Mika and the Witch's Mountain

Una escoba, un caldero y un sombrero de pico. Con solo estos elementos, cualquier persona sabe que estamos describiendo la imagen de una bruja. Pero esta clásica visión ya no representa a unas personajes que han dejado a un lado los brebajes y la oscuridad para dar paso a una variedad de motivaciones como cualquier otro tipo de individuos. Una muestra de ello son títulos como The Cosmic Wheel Sisterhood o The Knight Witch.

Algo similar pasa también en Mika and the Witch’s Mountain, el último título de Chibig y Nukefist que nos pone en la piel de una aprendiz de bruja con las ideas muy claras, pero cuyo viaje se vuelve más largo de lo esperado a causa de una desavenencia con la bruja superiora.

Volar en una escoba te llena de determinación

Todo comienza con el honorable acto de una futura aprendiz de bruja llegando a las puertas del hogar de su futura mentora. Con objetos de encantamiento y una carta de recomendación bajo el brazo, Mika está convencida de que ganarse un nuevo estatus es inminente. Sin embargo, la gran bruja Olagari no se anda con chiquitas a la hora de elegir a su próxima aprendiz, por lo que un elemento tan sumamente simple como una carta no es motivo suficiente para aceptar a Mika. 

Como resultado, nuestra brujita protagonista acaba recibiendo, literalmente, una patada y es lanzada precipicio abajo, sin tener demasiado en cuenta su integridad física. Por desgracia, quien paga las mayores consecuencias de los actos de la bruja veterana es la escoba de Mika, haciendo del todo imposible volver a lo alto de Mont Gaun en un abrir y cerrar de ojos. Por lo tanto, la misión principal de Mika and the Witch’s Mountain está clara: arreglar la escoba y retomar el vuelo

La subida a lo más alto de la isla​ puede recordarnos a A Short Hike, la obra de adamgryu en la que debemos recoger plumas para llegar al punto más elevado del escenario en busca de cobertura. Y no es para menos, ya que comparten un propósito noble que se consigue a través de un esfuerzo genuino.

En el caso de Mika and the Witch’s Mountain, y como primer paso de la escalada, Mika acaba en un poblado costero donde una de las vecinas se ofrece a ayudarla, debido a que es conocida por su condición de manitas. Sin embargo, para arreglar la escoba, es necesario pagar por los materiales con un dinero que, como no puede ser de otra manera, debemos poner de nuestro bolsillo y que en ese momento no tenemos. 

Lejos de darnos por vencidos, ponemos rumbo a lo que se convierte en un contrato a tiempo parcial para Amazing Deliveries, la empresa de mensajería de la isla, en el que nuestras funciones consisten en repartir paquetes por todo lo largo y ancho de la isla. Así, ya el primer día conseguimos una tarjeta de pedidos en la que se registra, por una parte, la localización del cliente y, por otra parte, la valoración de la entrega.

Una valoración que​ depende de si se han evita golpes en la mercancía, de si se ha mojado o de si se ha entregado en el tiempo estipulado. Por suerte, estas condiciones no siempre coinciden, por lo que el nivel de exigencia suele ser justo y, por supuesto, proporcional a la fragilidad del objeto.

Contra viento y marea

Una de las cuestiones que hace especial a Mika and the Witch’s Mountain es su espíritu crítico con todo aquello relacionado con las condiciones laborales. Todo empieza cuando en la tarjeta de pedidos se hace una distinción entre los encargos que pactan los clientes con el encargado –y que son retribuidos– y los recados que hacemos por ayudar al prójimo –gratuitos y por amor al arte, haciendo las veces de misiones secundarias–. Esto ya deja entrever de qué pie cojea el que se hace llamar jefe.

Básicamente, a partir de este punto es cuando se hacen más patentes los comentarios relacionados con el hecho de que el bajo sueldo se compensa porque se nos está brindando una oportunidad o con tener que usar nuestros propios recursos sin que la empresa proporcione ningún tipo de facilidad. Porque quién no querría dejar de comer o, incluso, de tener un techo por contar con un trabajo que no da tranquilidad ni te llena como persona.

Afortunadamente, el resto de habitantes son, en mayor o menor medida, comprensivos y están dispuestos a arrimar el hombro si es necesario. Principalmente, debido a que, a pesar de tener motivaciones muy diferentes, todas convergen en un objetivo similar: ser felices sin interponerse en la felicidad de otros, algo que consigue que todos tengan un toque carismático. 

Aparte, también se experimenta un sentimiento de libertad y crecimiento a medida que exploramos más lugares gracias a la mejora de la escoba. Así, estos elementos aderezan unas zonas diferenciadas con maestría y caracterizadas en un mapa que resulta muy útil a la hora de volar por el mundo. Porque no querríamos perdernos entre los tablones del puerto, los animales de la granja, la estructura de la mina o los vientos de la gran explanada –aunque, realmente, no nos importaría pasar más tiempo por dichos entornos–.

Finalmente, además de unos adorables guiños a algún que otro personaje de anteriores títulos de Chibig, Mika and the Witch’s Mountain cuenta con una serie de coleccionables en forma de pequeñas estatuillas de Napopo que podremos canjear por atuendos y otras modificaciones tanto de la propia Mika como de la escoba. 

El mejor cambio de aires

Si tuviéramos que describir Mika and the Witch’s Mountain con una palabra, elegiríamos “entrañable”. ​Lejos de quedarse simplemente en un estilo y propósito desenfadados, el presente título se las ingenia para ofrecer una aventura cercana, profunda y divertida que sabe encandilar tanto a peques como a adultos. Y lo consigue siendo crítico con temas tan actuales como la contaminación o la explotación laboral, siempre sin perder de vista la esencia de la bondad.

Rompiendo el estereotipo de bruja de toda la vida, esta obra de Chibig y Nukefist juega con el preestablecimiento de unos elementos mágicos que sirven para un propósito diferente con el que fueron concebidos. Una idea que nos muestra que incluso las cuestiones y temas más estancos de cualquier ámbito pueden ser modificadas en busca de un bien mayor y más generalizado.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Terminals.io

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