Soñar sigue siendo gratis. Al menos por el momento. Basta con echarse a dormir y esperar a que unas imágenes muy vivarachas copen nuestro subconsciente. Por supuesto, también se puede soñar despierto e imaginar con infinidad de nuestros deseos hechos realidad. Sin embargo, es a todas luces imposible controlar la experiencia onírica; tanto, que con frecuencia se acumulan en un polo negativo que nos asusta.
Aunque en la gran mayoría de ocasiones el recuerdo de unos sueños inquietos apenas duran unos pocos minutos, la sensación de malestar con la que volvemos a la realidad puede perdurar, quizá, horas. Creemos que algo nos acecha, nos sentimos expuestos. En definitiva, las pesadillas no son algo con lo que se deba jugar.
Por suerte, Clarity Games no lo cree así, puesto que nos ofrece un Sweet Dreams Alex en el que tomamos el rol de ángel de la guarda para mantener a rayas a esas terribles enemigas del sueño plácido.
“Pequeños” temores infantiles
Tendemos a pensar que solo los adultos tienen preocupaciones. No son pocas las ocasiones en las que otra persona, en especial si es más joven, nos cuenta algunas de sus inquietudes y nosotros, como receptores de una información que no nos toca personalmente, le quitamos hierro al asunto, estando convencidísimos de que nuestros problemas son más grandes. Pero esta no es, ni mucho menos, la realidad. Y para muestra, un botón.
En el caso de Sweet Dreams Alex nos topamos con Alex, una niña que acaba de mudarse a una nueva casa y, como toda persona que se precie, necesita adaptarse a un cambio tan radical. Sus preocupaciones, que poco a poco aumentarán en número y complejidad, se reflejan en forma de pensamientos que alimentan un runrún interno capaz de alimentar a las peores pesadillas.
Afortunadamente, la pequeña no se separa de su oso de peluche, que también será nuestra guía en el juego en eso de convertirnos en Arquitecto de los Sueños. Porque el título que nos ocupa es un juego de puzles de construcción en el que prima nuestra creatividad por encima de todo. Tal y como indica nuestra cualificación profesional, moramos en el mundo onírico con el fin de que Alex tenga dulces sueños. Para ello, se nos encomienda una misión doble: alejar a las pesadillas y atraer a los buenos sueños.
De este modo, cada nivel está distribuido en una fase de construcción, que nos permite organizar los elementos a nuestra disposición sin ningún límite de tiempo, y una fase de sueños, consistente en reproducir el resultado de nuestra elaboración en función de un tiempo base. Estos elementos en forma de obstáculos para las pesadillas van variando en función de los distintos mundos en los que se mueve Alex –como la propia casa o el nuevo barrio–, encontrando, entre otros, cajas, pasos de cebra o semáforos.
Aunque no tenga diversos grados de dificultad, Sweet Dreams Alex va subiendo de intensidad por cada escenario que pisamos a causa de una serie de aspectos que se van añadiendo y que desembocan la obligación de tener en cuenta más factores. Por ejemplo, existen unas pesadillas que se mueven al doble de velocidad que harán que nos devanemos los sesos buscando la solución. De la misma manera, puede haber más de un portal por el que aparecen las pesadillas, habiendo de bloquear el paso a más de una enemiga a la vez.
Una historia que representa cualquier infancia
Los nuevos mundos y sus niveles se van desbloqueando a medida que los vamos completando, sin necesidad de superar el 100 % de cada uno para pasar al siguiente. Sin embargo, eso no quita que haya que armarse de paciencia para enfrentarse a los más de 250 puzles que nos brinda Sweet Dreams Alex. Mientras que algunos son muy directos, generalmente a la disposición de unos obstáculos contados, otros nos abrirán un sinfín de posibilidades a causa de la total libertad a la hora de construir gracias a la disponibilidad de elementos infinitos.
Así, a medida que los niveles se vuelven más difíciles, no nos queda más remedio que dejar a un lado el apilar obstáculos siguiendo el supuesto sentido común para abrazar la perspectiva de las pesadillas y el recorrido que pueden hacer hasta llegar a Alex. Aun con todo, es fácil aplicar el ensayo y error, siendo asequible hacer cambios y probar nuevas alternativas de una forma óptima.
Por si los entornos no confieren suficiente contexto, además, en algunos niveles hay partes del diario de Alex, una pieza que nos pone en antecedentes y hace las veces de figura narrativa. En él, somos testigos de cómo vive la pequeña los cambios del presente, al mismo tiempo que se acompaña de unos dibujos que muestran su prometedora vertiente artística. Estas vivencias y estados de ánimo son transmitidos por escrito a través de su familia, un hecho que concede cercanía, espontaneidad y calidez a Sweet Dreams Alex.
Por otro lado, el presente juego pretende acercarse más a la persona a los mandos permitiendo la personalización tanto del avatar como de su habitación, pudiendo cuidar de un personaje estéticamente afín a uno mismo. Finalmente, para conseguir potenciar ese efecto, Sweet Dreams Alex se vale de un píxel muy vistoso y de una música ambiental propia de la esfera onírica que, juntamente a una acertada localización por parte de Iago Álvarez y Ramón Méndez, logra crear una experiencia amena.
No existe la noche infinita
Usando las pesadillas como el temor invisible que no vemos pero nos persigue allá donde vamos, Sweet Dreams Alex refleja el estrés que sufrimos de forma recurrente. Muchas de las situaciones que nos rodean, así como cuán estresantes son, escapan a nuestro control, viéndonos obligados a confiar en nuestra sensibilidad y capacidad de resiliencia para reponernos en el menor tiempo posible de cualquier varapalo.
Y esto sucede independientemente de la edad, puesto que, aunque haga mucho que lo hemos olvidado, de peques también sufríamos las consecuencias de unas circunstancias que escapaban a nuestro alcance y provocaban unas emociones cargadas de malestar. Puede que la trascendencia fuera nimia a ojos de un adulto, mas en ese momento necesitábamos ponerles remedio con urgencia para reducir la inquietud.
Del igual modo, Sweet Dreams Alex, con su amplísima variedad de soluciones a un mismo escenario, nos enseña que no todo tiene una única solución y que la respuesta para superar exitosamente los contratiempos, muchas veces, reside en ser capaces de abordarlo sosegadamente y desde otro punto de vista.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por PressEngine.