Dejando al margen las guerras, la pandemia de la COVID-19 es, sin duda alguna, la mayor catástrofe sanitaria que hemos vivido desde aquella mal llamada “gripe española” de 1918. Una pandemia que ha afectado a todo el mundo, que no distingue fronteras. En esos momentos, y probablemente por primera vez, mucha gente se dio cuenta de que, a grosso modo, todos estábamos en el mismo barco (o en uno parecido). Todos veíamos la vida desde nuestras ventanas sin poder hacer nada más que esperar.
Sin embargo, al final nos ha enfrentado a aspectos perturbadores de nuestra sociedad: escenas de violencia en hospitales sin parangón en el mundo; violencia criminal incontenible. La vía del egoísmo, la desconfianza, la descalificación mutua y el miedo, la actitud de “yo voy primero y sálvese quien pueda”, han contribuido a que la situación no haya mejorado tanto como nos hubiese gustado.
Así que la pandemia destapó algo que ya se venía diciendo, pese a que en ocasiones nos sonase a cuentos de ciencia ficción: las amenazas globales no son rumorología y, como especie, corremos el riesgo de desaparecer. A este respecto, Mr. Prepper, de Rejected Games, plantea un escenario que parece ciencia ficción, pero no tanto si echamos la mirada atrás. Sabemos que algo anda mal, que el riesgo de una guerra nuclear se siente en el aire y que es imperativo prepararse para lo que se avecina.
Mr. Prepper: espera lo mejor, prepárate para lo peor y gestiona lo que venga
El fin del mundo es algo inevitable y ante la posibilidad, no solamente de una catástrofe natural sino también de una estupidez humana, nuestro protagonista quiere vivir con la tranquilidad de que tiene un sitio donde refugiarse. Y si ese sitio lo resguarda de las condiciones externas, le da de comer y le permite dormir, mejor que mejor. En estos momentos, la voluntad de sobrevivir, la capacidad de controlar el miedo, nuestros conocimientos y recursos nos pueden salvar la vida.
Dicho de otra manera, lo más importante en Mr. Prepper es la actitud frente al problema. Por ello, lo primero que debemos hacer es convertir nuestra casa en un lugar más seguro, un búnker inexpugnable donde poder disfrutar de nuestra intimidad y descansar, al mismo tiempo que construimos granjas, invernaderos, herramientas, vehículos…. Eso sí, de poco sirve toda una estructura meticulosamente diseñada y construida si luego no hay en el interior lo necesario para subsistir. Esto implica que el habitáculo debe contar con una despensa para contener todo este cargamento de subsistencia. En pocas palabras, Mr. Prepper va de estar preparado.
Consiste en usar la cabeza, sin apagar el corazón caliente, que se cuida de abrigar expectativas excesivas, de esas que se traducen en fallidas y frustradas esperanzas, por haber perdido ese sentido de la realidad que hace que la más sensata actitud reside en una manera permanente de esperar lo mejor, mientras nos estamos preparando para afrontar lo peor.
El rostro del totalitarismo: control de la libertad de expresión
Eso sí, la obra de marras también implica ciertos riesgos que deben ser considerados. Nuestro protagonista vive en el país que una vez fue la tierra de la libertad, pero ahora se encuentra atrapado según las reglas establecidas por un gobierno totalitario, siendo la propaganda y la persecución política los motores que facilitan este cometido. Eso significa que el conjunto de la sociedad debe integrarse en la política nacional, que los individuos entre los que se encuentra Mr. Prepper se sienta parte del Estado y desarrolle una lealtad extrema, siendo más alta, incluso, que la mostrada a la propia familia.
La ficción del siglo XX ha ofrecido imágenes terriblemente desalentadoras de la influencia social de la tecnología. Experimentos imaginativos como los de 1984 no habrían sido posibles sin un grado de sofisticación tecnológica lo suficientemente grande como para que el individuo moderno no sintiera su libertad y, sobre todo, su intimidad constantemente vigilada y amenazada. Aparte de la falta de libertad, en estas ideaciones atemoriza especialmente la ausencia de un ámbito en el que el ser humano pueda estar solo y sin vigilancia, al abrigo de cualquier mirada pública y estatal.
Muchas veces, esta vigilancia de lo público se quiere justificar por el beneficio que se obtiene de ese control. No quiere que disfrutemos de nuestra intimidad, quiere que permanezcamos bajo su control, y el título de Rejected Games destaca sobre todo por ocultar sus críticas más agudas en el mejor escondite posible: a la vista de todos. La sátira es esencial a lo largo de toda la aventura y ejecuta una disección brutal para exhibir las tripas del totalitarismo.
En resumen, lo que nos ofrece esta obra en conjunto es una lección que quizá deberíamos escuchar ahora más que nunca: que el virus del totalitarismo puede ingresar en casi cualquier cuerpo y que haríamos bien detectarlo antes de que sea demasiado tarde.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Ultimate Games.