Pensar en Halloween es imaginarse disfrazado tocando puerta por puerta a la pregunta de ‘¿truco o trato? Esta es una de las tradiciones, junto a la de los disfraces, que siempre ha acompañado a la festividad más terrorífica del año y que mejor acogida ha tenido en todo el mundo. Una costumbre imprescindible de la noche del 31 de octubre en la que todas las casas se preparan para recibir a los más pequeños con sabrosas golosinas y caramelos, a no ser que se quieran ver envueltos en una travesura.
Especialmente en Estados Unidos, estos se presentan en las puertas de las casas disfrazados solicitando algún tipo de regalo, como comida o dinero o hacerles en general algún “truco”. En caso de que no les regalaran nada, pasarían a realizar alguna broma o travesura. De ahí la popular expresión de “¿truco o trato?”, una referencia a dichas jugarretas o travesuras que realizan en su origen los niños si no recibían el “treat”.
De este modo, obras como Death or Treat se empapan de este espíritu, ofreciéndonos un roguelite de acción 2D y hack & slash, con escenarios pintados a mano y animación tradicional. Un roguelike en el que tendremos que explorar diferentes mundos y derrotar hordas de enemigos como Scary, el dueño de Ghost Mart, líder en la producción de caramelos para Halloween.
Death or Treat y las pequeñas dosis de frenesí
Roguelites hay muchos, pero lo cierto es que solo unos pocos juegos han sido capaces de destacar dentro de este competidísimo género. En este selecto club podemos encontrar auténticas joyas como Hades, Dead Cells o Rogue Legacy. Joyas que, gracias a su increíble equilibrio, no lleva al jugador a los mandos a querer soltarlos para siempre, sino a agarrarlos con más fuerza que nunca. Siendo tan variopintos y distintos entre ellos, seguro que alguno se adapta a tus preferencias en lo que a videojuegos se refiere. Tanto es así que Death or Treat puede ser perfectamente uno de ellos.
De esta manera, nos encontramos ante un juego de acción y plataformas en el que deberemos explorar un gigantesco mundo dividido en varias zonas a cada cual más variopinta. Ante todo, Death or Treat es una aventura de acción rápida hack and slash con vista lateral al que simplemente se le han añadido sistemas de progreso propios de este desarrollo. Ya te harás una pequeña idea: al principio la exploración de los mapas se hace difícil y tropezarás mucho con la muerte, pero con cada reintento podrás mejorar un poco tus estadísticas, arsenal y habilidades.
Al final, es una obra que hace gala de la acción de Hades y la atmósfera de Pesadilla antes de Navidad, pero también podremos encontrar similitudes con otras muchas propuestas del estilo. Lo mires como lo mires es un juego muy divertido, con un control preciso que encantará a los aficionados al género. Los movimientos son sencillos: estilos de armas varios (rápidos, pesados o a larga distancia), alta movilidad y varios puntos débiles. Con el tiempo desbloquearemos distintas armas y, aunque nosotros nos inclinamos por las más convencionales, existen otras opciones según nuestro estilo de combate favorito a corto, medio o largo alcance.
La muerte solo es el principio
Todos estos elementos ayudan a que siempre tengamos la sensación de estar avanzando y cada pequeño hito que consigamos nos ahorrará tener que repetir muchas tareas para que así nos podamos centrar en cumplir nuestro siguiente objetivo. Evidentemente, puede darse el caso de que lleguemos a un sitio y ya sea por falta de preparación o de habilidad acaben por destrozarnos, momentos que podemos utilizar para seleccionar personajes que reciban oro extra, aprovechar para limpiar zonas que ya tengamos dominadas y acumular oro con el que potenciarnos para futuros intentos, por lo que nunca habrá un reto imposible y cualquier dificultad puede acabar por solventarse tirando de fuerza bruta.
Sea como fuere, el nivel de reto está muy bien ajustado y nunca nos ha dado la impresión de ser ni demasiado fácil ni extremadamente difícil, obligándonos a jugar bien y a estar atentos mientras sus emocionantes jefes y trampas nos ponen a prueba.
Hay juegos independientes que caen en gracia y reciben mejor atención que otros, sin tener en cuenta su calidad. Muchos equipos pequeños no se preocupan demasiado por promocionar sus proyectos y pasan más desapercibidos de lo que deberían; de un día para otro, se ponen a la venta y el público desconoce totalmente su existencia. Este es el caso, más o menos, de Death of Treat, un cúmulo de conceptos ya conocidos en el que no hay problema en admitir que no hay nada demasiado original en él. Si bien, es tremendamente divertido, todas las ideas que recoge tienen sentido dentro de su mecánica y derrocha estilo con buen gusto.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PressEngine.