Merek's Market

Las mudanzas, la competición y el humor forman parte intrínseca de nuestro día a día. Aunque las primeras y las segundas puedan traer consigo el estrés a nuestras vidas, por suerte, o por desgracia para algunos, siempre podemos recurrir a las risas para sobrellevar los arduos momentos de cambios. Nos reímos de nosotros mismos para quitarle hierro a determinados asuntos, pero también para demostrar a terceros que todavía podemos mantenernos en pie.

Teniendo nuestra tienda y prácticamente nuestra integridad en juego, Merek’s Market nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos para conseguir la medalla de oro. Y es que la obra de Big Village Games sabe que somos competitivos por naturaleza y nos muestra las puntuaciones globales para que nos pique el gusanillo de repetir algún que otro nivel que sabemos que podemos hacer mejor y rascar unas cuantas monedas más vendiendo nuestra mercancía.

Para andarse con pies de plomo

Como ya contamos en nuestras impresiones, en Merek’s Market debemos gestionar una tienda a lo largo de diversos niveles contrarreloj. En ellos, acudirán clientes a nuestro taller con el fin de pedir encargos de todo tipo. Desde un bastón de mago hasta la más robusta armadura, el catálogo de productos va casi más allá de lo que puede llegar nuestra imaginación (al menos, si nos imaginamos viviendo en la Edad Media). 

Si la simple tarea de crear equipamiento parece moco de pavo, cabe destacar que también haremos de tendero del pueblo con objetos básicos y tendremos que cobrar cada obra de artesanía que vaya a parar a manos del consumidor. Y todo ello a la velocidad de la luz para no perder efectivo por el camino. No obstante, la precaución, amigo creador, es una buena aliada a la hora de pasar por caja, pues el arte del regateo es un aspecto a dominar si no queremos perder buenos clientes.

Por este motivo, lo que empieza con unos agradables momentos de calma irá subiendo de revoluciones a lo largo de los 50 niveles de los que consta Merek’s Market, hasta llegar a pensar eso de “pies, para qué os quiero”. Afortunadamente, este título cuenta con un modo multijugador en el que podemos cooperar con hasta otros cuatro maestros artesanos con el propósito de hacer nuestra tarea relativamente más sencilla.

En todas partes cuecen habas

Nuestro protagonista es una persona ducha en el arte de la sierra y del martillo, pero todo empieza a complicarse cuando llega un tendero con aires de grandeza al pueblo. Dos artesanos, un pueblo y clientes en busca del mejor postor; la contienda está asegurada. Lo que nos obligará a ir haciendo reformas en nuestro taller con el fin de convertirnos en un oponente a la altura de las circunstancias.

Sus tretas harán que nos replanteemos si de verdad queremos dedicarnos a eso de abastecer a nuestros vecinos y conocidos, pero, sin embargo, el buen hacer de Merek posibilitará que sus amigos y algunos aliados que hará por el camino le echen un cable. Por eso, las dotes de vidente que adquiriremos y las alocadas propuestas de nuestros amigos nos empujarán hacia la victoria, especialmente en los niveles de jefe en los que las creaciones se convertirán en una tarea titánica.

Y es a partir de estos particulares niveles cuando nos trasladaremos a una tienda más grande, que irá pasando desde un pequeño y sencillo almacén hasta un espacio situado en pleno corazón de un centro comercial en el que contaremos con diversos habitáculos para cada tipo de producto. Así, agradeceremos la adecuada curva de aprendizaje de Merek’s Market cuando tengamos que planificar cómo, cuándo y dónde preparar la materia prima de nuestros artefactos.

Así, poco a poco las pociones mágicas se sumarán a nuestro catálogo y llamaremos la atención de las ratas, quienes nos robarán parte de nuestros ingresos si no las ahuyentamos. Si bien, nuestros contactos nos proporcionarán un gato que preserve nuestro patrimonio como enemigo natural de esos malditos roedores.

A quitarle hierro al asunto

Con diálogos y situaciones cargadas de humor, Merek’s Market nos pone en tensión en cada nivel para ponernos en la piel de quien trabaja de cara al público. Si bien, a causa del avance bien medido por sus niveles, estaremos dispuestos a canalizar esa presión para seguir viviendo el día a día de Merek, y sobre todo, querremos acabar con nuestra competencia desleal y enseñarle que las trampas son para los cobardes.

Aparte de por su simpático diseño, nos quedaremos del lado de nuestro artesano por la magia que desprende, por el gato cazador y porque no podemos perdernos la visita de un dragón al que deberemos poner un piercing.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PressEngine.

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