Las valkirias han pasado a nuestro imaginario a través de medios audiovisuales como el cine y los videojuegos, y se han convertido en uno de los personajes mitológicos más populares de nuestros tiempos. Mujeres cabalgando por los cielos en caballos alados, vestidas con armadura y casco… Pero ¿fueron como las imaginamos? La palabra valkiria significa “la que escoge a los muertos en batalla”. Las valkirias no dicen quién vive y quién muere, pues esto es cosa del destino tejido por otros entes mitológicos, las nornas. Pero sí eligen de entre los caídos quién irá al Valhalla, el más allá liderado por Odín.
En este sentido, juegos como Souldiers se amparan en esta imagen no tan popular en pos de ofrecernos una aventura ambientada en un vasto mundo entre la vida y la muerte. Un mundo interconectado con un arte de píxeles llamativo donde tendremos que abrirnos camino batallando contra diferentes enemigos, en este caso, eligiendo entre tres clases distintas como Mago, Guerrero y Arquero, resolviendo varios rompecabezas que forman parte del entorno y mejorando a nuestro personaje hasta las últimas consecuencias.
La muerte es habitual… pero no el final
La influencia que Dark Souls ha ejercido en el desarrollo de videojuegos a nivel mundial desde su lanzamiento ha sido apuntado en múltiples ocasiones. Tanto es así, que siempre que sale un juego con dificultad alta se lo suele comparar con Dark Souls. Su propuesta embebida de oscuridad, magia y misterio lo ha convertido en uno de los juegos más importantes de la década, tanto a nivel de género como de representación.
En palabras de sus creadores, Souldiers combina la esencia de la saga Souls y lo mejor del género metroidvania, pero grosso modo, la obra que nos ocupa se destapa como una apuesta que recupera el aroma de los juegos bidimensionales, apostando más por lo segundo y no tanto por ese sombrío mundo nacido con la idea de no ser un juego de masas y que ha terminado convirtiéndose en un fenómeno mundial. Un mundo que impone por su dificultad, pues en cualquier momento se pueden volver las tornas a nuestro favor o en contra. Si bien, es un juego que te motiva a repetir y reintentar las cosas, dándote al final una sensación de recompensa y progreso enormemente gratificantes.
Sí, no tardaremos en darnos cuenta que Souldiers es una obra dura y exigente, una de esas en las que la muerte está a la orden del día y forma parte intrínseca del ADN de su universo. Todo Terragaya es muerte, desolación, tristeza, soledad y supervivencia, pero que los árboles no te impidan ver el bosque.
Dicho de otra manera, el título que protagoniza estas líneas es una variada odisea que cuenta con un desarrollo en dos dimensiones en el que el jugador tiene que recorrer un mundo interconectado en donde va progresando al detenerse con algún obstáculo, regresar a otro punto, conseguir una habilidad y luego usar esa habilidad para progresar a otras áreas del mapa.
En cierta manera, es algo muy similar a Doom, un videojuego en primera persona que tiene mapas en los cuales el jugador tiene que explorar un escenario con llaves que le permiten acceder a otras zonas antes de que un obstáculo lo enfrente y tenga que regresar múltiples veces para poder hacer progreso a la larga y escapar del “laberinto”.
El progreso en diferentes formas
El backtracking, técnica que consiste en obligar al jugador a visitar escenarios ya conocidos y que es popular en los metroidvania, puede ser un absoluto desastre en malas manos. Un buen metroidvania es el que hace que cada visita tenga sentido por sí misma. En la mayoría de juegos del género suele ser a partir de habilidades adquiridas (doble salto, correr por las paredes), y obras como la que protagoniza estas líneas también manifiestan una situación de conocimiento adquirido. Porque conforme comprendes el funcionamiento del combate para enfrentarte a toda clase de criaturas sin sufrir daño o visualizas conexiones entre zonas para llegar a lugares que parecían inalcanzables se van abriendo nuevas rutas, atajos o simplemente objetos extra.
No hace falta que el juego proporcione un indicativo explícito de esas nuevas situaciones en lugares conocidos; la confianza que el jugador gana en sus propias habilidades es la clave del avance.
Al final, Souldiers es de esos juegos que agradece un cierto reposo entre una partida y otra; dejando pasar un tiempo para que se nublen las conexiones entre espacios en la memoria es la mejor manera de volver a disfrutar de los niveles y sorprenderse de nuevo al darnos cuenta de que no sabíamos tanto sobre ellos como pensábamos. Logra que todo funcione como un mecanismo preciso y que todo tenga una coherencia espacial y argumental.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Jesús Fabre.