Por más que pasen los años, tenemos muy claro que los juegos de plataformas nunca morirán. Podrán estar más o menos de moda, pero tratándose de un género con el que siempre se ha relacionado este hobby, no cabe duda de que seguiremos recibiendo más y más títulos dispuestos a desafiar nuestra habilidad con el mando y nuestros reflejos a través de complejos y desafiantes saltos.
Por ello, tras varias décadas en las que hemos visto cómo han evolucionado y se han perfeccionado, que un juego de plataformas consiga sorprendernos con su calidad a día de hoy es, cuanto menos, complicado e inusual. Sí, nos pueden gustar y hacérnoslo pasar muy bien, pero esa sensación de “ya hemos visto esto en otro juego y mejor hecho” suele estar muy presente y nos hace, casi de forma inconsciente, ser más exigentes con este tipo de títulos que con otros géneros más modernos o menos explotados.
Por ejemplo, allá por el año 2019, sin ir más lejos disfrutamos de un juego completamente distinto en todos los sentidos, Jump King, un plataformas de alto riesgo en el que teníamos que luchar durante el ascenso en busca de la legendaria buenorra. Una solitaria aventura para alcanzar la cumbre que nos exige un dominio absoluto de la técnica del salto y que obras como Diamond Hands: To the Moon nos esconde sus marcadas influencias.
A este respecto, por medio de un juego de plataformas donde tienes un único objetivo: llegar a la luna. Un juego de monos para monos, tan frustrante como la manipulación del mercado y un juego en el que no querrás soltarte por nada del mundo…
Habilidad y reflejos
Lo primero que llama la atención del título es lo tremendamente precisos y simples que son sus controles. Básicamente nuestras únicas habilidades son saltar, aunque también existen pequeños movimientos avanzados como tomar impulso desde un sitio en el que estemos para impulsarnos y llegar al extremo contrario o la posibilidad de provocar que caigamos a una velocidad mayor para evitar algún peligro.
Como muchos sabréis, que tengamos pocas acciones disponibles no tiene que significar obligatoriamente que el título no tenga profundidad o que este carezca de variedad, lo que suele ser responsabilidad del diseño de niveles. Resulta increíble la gran cantidad de situaciones diferentes y desafíos que la desarrolladora ha conseguido crear para retarnos a cada salto que damos, incluyendo de forma constante nuevos desafíos con los que tenemos que aprender a lidiar si queremos llegar a la cima.
Hablando de desafío, estamos ante ese tipo de juego en el que fracasaremos, literalmente, cientos de veces, puede que miles. Lo mejor es que sus controles son tan buenos y que el diseño de niveles está tan estudiado que en ningún momento llegaremos a pensar que esas caídas son culpa del propio juego, sino únicamente nuestras por falta de habilidad y precisión que podamos tener a los mandos, consiguiendo que nos piquemos una y otra vez para mejorar y así pasar de una vez ese punto en el que siempre nos caemos.
Picos del infierno
Diamond Hands: To the Moon es un juego de plataformas que quizá no sea demasiado original en lo que hace (más allá de su particular ambientación), pero está realizado con buen gusto. Es adictivo y desafiante como pocos, es totalmente rejugable y tiene una cantidad de contenidos tan abrumadora que nos hará sufrir a lo largo de nuestro ascenso a la luna.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Nintendo Switch facilitada por Ultimate Games.