La novela china es una gran desconocida para el público occidental a pesar de contar con auténticas joyas de una larguísima tradición. Es comprensible, dada la lejanía y que nuestras costumbres nada tienen que ver como las de Asia oriental, pero es algo que tiene fácil remedio.
China cuenta con clásicos que son comparables a nuestro Quijote o a las obras de Homero, aunque con estilos literarios muy distintos, así como novelas contemporáneas que han alcanzado una enorme popularidad. Y a pesar de que las comparaciones son odiosas, hablar de El romance de los Tres Reinos es como hablar de la Ilíada china. En aspectos puramente literarios son obras que tienen poco que ver la una con la otra, pero el parecido está en que se narran todos los hechos a través de los principales protagonistas de un periodo, que en este caso es larguísimo.
Y no podía ser menos. Estamos hablando de una novela con más de un millar de personajes en la que la vida, la muerte, la lealtad, la piedad filial, la amistad y el buen gobierno son tratados desde múltiples puntos de vista. De hecho, no es raro hablar con dos personas diferentes de esta novela y ver cómo toman partido de inmediato por uno u otro bando. Los hay que prefieren a los personajes taimados, o a los poderosos, o a los humildes. Tal es la potencia de esta historia, la más leída en la China imperial tardía y moderna, que ha dado pie a numerosos derivados: desde series y películas hasta videojuegos.
El arte de la guerra aplicado a la administración
Precisamente, en Corea del Sur sienten verdadera fascinación por el romance y en Japón una de las franquicias de videojuegos más exitosas, Dynasty Warriors, está basada en la novela de marras. Una franquicia protagonizada por avezados guerreros orientales en escenarios de uno contra mil y que recurre tanto a la acción estratégica como a la acción táctica. Y aun cuando no es menos cierto que su primera entrega fue un juego de pelea tradicional con un estilo muy semejante al de títulos como Soul Calibur, la segunda parte cambió las reglas del juego por completo, convirtiéndose en una aventura de acción masiva. Tuvo éxito y el resto es historia.
Tanto es así que puede presumir de una longevidad realmente notable para una saga que, iteración tras iteración, ha propuesto la misma estructura con una mínima dosis de cambios. No obstante, sin renunciar a exprimir una serie capaz de garantizar excelentes ingresos, Koei Tecmo y Omega Force han tenido la previsión de alimentar a los seguidores más acérrimos con una interesante variante llamada Empires, que agrega una pizca de estrategia a un escenario que de otra manera estaría condenado al ostracismo.
Precisamente, Dynasty Warriors 9 Empires representa la variante más estratégica del musou por excelencia, pues estamos destinados a disfrutar de la emocionante acción de uno contra mil y la complejidad de una simulación de conquista de naciones.
La fuerza bruta no lo es todo
Desde pequeños nos han enseñado que la fuerza bruta jamás termina en ninguna parte. El verdadero poder reside en nuestro intelecto, en la capacidad del ser humano de razonar y conjurar planes que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos. Un hecho comprobado que las organizaciones militares han adoptado como estandarte en sus contiendas. Las estrategias de guerra son el núcleo central de cualquier campaña bélica, consideradas también por muchos como el único instrumento para dar fin a la batalla.
La saga Dynasty Warriors siempre ha tenido un gran poder regulador de las emociones, siendo esto muy importante a la hora de exaltar la sensación de poder. A este respecto, batallando durante decenas de horas contra miles de oponentes en un acertado remedio terapéutico para combatir la rutina diaria en la vida real. Si bien, la variante de la franquicia que protagoniza estas líneas reivindica la importancia de poner a nuestro favor las condiciones más favorables, juzgando el momento preciso para atacar o retirarse y siempre evaluando correctamente los límites del combate.
Dicho de otra manera, Dynasty Warriors 9 Empires pone mucho énfasis en la política, las decisiones y las interacciones con nuestros oficiales a la hora de sentar las bases de nuestras fuerzas. Concretamente, desempeñamos el rol de Gobernantes, por lo que el juego que nos ocupa obliga a que estemos mucho tiempo planificando los detalles antes de cada batalla, desde aliarnos con otros reinos en pos de obtener los recursos necesarios hasta establecer diferentes hermandades. Por supuesto, todos los planes y los sistemas de planificación nombrados tienen un componente de tiempo, una dimensión que representa años, meses, semanas o cualquier intervalo de tiempo.
Esto puede que no sea un problema, pues la mayoría de los sistemas de planificación son bastante automáticos, pero cuando se planifican los requerimientos de tesorería o se toman decisiones que afectan a la utilización o movimientos de recursos, la precisión a nivel de día puede ser vital para inclinar la balanza del poder de nuestro lado.
La importancia del tiempo en la planificación
Pero al final de todo, Dynasty Warriors 9 Empires sigue a pies juntillas una fórmula a la que estamos acostumbrados en la serie principal. Empero, hay un puñado de jefes que sí nos obligan a ser algo más estratégicos y jugar a la defensiva desde los primeros compases de la aventura. Quizá parezca un detalle menor, pero esta suerte de encuentros en estos lindes rompen con la monotonía de machacar los mismos botones compuestos de ataques débiles y fuertes.
Por lo demás, la obra desarrollada por la gente de Omega Force consigue ampliar su abanico jugable, añadiendo mecánicas de estrategia a su fórmula clásica. Aún más ambicioso y extenso, y con varias ideas refrescantes para aquellos que tan solo conozcan la parte de acción de los Dynasty Warriors, también sirve como un nuevo punto de partida para la serie, entregando así una experiencia más variada.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Koei Tecmo Europe.