Sokobos

La idolatría es un factor que está muy presente en nuestras vidas. En mayor o menor medida, todos tenemos una persona a quien admiramos, independientemente de que sea alguien que conocemos personalmente o no. Todo en su justa medida es signo de equilibrio, algo positivo que, incluso, nos incita a superarnos, pero caer en los extremos nos acerca a adorar falsos ídolos, individuos que, de forma equivocada, gozan de más gloria de la merecida.

No son pocas las circunstancias que pueden llegar a llevarnos por un camino inesperado. A fin de cuentas, construir un templo, real o imaginario, conlleva una inversión considerable de tiempo, hecho que puede separarnos ya no solo de nuestros ideales, sino también de nuestros seres queridos. Esto es lo que pasa en Sokobos, el título de Daisy Games que, a modo de intrincados puzles, nos ofrece encargarnos de la creación de un lugar sagrado en honor a Zeus.

No es oro todo lo que reluce

A partir del nombre del dios griego por excelencia, ya se intuye sobre qué mitología pone el foco Sokobos. En este caso, los personajes que aparecen son Aeschylus –o Esquilo en nuestro idioma– y Berenice, que están vinculados, precisamente, a la tragedia y la mitología griegas. La premisa de este juego es simple y llanamente la de construir un templo al honorable Zeus, un propósito transmitido por los mismísimos dioses y para el cual han elegido a Aeschylus.

A pesar de lo duro de la tarea, para conseguir completar esta hazaña, a nuestro protagonista se le es conferida una fuerza sobrehumana, capaz de mover todo tipo de estatuas, columnas y ornamentos. Orgulloso de ello, acude raudo a comunicar la buena nueva a su esposa, la cual no tiene más remedio que dejar partir a su amado a causa de la voluntad de los dioses. Una voluntad que muy probablemente sea egoísta, narcisista y exigente.

Sin embargo, a medida que avanzamos en esta suerte de aventura, a Aeschylus le van surgiendo dudas, pensamientos sobre lo mucho que echa de menos a su esposa y su hijo. Lejos de preferir abandonar, hace de tripas corazón y sigue levantando el santuario, con la esperanza de que esto le traerá un futuro más brillante y sin importar que su cabeza cada vez esté más lejos de esa vana construcción. Ahora bien, aunque nuestro protagonista haya decidido permanecer fiel a sus principios, puede que los dioses que todo lo ven hayan interpretado esa debilidad de pensamiento como una ofensa a su soberanía.

Entornos de lo más cuadriculados

De entre toda la diversidad existente en cuanto a tipos de puzles, Daisy Games, o lo que es lo mismo, su único desarrollador, Martin Firbacher, ha elegido el sokoban. De esta manera, en Sokobos nos dedicamos a empujar todo tipo de objetos y materiales con el fin de arrastrarlos hacia su posición definitiva. Una vez completado el nivel, habremos elaborado estatuas y elementos decorativos varios para adornar un espacio del agrado de los dioses.

Así como no se puede empezar la casa por el tejado, tampoco podemos levantar un templo sin su debido jardín. Por fácil que pueda parecer organizar este ambiente natural exterior, lo cierto es que, poco a poco y de manera gradual, los niveles irán poniendo las cosas más y más difíciles, hasta el punto de plantearnos seriamente si gastar la baza que nos ofrecen de saltarnos el presente nivel.

Siguiendo en esta línea, el aumento de dificultad queda demostrado a través del incremento de obstáculos observado con el paso del tiempo. A pesar de que no cambie el objetivo del juego, sí se añadirán piezas que debemos pintar antes de colocar en el sitio, vasijas y bancos de mayor tamaño que interferirán en nuestro camino y losas que hacen girar las piezas, entre otros.

Más vale maña que fuerza

El periplo de un héroe nunca ha sido fácil, pero si además metemos a los dioses dentro de la ecuación, el resultado puede ser trágico. Superar el reto de Sokobos depende de nuestra valentía y perseverancia, pero de lo que no cabe duda es de que a medida que avancemos en las salas, la especificidad de cada una se ve reflejada en el aumento de piezas y en los requisitos a cumplir antes de dejarlas en su sitio.

Por todo esto, no es de extrañar que a medida que avancen los puzles, Aeschylus se dé cuenta de que la fuerza no lo es todo. El ingenio también es fundamental si quiere escapar de los designios de los dioses y volver a casa sano y salvo. En esencia, y como bien dice este protagonista, la clave del éxito de consiste en la «sabiduría de la planificación».

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PressEngine.

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