Goliath Depot

Trabajar en un almacén no siempre es fácil.​ La altísima demanda de​ pedidos hoy en día debido a la practicidad de poder comprar cualquier cosa que queramos al alcance de un clic provoca que quien se encarga de este tipo de preparaciones trabajen a un ritmo vertiginoso. Por eso es más que probable que se cometan algunos errores durante dicho proceso que empieza con una decisión nuestra y acaba con nuestro pedido saliendo del almacén.

Para intentar aligerar este trámite, desde hace un buen tiempo, no es descabellado encontrar tecnología en este tipo de lugares en los que los productos copan las estanterías, especialmente en aquellas empresas más multitudinarias. Sin embargo, la programación, ya sea en un software o en un elemento mecánico, no siempre son la panacea y acaban añadiendo cuestiones de mantenimiento. 

Algo así sucede también en Goliath Depot, el título de Vidvad Games que nos adjudica la responsabilidad de sellar el entorno de trabajo para evitar que tanto robots como embalajes varios escapen y acabe cundiendo el pánico​ en las inmediaciones de la tienda.

Hora de salida incorrecta

El juego cuenta con esa breve parte narrativa, podríamos de​cir, que acabamos de comentar, en la que estamos al mando de que, tras nuestro turno de noche, todo esté en su lugar a la jornada siguiente. Y es este particular rol de portero de almacén lo que constituye la principal y casi única mecánica de Goliath Depot, puesto que todo gira alrededor de “cerrar” esta suerte de base de operaciones.

A lo largo de este periplo de retención,​ recorreremos tanto el almacén como sus aledaños, conformando cada uno de ellos un escenario único distribuido en 10 niveles con distintas disposiciones, pero con el mismo propósito de cerrar puertas al mismo tiempo que esquivamos enemigos a toque de plataformeo. Esto no supone más que un entrenamiento intensivo para el jefe de la zona, que nos obligará a dar lo mejor de sí para seguir preservando el reino del orden.

A pesar de la presión ejercida por este obstáculo final, la parte más desafiante del juego que nos ocupa pasa, sin duda, por su vertiente contrarreloj, pues es la que dota de urgencia al desarrollo de la partida al tener que completarla antes de que se agote el tiempo. Por suerte Goliath Depot cuenta con dos modos de dificultad, entre cuyas diferencias está la habilitación de una opción de continuar en el caso de que nos quedemos sin corazones o en lo resistentes que se convierte el aparataje.

El precio de las horas extra

Aunque el verdadero propósito del juego que nos ocupa sea cerrar puertas lo más rápidamente posible, la premura también coexiste con otros elementos. El mejor ejemplo de ello son unas monedas repartidas por cada uno de los escenarios y sus diversas funciones, lejos de limitarse a ser un mero potenciador de la puntuación. 

Por un lado, ayudan a prolongar la partida si se nos acaban las vidas. Y por otro lado, hacen accesible el canje de talentos, que no son más que habilidades que se activan al inicio de cada nivel, y que abarcan aspectos como una mayor velocidad, el doble salto o la sencilla acción de atravesar algunas plataformas. No obstante, este par de funciones no siempre son fáciles de conseguir, puesto que para acceder a ellas es necesario pagar un módico precio que no deja más remedio que optimizar la ruta de cada nivel para invertir el menor tiempo posible en adquirir el mayor número de monedas.

Aunque podamos adaptar hasta cierto punto la experiencia en el almacén, Goliath Depot está siempre dispuesto a tentarnos con nuevos retos. Por ejemplo, a la hora de elegir personaje. Si bien podemos seleccionar a George o a Georgette y unos pocos atuendos de colores, se puede desbloquear más variedad si se cumplen una serie de exigentes objetivos a lo largo de un mismo escenario, como son conseguir el 100 % de las monedas, no morir, no eliminar a ningún enemigo, conseguir 125.000 puntos o terminar cada entorno en menos de cinco minutos.

Especialmente para aquellas personas a los mandos que busquen desafíos y mejorar su propia marca, estas alternativas son una buena manera para incitarnos a repetir niveles para mejorar tanto el tiempo como las monedas recogidas, entrenándonos para aumentar la eficacia en la partida. Pero si nos parece una jornada difícil de afrontar en soledad, siempre podemos buscar a un compañero de juego para que nos acompañe en el modo cooperativo y facilite la tarea de completar los escenarios.

El último que cierre la puerta al salir

La automatización de procesos es algo que puede llegar a sumirnos en una rutina de inercia y repetición, pero también tiene cosas buenas, como el mínimo margen de error o la fácil adaptación al puesto laboral. Algo similar pasa con Goliath Depot, puesto que la sencillez de sus mecánicas no opaca la esencia arcade del título, sino que se convierte en un sinónimo de diversión, cumpliendo así la máxima del pasatiempo de las máquinas recreativas.

Así, el modo de dificultad junto a la exigente consecución de los desbloqueables nos permiten definir nuestra partida en función de nuestras características e intereses, logrando entretener a todo tipo de audiencias, desde las que llegan a Goliath Depot por los retos que atañe hasta las que buscan primar un plataformeo con cierta dosis de obstáculos. 

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Nintendo Switch facilitada por Flynn’s Arcade Publishing.

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