A medida que crecemos y nuestro cerebro madura –moldeándose, a su vez, en base a nuestras experiencias–, vamos ideando un proyecto de vida sobre el cual construir la esencia de nuestro ser. Organizamos un plan sin fisuras, porque, muy probablemente, esa seguridad de tener bien atado el futuro nos confiere cierta seguridad a la hora de tomar decisiones, además de entenderlo como un colchón sobre el cual caer si algo falla.
Sin embargo, nunca podremos ceñirnos completamente a nuestro plan; no, al menos, mientras vivamos rodeados de otros seres humanos. Aspectos como el amor, el trabajo y la interferencia entre diversos designios son solo algunos ejemplos de cómo terceras personas pueden modificar nuestras expectativas previas, siendo necesario recalibrar la ruta que habíamos diseñado y, por qué no, replantearnos, incluso, el origen de nuestra existencia.
Sin comerlo ni beberlo, estas son las cartas que pone encima de la mesa Quintus and the Absent Truth, el título de Wreck Tangle Games, estudio de un único desarrollador, Orion Moon, en el que dependeremos de un simpático ratoncito para reconducir la vida del protagonista, Alan, y salvar a su hija.
Entre la profunda oscuridad
Como reza el dicho, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Asemejado a las distintas etapas por las que pasamos a lo largo de la vida, el presente título se estructura en una serie de capítulos en los que alternaremos el control entre Alan y Quintus, el simpático ratón de la familia. Cada uno de estos fragmentos lleva asignado un título distinto, con adjetivos sinónimos de “perdido” o estrechamente relacionados con su definición, una pista de lo que nos vamos a encontrar en el juego.
Y es que, de una forma u otra, encarnamos a un músico que ha perdido su inspiración y, en cierto modo, su razón de ser. Los medios se preguntan qué ha sido de él, su discográfica se tira de los pelos ante las más que evidentes pérdidas económicas y él mismo se pregunta qué puede haber hecho para que, además, hayan secuestrado a su hija, Lydia.
Y por si fuera poco, se suma el hecho de que ha defraudado a su esposa, fallecida al dar a luz a la pequeña, al no poder cumplir la promesa de cuidar a su hija. Pues, a pesar de convertirse en una suerte de fantasma en la memoria del protagonista, la madre de Lydia juega un rol central en Quintus and the Absent Truth, uno que, si bien de forma indirecta, actúa como juez, jurado y verdugo.
Si sabes encontrar la luz…
Con un motor de la historia habitual en los títulos de terror, Quintus and the Absent Truth se centra en el juego de luces y sombras para guiarnos a través de los diferentes escenarios usando la primera persona. El diseño que ilustra a la perfección ambientes que encontramos en la vida real deja paso a poco más que un boceto en tres dimensiones cuando apagamos la luz, acentuando un sentimiento de desorientación que nos acompañará en toda la aventura.
Esto provoca que el ritmo de avance sea lento, teniendo que inspeccionar muy bien los contextos en busca del recoveco correcto en el que se encuentra la clave para seguir hacia delante. Entre tantas idas y venidas, nos daremos de bruces con elementos que, aun estando inmersos en una atmósfera tensa la mayor parte del tiempo, romperán la quietud de unos escenarios con mucho que contar.
En contra de lo que puedan parecer los primeros compases, el título que nos ocupa sorprende de cara, sobre todo, al tercer capítulo, pasaje en el que controlamos al propio ratón. Pese a que las mecánicas sean idénticas a los momentos en los que se controla al humano, el entorno se vuelve más imponente debido a la diferencia de tamaños entre el minúsculo Quintus y las estancias a recorrer.
Las apariencias engañan
Con una escueta historia que acaba sorprendiendo en sus compases finales, Quintus and the Absent Truth es un relato de lo que fuimos y la pérdida de caracterización que se arrastra, en ocasiones, con el paso del tiempo, principalmente por acontecimientos que no se pueden prever. Pero también es la viva imagen de que siempre queda algo por lo que luchar y a lo que dedicarnos en cuerpo y alma.
Es, a su vez, un reflejo de cómo moldeamos nuestro entorno para subsistir y lo que dichas modificaciones dicen de nosotros. De este modo, Quintus and the Absent Truth nos ofrece en todo momento una narrativa visual que no tiene pérdida y que ata todos los cabos durante su desenlace, construyendo una historia que, a su manera, deja con ganas de más.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital para Nintendo Switch facilitada por Eastasiasoft.