Con la crisis de la figura del héroe corporal y la destitución del explorador avasallado con los misterios del universo, el espíritu de la aventura ha ido adquiriendo una serie de matices: no es ya la fascinación por un mundo salvaje, misterioso, al que debe respetarse, sino la cosificación del paisaje creado y habitado a través de la simulación.
En últimas, si el mundo no ofrece ya misterios por descubrir, ni hay quienes nos revelen objetos valiosos bajo la faz de la tierra, surge una buena explicación para entender por qué a tantos de pasadas generaciones, que se habían iniciado en el cine de “acción y aventura”, les empezó a atraer más ese otro cine que exploraba las íntimas y personales profundidades de la condición humana.
Por suerte, el tiempo roza con un bálsamo especial la memoria. Indiana Jones, producto cinematográfico estándar, hijo de la industria, intentó recuperar algo del sabor romántico de los exploradores que creían en los misterios de la naturaleza y en la condición sacra de los objetos; fue una reinvención del género de aventuras. Y aunque en su época buena parte de la crítica cinematográfica señaló sus condiciones de obscenidad, irrespeto a las culturas antiguas, y falta de inteligencia en los argumentos, hoy sabe a clásico.
Particularmente para nosotros, quienes vimos en él a un sujeto diferente. Porque en Indiana Jones la acción aventurera cinematográfica tanteaba uno de sus últimos intentos de calcar cierta visión romántica del mundo, creada en tiempos en que el asombro no era pose o recurso narrativo, sino puro goce por la aventura.
Tadeo Jones 3, en busca de la aventura y la parodia
En este sentido, Tadeo Jones forma parte de esta máxima siendo pura ficción, llegando allá por el año 2012 en forma de largometraje y gustando por su frescura e ingenio, y sobre todo porque la animación española saltaba de la periferia al estrellato. Y lo mismo puede decirse de los malos que le persiguen para hacerse con el oro de los incas. Como suele decirse en los créditos, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Pero igual que Tadeo es la parodia del ínclito Indiana Jones pasado por la vida de barrio madrileña, la obra que protagoniza estas líneas, Tadeo Jones 3: La tabla esmeralda, se encarga de adaptar la película homónima planteando precisamente eso, una búsqueda divertida y a contrarreloj, con buena parte del juego dedicado a escenarios y situaciones imposibles, y con los protagonistas dejando escombros a su paso, puzles de todo tipo y el humor característico de la franquicia. Además, su agilidad técnica y visual hace que el desarrollo no decaiga en ningún momento, imposible no prestar atención a lo que está sucediendo.
No es un portento técnico, pero ni falta que le hace. No se podrían destacar ni sus texturas, ni la cantidad de elementos en pantalla ni ningún efecto gráfico en particular, pero es capaz tanto de abrazar a un jugador veterano en un abrumador baño de nostalgia y diversión, como de ser la puerta de entrada para un novato a un mundo lleno de posibilidades.
Una divertida aventura de acción y plataformas.
A veces, es necesario e importante detenerse, echar una mirada hacia atrás y contemplar el camino recorrido para ver, de una parte, como han evolucionado los plataformas y el género de aventuras. Tanto es así que para hablar de Tadeo Jones: La Tabla Esmeralda, es necesario poner nuestras miras en franquicias que han abrazado la sensación de aventura y maximizado las ventajas de explorar.
Después de todo, la obra desarrollada por la gente de Gammera Nest y Mediaset Games basa su jugabilidad en correr, saltar, y esquivar peligros, normalmente a través de escenarios centrados en la exploración libre o en niveles de desarrollo lateral, aunque hay excepciones.
Jugablemente, la obra que nos ocupa es lo más parecido a un viaje en el tiempo. Un viaje en el que tenemos que explorar cada rincón de los numerosos niveles que componen la aventura para encontrar todas las reliquias y pinceles perdidos. Eso y enfrentarnos a los distintos desafíos que se interpondrán en nuestro camino. Bajo esta premisa, no es tan fácil como parece coger algo que era divertido hace 20 años y adaptarlo a los tiempos que corren, pero al final, el juego de marras resulta divertido, bonito y accesible.
En resumen, Tadeo Jones: La Tabla Esmeralda, es una aventura videolúdica para todos los públicos, con mucho humor y las dosis justas de desafío para pasar unas cuantas tardes a los mandos. Una aventura en la que lo irreal, lo imaginario queda relegado al fondo, a esa parte no humana. Sólo se destruyen cosas, no hay muertes, las personas viven y otras que murieron tiempo ha, regresan. En sus mensajes todo son aciertos.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por CRONOS | PR & Marketing.