Más allá de la sanguinaria pero entrañable planta carnívora de la película La tienda de los horrores, de las invasivas trepadoras que lanzaban dardos venenosos a los protagonistas de Jumanji o las criaturas fantásticas que acompañan a la saga de Harry Potter, las plantas apenas salen reflejadas como monstruos en en el imaginario social y cultura popular. Además, seguro que si os pregunto por algo que os de miedo, esté vivo y no sea humano, las arañas, las ratas y las cucarachas, les quitarían el puesto sin duda a cualquier planta de nuestro planeta.
¿Pero refleja eso la realidad?, ¿las plantas pueden dar miedo? El mundo vegetal es realmente fascinante y es sorprendente las cosas que pueden llegar a hacer las plantas con tal de sobrevivir. Así que, con este contexto terrorífico, juegos como Perennial Order destacan de sobremanera, ofreciéndonos una experiencia de terror de plantas en 2D ambientado en un mundo atmosférico de la Edad Oscura plagado de horrores infestados por la naturaleza y que son totalmente indescriptibles.
De buena semilla, buena fruta
La estética del juego, por ejemplo, está completamente al servicio de ese mundo creado por Gardenfiend Games. Soy incapaz de imaginarme Perennial Order con un aspecto diferente al que tiene. Los escenarios, dibujados a mano, son oscuros, repletos de detalles y con diferentes niveles de profundidad. Desde altos árboles devorados por el musgo y campos de hojas rojas mecidas por el cauce de un arroyo, hasta un castaño centenario cuyo tronco desnudo invita a viajar a otros universos mientras las hojas caídas se apoderan del mundo, el diseño de todos los escenarios es intachable.
Pese a tratarse de un juego que se desarrolla al completo en un tupido laberinto de musgo y verdor, las diferentes paletas de colores y pequeños detalles consiguen que podamos identificar al instante que nos acercamos a una zona nueva. También es destacable el uso de los indicadores diegéticos que nos ayudan a orientarnos o a encontrar a determinados lugares o personajes.
Un campo fértil, si no descansa, vuélvese estéril
Si algo bueno se puede decir sobre Perennial Order es que se explica solo. Más allá de dominar los timings para esquivar y correr, la idea de usar un estoque enlazado a un brazo con el joystick derecho, y que dependiendo de cuanto lo aguantaremos haremos que el ataque sea más o menos fuerte, se entiende al instante. Su gratificación es instantánea, y acepta sin problemas las sesiones de juego cortas; su introducción, una plaza con un jefe al que debemos derrotar para continuar hacia un mundo algo más extenso, expone el tono del juego a la perfección.
Sus problemas vienen después. Los combates en sí son irregulares. Todos los jefes están bien diseñados; todos tienen patrones de ataque como mínimo correctos, interesantes en su mayoría; algunos son una delicia, otros son menos memorables, pero todos están bien pensados y funcionan. Sin embargo, la idea alrededor de la cual se construye Perennial Order, la de morir con un solo golpe, hace que los enfrentamientos sean exigentes y difíciles; emocionantes por ese motivo, en algunos casos, e insustanciales en otros, por lo mismo.
En más de una ocasión tuve la sensación de no haber disfrutado de los jefes; así como en otras propuestas del mismo género el proceso de descifrar el jefe estaba pensado para que los exprimamos antes de dar la estocada final, aquí ese proceso no es obligatorio. Perder es cuestión de segundos; no es difícil que el paseo hasta los jefes sea mucho más largo que el combate mismo, algo que deja un sabor de boca raro cuando matamos a un jefe casi sin saber cómo.
Tan solo debes sembrar, lo que pudiste abonar
Con todo esto, Perennial Order es un juego muy interesante que no consigue desarrollar del todo bien sus ideas. Su propuesta es muy valiente, sobre todo en lo estético, y merece la atención, pero se queda a medias en más o menos todo: los jefes acaban no destacando lo suficiente, el tipo de exploración que propone hace aguas y la forma en que está aplicada su mecánica principal no deja mucho espacio para la curiosidad una vez que terminamos el juego.
Da la impresión de que Perennial Order tendría que quedarse más en nuestra cabeza, darnos más que pensar; pero por desgracia, el exquisito envoltorio no encaja a la perfección con lo que hay dentro.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Xbox Series X|S facilitada por SOEDESCO.