La vida en el pueblo y la vida en la gran ciudad parecen vivir eternamente enfrentadas. No hay quien se ponga de acuerdo sobre dónde se vive mejor. Por un lado, en el pueblo hay más tranquilidad, aire limpio, cercanía con la gente… Y sin embargo, en la ciudad suele haber mejores servicios y más trabajo. Al final, parece una cuestión de gustos, pero cuando alguien abre el debate de rigor, se convierte en una cuestión trascendental.
Una cuestión sin respuesta fija, pero lo que es indiscutible, es que la vida en el pueblo ofrece una envidiables serie de ventajas. Y por eso, juegos como The Dead Tree of Ranchiuna nos proponen, sobre el papel, vivir una vida más tranquila, sosegada y libre de muchas de las tensiones tan características del panorama urbano. Si bien, no es oro todo lo que reluce, dado que se trata de una experiencia absorbente que también explora cuán injusta puede ser una sociedad que pierde o es despojada de todas sus características humanas.
Para ello, el juego de marras combina la cruel realidad de un hombre y el misterio que rodea a su abandonado pueblo natal. Dicho de otra manera, vemos todos los eventos a través de los ojos de un graduado universitario en su regreso al pueblo donde nació y que se convierte en el punto de partida de un viaje de autodescubrimiento. Porque nada más llegar, nos encontramos con que el lugar está completamente desierto, y desde ese mismo momento comenzamos a experimentar visiones de un incidente del pasado.
La inmersión en primera persona
Para la inmersión del jugador, es necesario que los juegos pongan de manifiesto un mundo ficcional verosímil y con coherencia interna, sin elementos que nos saquen de la realidad del juego. Lo más inmersivo es no mostrar ningún indicador de acción en pantalla, ni ningún tipo de indicador dirección, de forma que nos veamos obligados a explorar, aumentando así nuestro vínculo con el mundo que se nos presenta.
Como Walking Simulator, The Dead Tree of Ranchiuna cumple parte de estos requisitos, al no presentar ninguno de estos indicadores. Esto se explica porque es necesario explorar los escenarios y buscar la salida sin ningún tipo de ayuda, salvo las indicaciones transmitidas en el diálogo y los eventos pre-escritos, despertando en consecuencia nuestro interés en la propia historia y la necesidad de seguir hacia adelante.
Otra característica fundamental que deben tener los juegos para conseguir un mundo verosímil y coherente es una ambientación cuidada y detallada. En este aspecto, el título desarrollado por Tonguç Bodur cumple de sobra, recreando esmeradamente el mundo ficcional en el que transcurre la trama, lo cual favorece enormemente a la inmersión. Eso sí, es importante destacar que a veces la falta de presupuesto se nota, y está claro que se ha tenido que recortar de aquí y de ahí. Aun así, el resultado es más que notable.
El camino de los walking simulator
Desde tiempos inmemoriales, los Walking Simulator han apostado deliberadamente por una narrativa enfocada en contar una sucesión de eventos previamente diseñados, y concernientes a una única historia, lo que implica una sola posibilidad de lectura correcta.
En un ejercicio de gran belleza ludonarrativa, The Dead Tree of Ranchiuna mantiene en un perfecto equilibrio todos estos métodos, que se concitan los unos con los otros en la historia de la parte protagónica. Así, además de conocer la trágica verdad sobre el destino de varios personajes, los hechos se narran/juegan desde esa perspectiva fantástica y real, tocando al jugador discernir la dura verdad de la mentira dulcificada.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por EastAsiaSoft Limited.