Flintlock

El prólogo de Flintlock: The Siege of Dawn resulta aún mejor una vez terminamos la historia. Es un comienzo preparado a fuego lento, con la presentación de todos los personajes que terminarán siendo relevantes a lo largo de la historia, el objetivo de nuestra protagonista —aunque éste pronto se verá frustrado, un buen giro para que la historia arranque con fuerza— y una atmósfera fría, oscura y pesada; como cuando te entra frío en el cuerpo y parece que no quiere alejarse de tu pecho.

Su premisa argumental es aparentemente sencilla. Tomando el control de Nor Vanek, junto a su místico compañero, Enki, nos encontramos en una batalla sin cuartel contra los dioses y su amenazador ejército de muertos. Ante este panorama, deberemos perfeccionar nuestras habilidades de combate utilizando una apasionante mezcla de pólvora y magia para recuperar la perdida Ciudad del Amanecer mientras el mundo que nos rodea se sume en el caos. Como podréis intuir, bajo esta vaga descripción que os hemos dado se esconde un universo muy complejo repleto de historias que nos tocará descubrir por nosotros mismos, algo para lo que deberemos prestar mucha atención a lo que nos dicen los personajes con los que interactuamos y fijarnos en cada uno de los detalles de los escenarios.

Los magos de la pólvora

Centrándonos ya en lo puramente jugable, lo que Flintlock: The Siege of Dawn nos propone se podría resumir en una propuesta que bebe muchísimo de las últimas iteraciones de God of War, aunque sus creadores lo definen como ‘souls-lite. Es decir, disfrutaremos de un RPG de acción con muchos elementos que nos resultará sumamente conocidos, como un sistema de combate donde la pólvora y la magia aúnan sus fuerzas, la posibilidad de desarrollar a nuestro personaje como queramos escogiendo qué atributos mejorar con cada subida de nivel, montones de armas, armaduras y hechizos con los que definir nuestro estilo de juego, etcétera. 

De la misma manera, se han incluido los clásicos puntos de control de los Souls en los que descansar y recargar nuestras pociones, aunque todo esto de manera sumamente simplificada.

Pero las buenas noticias no terminan aquí, ya que a todo este dechado de virtudes tenemos que sumarle la presencia de un gran número de jefes distintos. Y lo mejor: son todo un espectáculo tanto gráfico como jugable, ofreciéndonos unas batallas sumamente intensas, muy diferentes y con múltiples fases distintas que nos han dejado sin pestañear y con la boca abierta de principio a fin. En concreto, los grandes jefes a los que nos enfrentaremos durante la historia principal son una maravilla.

Obviamente, también hay montones de combates opcionales y minijefes, donde se mantiene un buen nivel con enemigos muy variados y capaces de ponernos las cosas difíciles si no tenemos cuidado, especialmente si nos hacemos a los mandos en los niveles más altos de dificultad. En estos casos, no se libra de caer en la repetición de muchas de estas batallas, ya que hay tantísimas que acaba resultando inevitable, aunque al existir una mayor variedad de criaturas y cambiar las condiciones bajo las que se desarrollan estos enfrentamientos la diversión de luchar contra ellas se mantiene. Además, hay algunos combates secretos muy desafiantes e interesantes a nivel de mecánicas que nos han encantado.

Haz tuyas la venganza, la pólvora y la magia

Más allá de los combates, no podemos olvidar que Flintlock: The Siege of Dawn es, ante todo, una gran aventura, con todo lo que ello implica. Sí, las batallas son uno de los grandes pilares de la experiencia, pero la exploración también es importantísima en su desarrollo. Es decir, cada paso que demos en la historia nos llevará a un sitio nuevo e incluso cuando nos hagan regresar a un lugar conocido, será para tomar otro camino que nos lleve a una nueva área. Gracias a esto, el desarrollo de la aventura siempre resulta fresco y variado, por lo que no hay ni un solo momento que pueda ser considerado como relleno.

Aquí también nos toca aplaudir lo mucho que se ha trabajado el contenido secundario. Hay bastante por hacer, ver, explorar y combatir, y la mayoría de misiones secundarias suelen aportar detalles interesantísimos de la historia, de sus personajes y de su universo, incluyendo alguna que otra trama que nos ha encantado y que no tiene nada que envidiar a lo que jugamos en las partes obligatorias, por lo que es un juego que siempre invita a hacerlo todo y a seguir jugando tras sus títulos de créditos para que no nos quede ni un solo secreto por descubrir.

Más allá de lo visible —hay mucho que contar siempre en todo lo que no se ve—, Flintlock: The Siege of Dawn exhibe un encanto particular; resulta sencillo dejarse embriagar por un aroma bien macerado, compuesto por una historia que te atrapa, un universo mágico y un sistema de combate idóneo para vivir con la tensión necesaria cada enfrentamiento contra lo desconocido. Al final, la gente de A44 Games ha creado un juego capaz de mirar de tú a tú a las grandes producciones y además nos ha regalado una dupla protagonista que crece a medida que avanza la historia. Es cierto que a veces tardan un poco más que nosotros en inferir lo que está ocurriendo, pero como se suele decir, nadie es perfecto.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PlayStation 5 facilitada por Cosmocover.

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