Todos los amantes del cine de terror sabemos que hay ciertas normas básicas que debemos seguir si no queremos morir los primeros. Algunos buenos ejemplos podrían ser no entrar en la cabaña abandonada en mitad del bosque, no bajar al sótano que se ha abierto misteriosamente o no leer el libro raro encuadernado con piel humana. Cuando ves que los protagonistas hacen todas esas cosas paso a paso, sabes que la diversión está asegurada.
Por ejemplo, Ash Williams y sus amigos llevan a cabo unas pequeñas vacaciones en una vieja cabaña en mitad del bosque. Una vez allí, descubren en su sótano un libro extraño y antiguo junto a unas grabaciones de voz. Reproducen la cinta, la cual perteneció a un arqueólogo que habitó la cabaña anteriormente, y la voz recita unos pasajes del libro. El conjuro despierta a los espíritus demoníacos que habitan el bosque, que poseen al grupo de jóvenes amigos para darse un festín con sus almas. El resto, como se dice, es historia.
Bajo esta premisa, Posesión infernal (Evil Dead) deja patente su despreocupación a la hora de justificar las decisiones que toman los personajes que han creado, arrastrados al sufrimiento y la muerte de manera absurda. Dicho de otra manera, el negrísimo sentido del humor que Raimi soterra a lo largo y ancho de todo el metraje o, qué duda cabe, el inmenso partido que terminaría sacando de su limitado presupuesto. A día de hoy, la saga de marras sigue defendiendo el hueco que ostenta dentro de la historia del cine de terror, manteniéndose como un gran referente y un ejemplo de cómo las ganas y el ingenio pueden convertir las carencias en el germen de todo un universo.
Un universo que suma una nueva aportación con este Evil Dead: The Game, un título multijugador de terror asimétrico repleto de cubos de sangre y con una jugabilidad que tiene en su haber sensaciones casi cómicas.
El mal adopta muchas formas
De todos los libros mágicos del mundo, pocos son tan famosos (o infames) como el Necronomicón, el libro de la ley de los muertos. Se trata de una recopilación de conjuros y rituales antiguos que según el mito traen la locura o la muerte a la persona que trata de ponerlos en práctica.
Todo Evil Dead: The Game gira en torno a los horrores que atesora este libro, y nuestro objetivo (en compañía de otros jugadores o junto a la IA) es recorrer un extenso mapa con el fin de encontrar las tres partes de un mapa, conseguir las páginas perdidas del Necronomicón, la daga Kandarian con la que aniquilar el mal y también proteger el libro de la ley de los muertos. Todo eso mientras hacemos frente al mal que asola al mundo y nos vamos haciendo más fuertes en el proceso.
Ahora bien, a veces, casi sin darnos cuenta, nos convertimos en los malos del cuento, en el “lobo” de Caperucita Roja. Ese alguien que por dar una negativa a tiempo, decir la verdad en voz alta o actuar según sus valores se convierte en el personaje malévolo de la historia, en el responsable de que esa fábula no sea de color de rosa ni tenga la narrativa que alguien quiso dictarnos.
Un plan opuesto, una negativa inofensiva o una decisión inesperada se siente al segundo como una desoladora decepción y una inmensa afrenta. Así, casi sin buscarlo, sin preverlo y sin quererlo, nos convertimos en el “lobo” del cuento, en ese alguien que por seguir su intuición hirió al ser frágil que habitaba en el interior de una caperuza.
Evil Dead: The Game brilla especialmente cuando los minutos pasan en cada partida y una inquietante fatalidad se adueña del lugar. Brilla especialmente cuando el mal está dentro de nosotros y nos convertimos en una terrible pestilencia que parece abatirse sobre el resto de personajes. Un poderoso demonio Kandarian con el que podemos poseer toda clase de espíritus e incluso el propio entorno.
El humor en el terror
La emoción más vieja y más fuerte de la humanidad es el miedo y la más antigua y más fuerte clase de miedo es el temor a lo desconocido. Muy pocas personas querrán disputar estos hechos y el admitirlos debe establecer para siempre la pureza y dignidad del cuento de terror sobrenatural como una forma literaria. Sobre él se descargan todos los palos de una sofisticación materialista que se aferra a las emociones frecuentemente sentidas y los acontecimientos externos, así como a un idealismo ingenuamente insípido que desprecia las motivaciones estéticas.
Pero a pesar de todo, lo macabro ha sobrevivido, se ha desarrollado y ha alcanzado notables alturas de perfección; fundado, como lo está, en un profundo y elemental principio cuya atracción, si no es siempre universal, debe necesariamente ser punzante y permanente en las mentes de quienes tienen la sensibilidad requerida.
Y aun cuando la franquicia que nos ocupa es una de las más estrambóticas, también es lo suficientemente perturbadora como para que se te quede hasta la tumba. Porque el humor aparente es solo una cortina muy delgada que cubre los aspectos más sangrientos y perturbadores. Esto es algo que también está presente en Evil Dead: The Game, una obra que respira amor por todo el universo de Sam Raimi y la disparatada trayectoria de Ash Williams.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Best Vision PR.