado destruirnos, uno que pone de manifiesto una emocionalidad potente y extrema y que contribuye a generar una respuesta emocional igual de intensa. Con el tiempo, seremos capaces de destruir mundos, de convertirnos en la muerte de ojos rojos, el exceso y el peligro en el espacio profundo.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Degica Games.