El escapismo en vivo es una tendencia de ocio que viene experimentando un crecimiento extraordinario en los últimos años. Esta actividad consiste en un juego en equipo cuyo objetivo es escapar de una habitación dentro de un tiempo dado, generalmente 60 minutos. El reto suele ir más allá de salir de la sala e incluye una historia con un objetivo concreto: encontrar un tesoro, robar una joya, hallar una prueba clave o desactivar alguna amenaza terrorista.
De la misma manera, los ambientes son muy diversos: una celda, un apartamento, un almacén, un manicomio… Visto así, tal parece que la ambientación de terror es sumamente recurrente, creando contextos adecuados para vivir experiencias de alta tensión emocional. De hecho, eso es precisamente lo que nos propone OXIDE Room 104, una aventura de terror en primera persona que combina muchos de los elementos que podemos ver en los escape room, desde rompecabezas hasta trampas, con tintes de acción y supervivencia.
Una aventura sobrecogedora que da el pistoletazo de salida en la bañera de una habitación de motel, con Matt, nuestro protagonista, totalmente desnudo y sin saber qué es lo que ha ocurrido. Por ende, tendremos que ayudarle a salir de esa habitación y recorrer el resto de estancias con el fin de escapar, y ya sea de paso, descubrir qué clase de horrores nos aguardan en cada esquina.
El ambiente, el escenario y la atmósfera
Aplicando esta consideración al Survival horror, la consideración fantástica entendida como terror se establece a partir de los componentes que elaboran esa necesidad de supervivencia, pero no con la sensación central que asola al jugador. Además, los elementos jugables de OXIDE Room 104 aluden a la actividad del jugador en pos de pervivir en la aventura, pero la expresividad del título, así como su construcción temática se dirige a la relevancia del protagonista y, por extensión, a la del jugador.
La humanidad que permea sobre la obra que protagoniza estas líneas hace que la disyuntiva terrorífica sea el constante temor del jugador. De esta forma, es sumamente relevante señalar el propio motel como una suerte de elemento estructurador, tanto del comportamiento de Matt como de la expresión de la obra. Tanto es así que es el responsable del clima del juego, aportando más dramatismo y explicando perfectamente en qué estado se encuentran los personajes y los hechos que se describen. En resumen, es un elemento muy importante de la narración, un telón de fondo para la acción y una parte esencial del clima de la historia y de su impacto emocional.
Asimismo, cabe agregar que la ambientación de OXIDE Room 104 se vale mucho de la gama de colores y de su poder expresivo, mostrando que es posible combinar lo siniestro cono lo fantástico en el plano audiovisual y jugable para contribuir eficazmente a que el jugador sienta el horror mientras está jugando. Esto apoya al sentido de realismo y de connotación retorcida de la situación. Este arte que oscila entre lo realista y una utilería con destellos no terrenales durante los momentos de incesante sufrimiento, proporciona un ambiente sórdido y retorcido, digno de la veracidad de la temática que se ha querido transmitir.
La muerte es solo el principio
El ser humano está irremisiblemente destinado a morir, y muere poco a poco, día a día, de forma continua, desde que empieza la vida. Si no pude sustraerse a la muerte, puede escogerse el cómo morir: es libre. Porque hay muerte que es desperdicio de vida, y hay muerte que es sublimación de la vida. No hablo de la tentación estoica del suicidio, como acto supremo de libertad, al escoger el momento y forma de muerte. Hablo de la aceptación consciente de que vamos a morir y que estamos muriendo siempre, pues cada día que pasa es un día menos que nos queda de un total que desconocemos.
Sin embargo, en OXIDE Room 104 la muerte se entiende desde una perspectiva no dual, como vida en constante mutación, nunca como final, siempre como posibilidad de conocer los secretos de la existencia y regresar a un estado de unidad. Dicho de otra forma, cada vez que morimos en el juego de marras aparecemos en bañera de la habitación 104, con nuevos puntos de vista, una amenaza que se hace especialmente manifiesta y con un misterioso doctor que nos dice que no estamos cumpliendo con la misión.
Y aun cuando es posible resolver esta disyuntiva en el desenlace, dirigiendo el relato hacia lo misterioso, el conocimiento anteriormente aprendido en otros intentos, así como uno de los finales disponibles según las decisiones y actos del jugador, pueden dar lugar a una conclusión muy diferente, más cercana a una explicación alejada del conocimiento mundano. Así, el fracaso se erige como una opción en OXIDE Room 104, marcando la senda a seguir y guiando nuestros pasos en el camino hacia la verdad.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Xbox Series S|X facilitada por WildSphere.