Antes de la llegada de juegos como Time Crisis y durante el auge del 3D, cuando las máquinas recreativas no eran un sueño lejano, recibimos con los brazos abiertos un puñado de propuestas que se desarrollaban como si de una coreografía se tratara, puesto que apenas teníamos control sobre las mismas. Este fenómeno dio lugar a posteriori al desarrollo de videojuegos exclusivos que recibieron el nombre de “juego sobre raíles”, dado que dirigía al jugador de forma predefinida por un montón de escenarios en los que iban apareciendo una serie de objetivos a los que disparar. Dicho de otra manera, las características más importantes de este tipo de proposición es que no podíamos decidir hacia dónde se quería ir, algo que era fruto de las limitaciones de la época.
Y aunque dichas limitaciones técnicas han dejado de ser un factor decisivo para realizar estas propuestas, no son pocas las desarrolladoras que han reivindicado su interés para que el jugador viva una experiencia específica y controlada. A este respecto, Green Phoenix nos sostiene de la mano en todo momento para contarnos una historia protagonizada por la IA de una nave espacial que emprende un viaje al espacio de la ciencia ficción. Un espacio cargado de imaginería que aunque no invita del todo a la contemplación, ofrece un discurso visual basado en la capacidad de contarnos una historia a través de los escenarios por los que pasamos rápidamente.
Mecanización tecnológica
El futuro del mundo pasa por viajar hacia la sostenibilidad y la eficiencia, y esto solo se consigue por medio del uso de la tecnología. Se pretende, al fin y al cabo, culminar un proceso de artificialización y ortopedización de toda la naturaleza en cuyo despliegue, a partir de cierto momento, todo lo que conocemos no tendría ningún papel relevante. En otras palabras, nos enfrentamos a una realidad que ha puesto de manifiesto que la estructura del planeta y la globalización que lo modela se desarrolla con la ayuda de la tecnología.
Mientras sobrevolamos sus escenarios, Green Phoenix nos muestra la deshumanización del arte, el empleo de máquinas para realizar tareas que antaño llevaban a cabo los humanos. Y aunque la obra que nos ocupa quiere contarnos una historia de venganza, que lo es, muchos de sus esfuerzos están enfocados a mostrarnos las consecuencias de esta mecanización, la soledad del individuo y el concepto de una sociedad donde el autoritarismo abusa de su autoridad y se impone al poder sin un consenso.
Buen concepto, ejecución mejorable
Para muchos es sabido que el tiempo de reacción, los reflejos y la habilidad juegan un papel fundamental en esto de los shoot’em up. Son juegos que requieren reacciones rápidas, y para avanzar a menudo es necesario memorizar los niveles y los patrones de aparición de los enemigos. Se ha definido Green Phoenix como una experiencia dirigida a comprender la forma en que se construye la narrativa, pero desde el fondo de su corazón, es un shooter sobre raíles que presenta cantidades aceptables de obstáculos y enemigos.
Imaginad esto como una sólida cadena que necesita la cohesión de todos sus eslabones. Cualquier aspecto de esta cadena principal de acción que sea alterado, provoca una distracción, por lo que el relato corre el riesgo de perder fuerza. Green Phoenix elabora un concepto interesante, puesto que quiere contarnos una historia a través de sus escenarios y las palabras de una IA, pero son tantos los obstáculos contra los que tenemos que lidiar que al final nos perdemos en la inmensidad del espacio y no alcanzamos la libertad que tanto deseamos.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Zerouno Games.