Una guerra supone una lucha incesante y un despilfarro de recursos en pos de vencer al bando contrario. Lejos de ser aquello tangible lo único que se pierde, no son pocas las vidas sacrificadas para llegar a un fin que, más veces de lo esperado, significa una falsa tregua. Y es la crueldad de este conflicto bélico la que nos aboca a la insensibilidad, a la pérdida de control y a poner el interés personal por encima de todo lo demás.
Esta trayectoria cargada de sangre como consecuencia de perseguir una verdad olvidada sobre nosotros es la que nos relata Rise Eterna. Al margen de toda facción, combatiremos por turnos de una forma estratégica a lo largo y ancho de unos escenarios cuadriculados. Bebiendo de unos cimientos que se encargó de construir Fire Emblem, el título de Makee y Forever Entertainment nos ofrece una aventura cargada de autoconocimiento y secretos por desvelar.
Quién soy, de dónde vengo y a dónde voy
Batallar en soledad raramente augura un éxito en el terreno de la confrontación, por eso el juego que nos ocupa comienza con un dúo de personajes bastante peculiar: Natheal, un mercenario con más sed de dinero que de sangre, y Lua, una joven ducha en el arte de la lucha cuyo pueblo acaba de ser masacrado. No teniendo mucho más que el uno al otro, parten rumbo a la ciudad para buscar la ayuda y el consejo de un hombre de referencia para esta última.
Como no podía ser de otra manera, y lejos de suponer el ocaso de esta historia, los protagonistas son, a su vez, redirigidos a otros lugares con el fin de conocer cuál es el misterioso origen de las capacidades de Lua. Para tamaño propósito, contarán con la ayuda de hasta 12 personajes más, tres de los cuales son optativos y deberemos buscar en diferentes puntos del mapa, para derrotar a todo aquel que se nos ponga por delante, desde bandidos hasta religiosos.
El largo camino hasta la verdad creará una serie de dinámicas entre los personajes mediante las cuales conoceremos su forma de ser, sus aspiraciones e incluso parte de su pasado. Y todo ello se ve aderezado con un estilo de combate de rol táctico, en el que nuestros movimientos dependen del alcance del desplazamiento y ataque de los miembros del grupo. Teniendo que prestar atención, asimismo, a la cobertura de los enemigos, calcular nuestras jugadas será clave para evitar tener alguna baja en el equipo hasta la próxima batalla.
El bienestar de las tropas conduce a la victoria
Sin embargo, a pesar del gran número de unidades que somos capaces de poner bajo nuestras órdenes, solo podremos llevar a seis en nuestro equipo. Con diversos roles que permitirán el combate cuerpo a cuerpo o los impactos a mayor distancia, en nuestra mano queda la estrategia que mejor se adapte a nuestras características. Del mismo modo, no podemos dejar de lado sus condiciones ofensivas o de apoyo, pues es la suma de todos estos elementos la que organizará nuestro ataque.
La inexistencia de puntos de experiencia que hagan engrosar nuestro nivel, obliga a Rise Eterna a contar con otros sistemas de mejora. En este caso, una rama de habilidades y el equipamiento de gemas son los encargados de subir los atributos de los personajes. Por un lado, la primera se caracteriza por tener dos bifurcaciones, una general aplicable a todas nuestras unidades y otra específica de cada una de ellas, definiendo así su estilo de pelea. Y por otro lado, las gemas no son más que un objeto que aumenta las distintas estadísticas, como los puntos de vitalidad, el ataque o la defensa.
Mientras que las habilidades se rigen por una serie de puntos ganados en los combates, uno por cada victoria, las particulares piedras preciosas se recogen en el campo de juego. También allí están a nuestra disposición distintas clases de víveres que nos permitirán crear pociones, tanto de recuperación de vitalidad como de ataque, o llaves que nos permitirán recolectar más objetos en los escenarios. En este sentido, después de cada batalla, nos tocará planificar cómo perfeccionar nuestra estrategia a partir de reforzar nuestras unidades y fabricar consumibles de apoyo.
Una guerra sin contemplaciones
Tras todo este planteamiento, el ambiente tan hostil en el que nos toca desenvolvernos hace que dejemos los sentimientos atrás y que ni siquiera los remordimientos tengan cabida en el enfoque de nuestras acciones incluso al masacrar pueblos enteros. Avanzar cueste lo que cueste es lo que caracteriza a este Rise Eterna, un cometido egoísta, pero capaz de guiarnos hacia la luz del final del túnel.
No obstante, cuando formamos parte de una guerra, cabe la posibilidad de que solo cumplamos el papel de meras marionetas, provocando que los designios que nos deparan sean desconocidos para nosotros, pero determinados por las altas esferas. Esto se hace más acusado cuando las consecuencias del conflicto bélico se extienden mucho más allá en el tiempo tras su fin. Sobrevivir se convierte en una batalla diaria contra las propias necesidades y la animadversión en relación a los demás. Por este motivo, solo podemos esperar rodearnos de una buena tropa en la que poder confiar y nos ayude a encontrar nuestro lugar en el mundo.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Forever Entertainment.