La narración existe desde tiempos inmemoriales como una forma de transmitir los mitos de los pueblos de generación en generación. Pero, ¿qué entendemos por narración? En un sentido general, suele utilizarse para hacer referencia al contenido del relato (historia), a su forma (estructura), y al propio acto de enunciar (contar).
Esta enunciación de las historias y mitos ha ido evolucionando a la par de los avances tecnológicos de la civilización. Al comienzo, las pinturas rupestres narraban las jornadas de caza de nuestros antepasados. Luego, han ido apareciendo distintos pueblos con otras maneras de narrar, desde jeroglíficos hasta canciones. Hoy en día, se ha establecido una ruptura con la aparición del cine, y posteriormente, con los videojuegos, naciendo así los primeros dramas interactivos o películas interactivas.
Algunas desarrolladoras demostraron que el videojuego podía ser algo más que disparos, carreras en vehículos, escenas como motor de la historia. Junto a una planificada historia, se han ido incorporando elementos del lenguaje cinematográfico, planteando un escenario de posibilidades múltiples dentro del relato, generadas por la toma de decisiones del usuario ante ciertos acontecimientos. Y teniendo en cuenta estos elementos, juegos como Dustborn, ponen de manifiesto una estructura basada en las decisiones que toma el jugador y en las posibilidades narrativas de cada una de ellas.
A este respecto, mediante una aventura narrativa con acción en la que controlas a Pax, una estafadora con la habilidad de usar las palabras como arma que está acompañada de un elenco de personajes de lo más peculiar tiene que cruzar el país para entregar una valiosa carga.
Una banda de punk rock
La globalización del mercado audiovisual ha provocado que la localización de los productos audiovisuales sea cada vez mayor, favoreciendo la inmersión en el universo diegético. Después de todo, el hecho de poder seguir los diálogos sin necesidad de apoyarse en los subtítulos convierte la experiencia en cuestión en una actividad mucho más sencilla y cómoda. Además, de esta manera, se logra una mayor inmersión del espectador/jugador en la trama, dado que este posee una mayor libertad a la hora de fijarse en el componente gestual y físico de las interpretaciones.
Más que su estilo visual, que podría definirse como una suerte de novela gráfica cinematográfica con una dirección nada desdeñable, Dustborn destaca especialmente por las actuaciones de los diferentes actores y actrices.
Un peligroso viaje por carretera
El cine y los videojuegos, pese a ser dos industrias culturales diferenciadas, han ido ganando proximidad de forma creciente, vinculandose a través de los conglomerados mediáticos y las distintas marcas que los representan. Y aun a pesar de las múltiples conexiones existentes, estas se erigen sobre dinámicas diferenciadas, dado que un videojuego exige la interacción y participación activa de los jugadores, mientras que el cine puede tener sentido sin que sus espectadores contribuyan, actúen o reacciones.
De este modo, el hecho de que el jugador intervenga e interactúe, se convierte en un requisito indispensable respecto al cual existe un férreo consenso. Después de todo, aunque Dustborn nos sumerge en un drama donde convergen las aventuras narrativas y las series de televisión, este se basa en la repetición una y otra vez de unas acciones conocidas, asumiendo nuestras decisiones con el fin de llegar al desenlace de una historia. La repetición y frecuencia en el tiempo es la base del uso y disfrute de los videojuegos; en definitiva, el título que protagoniza estas líneas es una experiencia videolúdica, independientemente de que adquiera unas formas estructurales que lo acerquen a otros medios igualmente seriales, como la ficción televisiva.
Después de todo, el juego de marras hace mucho énfasis en el diálogo, pues es más un arte basado en que las partes traten de concertar, tratar en común las diferencias que les distancian, para comprenderlas y trabajarlas con el fin de descubrir las semejanzas que les acercan. Supone un acercamiento de posiciones. Ponerse en el lugar del otro y tratar de entender su postura sin olvidar la nuestra. El diálogo, si es bueno, ha de acabar en un entendimiento entre las partes que conduzca a una aceptación de las diferencias y, en el mejor de los casos, a un acuerdo.
Las palabras son poderosas
Dialogar de forma constructiva, requiere aprendizaje, práctica y tesón. Con esfuerzo podemos llegar a ser buenos dialogantes.
Sin embargo, en ocasiones hablar no basta con dialogar, por lo que en ocasiones tenemos que hacernos a las armas, proponiendo una suerte de momentos muy al estilo de un hack and slash. El sistema de combate es quizás lo menos brillante del juego, pues resulta muy básico y poco elaborado. Con toda la ambición que destila en términos artísticos y argumentales, resulta extremadamente chocante lo tópico y acomodaticio que resulta Dustborn visto únicamente desde la perspectiva jugable. Hasta tal punto es así que si nos desprendemos de su historia y su fantástica narrativa, la experiencia bajaría varios puntos.
Al final, la acción narrativa es el verdadero motor de la historia en la propuesta de Red Thread Games.
Una aventura narrativa
La atomización de las audiencias y de las experiencias de consumo mediático no es simplemente un fenómeno cultural. La industria televisiva o la cinematográfica funcionan porque millones de personas consumen sus productos, pero si estos consumidores ahora distribuyen su tiempo en diferentes experiencias de recepción mediática… ¿Cómo se sostiene el mercado?
La influencia del mass media y la cultura pop en la narrativa contemporánea, en este contexto, se presenta como una posible solución, proponiendo una experiencia que abarca diferentes expresiones, todas ellas por un hilo narrativo. Una experiencia como Dustborn que puede satisfacer las necesidades de un público general, puesto que ofrece un desarrollo sumamente acertado donde poesía y drama se entremezclan provocando un torrente de emociones, tiernas, ofensivas, pero sobre todo reales, mostrando los claroscuros de la condición humana.
Dustborn ya se encuentra disponible en formato físico para PlayStation 5, Xbox Series X y Xbox One, y que incluye lo siguiente: dos postales de lugares clave visitados por la tripulación; un mapa de la República Americana, con un listado de todas las paradas que la tripulación tiene que hacer antes de llegar a su destino final; un cómic precuela de 32 páginas sobre la vida de la tripulación antes de aceptar esta arriesgada misión; y pegatinas de los elementos icónicos del juego.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PlayStation facilitada por Meridiem Games.