En el vasto mundo de los videojuegos, encontramos infinidad de nuevas propuestas que surgen día a día. La gran mayoría buscan el puro entretenimiento mediante diversas vías, aunque es también muy frecuente que, de forma secundaria, enseñen algún que otro aspecto, como pueden ser los valores que nos definen como personas. Sin embargo, existe otra vertiente de títulos que pretenden conseguir lo contrario: divertirse aprendiendo. Son los llamados videojuegos educativos.
Este grupo dentro de los serious games tiene como objetivo principal enseñar, en el sentido más puramente curricular de la palabra. Son un recurso más para aplicar en el proceso de enseñanza-aprendizaje que, con total seguridad, atraerá la atención de todas las pequeñas personas que estén disfrutando del título. Porque actualmente no solo es un reto encontrar la motivación por aprender, sino también resulta imprescindible conocer y hacer un buen uso de la tecnología que nos rodea.
Por eso, Didactoons se esfuerza por hacer de las mates algo divertido a través MathLand, un videojuego con constantes desafíos la mar de cuadriculados y dirigido principalmente al estudiantado de Educación Primaria.
Piratas expertos en dar en el clavo
El principio de MathLand reside en salvar una serie de islas de las garras de un malvado pirata que está corrompiendo su paisaje y recuperar las famosas gemas sagradas. Para ello, llevaremos a cabo una aventura en la que nos ponemos en la piel de un noble pirata que cuenta con la habilidad de realizar determinadas operaciones matemáticas como única arma en su poder. Ya sea para obtener catalejos que nos permitan descubrir nuevos escenarios o para superar los niveles, el cálculo es parte nuclear del juego.
Sin embargo, como en la vida misma, no podremos superar las adversidades solos. En esencia, necesitaremos la ayuda de un sabio para superar los niveles, pues él será la llave –o más bien nos la dará– para llegar hasta el cofre que contiene las joyas y acabar con la corrupción.
Con varias islas por los diferentes asuntos matemáticos –sumas, restas, multiplicaciones, divisiones y comparativos–, recorrerlas no solo pondrá a prueba nuestros conocimientos sobre los números, sino también nuestra habilidad a los mandos. Esto es, a pesar de que el Mar de las Sumas sea prácticamente un remanso de paz, a medida que se van complicando los conceptos, también irán apareciendo más obstáculos en tierra firme. Cañones, plantas carnívoras o plataformas que se desvanecen son algunos ejemplos de lo que nos impedirá ser el rey de los piratas matemáticos.
Y por si fuera poco, en cada escenario se esconde un objeto coleccionable relacionado con el mundo del mar y de los cazarrecompensas que nos incitará a examinar el entorno palmo a palmo. A modo de impresiones en monedas de distintos metales, nos haremos con el poder de barcos piratas y otros cachivaches –como brújulas y astrolabios–, aunque funcionarán como una decoración a partir de la cual, si queremos saber más, tendremos que hacer uso de otras herramientas.
El orden de los factores no altera el producto
Para conferir dinamismo al proceso mecánico de realizar los cómputos, MathLand nos brinda un constante desafío con operaciones que nos vienen dadas del derecho y del revés. Es decir, la finalidad no siempre será dar el producto –la solución directa– de, por ejemplo, una multiplicación, sino que nos preguntará por los factores –elementos que componen la operación–. Como consecuencia, estaremos entrenando varios tipos de fórmulas a la vez, persiguiendo dominar el concepto y la teoría a partir de poner los conocimientos en práctica.
De esta manera, se actúa sobre la suma y la resta a la vez, así como sobre la multiplicación y la división, y sobre los comparativos de mayor que y menor que. Además, al mismo tiempo se pone a prueba la flexibilidad cognitiva para cambiar entre reglas aritméticas y encontrar la relación entre ellas.
Un juego con muchas tablas
En resumidas cuentas, podríamos decir que MathLand es un juego DPM (de puras matemáticas). Ya sea como apoyo en el aula o como refuerzo en casa, el juego que nos ocupa es una buena opción para seguir revisando conceptos relacionados con los números y ganar velocidad a la hora de manipularlos. Además, sirve como un pretexto para compartir un tiempo de calidad, especialmente en el hogar, y, por qué no, ayudar a solucionar las dudas que vayan surgiendo de un modo ameno y entretenido.
Por último, el hecho de que la aventura resida en explorar diferentes entornos pone en marcha la motricidad y conforma el equilibrio perfecto entre aprendizaje y juego. Y si contamos con que hay presente un villano avaricioso y que quiere destruir ecosistemas varios, se puede, incluso, tratar temas transversales como los valores y el cuidado del medio ambiente.
Se acabaron los cuadernos de verano durante estas vacaciones, mejor repasar mates con MathLand e izar anclas para expandir nuestro conocimiento.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Artax Games.