De una manera u otra, todos tenemos ese miedo a que los demás nos juzguen, por nuestras acciones o sentimientos, ya sean pasados, presentes o de forma totalmente injustificada. Es muy fácil para uno ser la autoridad y no estar bajo la autoridad. Es muy fácil decir que “esa persona debe pagar por lo que ha hecho”.
En unos instantes, nos convertimos en tribunal, juez y verdugo. ¿Tan difícil es un mundo donde uno se pusiera, de verdad, a hacer un esfuerzo para conocer a la otra persona? Por desgracia, todo el mundo tiene prejuicios, a pesar de que vivimos en una sociedad supuestamente moderna. Tanto es así que seguimos discriminando a personas por su color, sexo y clase social. Establecidos desde mucho tiempo atrás, no nos damos tiempo a tener datos reales, nos amparamos en los estereotipos que pertenecen a un grupo concreto y creemos saber cómo son.
Porque de eso es lo que trata Edge of Sanity, el nuevo juego de Vixa Games y Daedalic Entertainment, una oportunidad única para demostrar que nuestras acciones van definiendo nuestra identidad. Unas acciones que definen el rumbo de toda una vida al mismo tiempo que nuestros pensamientos y emociones más profundas acaban manifestándose en la oscuridad.
Atormentado por las pesadillas
Hace un par de semanas que Alan Wake 2 celebró su lanzamiento en formato físico. Y también hace un par de semanas que la célebre aventura de acción y terror desarrollada por la gente de Remedy Entertainment, la lucha entre luz y oscuridad a lo largo del juego, puso en nuestras manos una linterna para poder avanzar en el juego. Un arma mediante la cual podíamos quemar la oscuridad de nuestros enemigos para así hacerlos vulnerables a las balas. Esa luz como arma y la seguridad que nos brindaba, es todo lo que necesitábamos para poder luchar contra una oscuridad que transmitía una sensación de constante peligro.
No es casualidad, ni tampoco es baladí, que haya llevado a cabo esta suerte de recorrido previo, ya que Edge of Sanity bebe mucho de Alan Wake. Al fin y al cabo, la oscuridad es la gran protagonista del juego. Es como un virus mortal que se propaga por el mundo sin que nada parezca detenerlo. Una elección desacertada sería dar un paso en falso en el esfuerzo por hacer frente a una fuerza imparable. Nosotros no representamos a ese objeto inamovible. No podemos superar ese miedo a la oscuridad, ya que nuestro periplo implica evitar situaciones y lugares donde la haya. Crean cierta sensación de alerta o activación hacia nuestra persona, genera auténtico terror.
Por suerte, la luz nos mantiene a salvo de nuestros enemigos, aunque no de todos, ya que de tanto en tanto hace acto de aparición un implacable horror que amenaza con devorarnos. Nosotros, como jugadores, no podemos luchar contra los diferentes terrores que nos encontramos, por lo que nos tocará escondernos o huir si queremos sobrevivir, incluso en aquellos momentos en los que debemos resolver un rompecabezas, una tarea mucho más difícil de lo que cabría imaginar si nos escudamos en estas circunstancias tan adversas.
Es desquiciante; te agobia de una manera que cuesta explicar con palabras. Escuchamos un estruendo, o un grito… ¡y corres como un loco! Sin echar la vista atrás. Cerrando puertas con brusquedad, como si eso pudiera frenar al horror que te persigue. Y cuando, de algún modo, escapas, te giras; pero no dentro del juego, sino en tu propia casa, rezando para que nada de lo que acabas de vivir durante la partida se repita en la vida real. Esa es la grandeza de Edge of Sanity y su agobiante atmósfera; tan lúgubre, tan deprimente, tan lovecraftiana, que a poco que disfrutes con esta clase de relatos quedarás maravillado.
A veces incluso puedes sucumbir a la locura; perder el juicio ante los horrores que acontecen en pantalla como en su día hizo el fantástico Eternal Darkness de GameCube. Basta caminar un buen rato entre tinieblas, o enfrentarse cara a cara a un monstruo, para empezar a notar los efectos de la demencia: mareos, alucinaciones o hasta dolores de cabeza que pueden afectar al desarrollo de la partida. ¿Solución? Evitar la oscuridad y, claro, nunca mirar a los ojos a la muerte, que no es nada fácil cuando, precisamente, caminar acompañados de una tenue luz atraerá la atención de los monstruos.
La muerte que acecha
¿Tenéis miedo a la oscuridad? Eso es porque escondéis algo y no queréis que se sepa. Tenéis miedo a sentiros juzgados por los demás, a ese “qué dirán”. Dicen que el pasado siempre vuelve. Sabéis que no podéis escapar, pues este acaba encontrándote. De eso se trata Edge of Sanity. Bajo la apariencia de un juego de terror como mandan los cánones, se esconde una experiencia que promete poner a prueba nuestra capacidad de juicio a la par que saca a relucir nuestros mayores miedos. Unos miedos que enfatizan temas de terror cósmico, el conocimiento prohibido y lo peligroso. ¿Estáis preparados?
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por PressEngine.